Algo pasa en la Fundación Renovables porque no hay manera de que les duren los directores mucho tiempo en el puesto. Hace poco más de un año que Laura Martín Murillo asumía el cargo de directora de la Fundación Renovables, un nombramiento que, entonces, se anunciaba como la apertura de una nueva etapa en la organización buscando su refuerzo ante los importantes retos a los que se enfrenta el sector energético. Pero ha decidido dejar su puesto y poner sus ojos en nuevos horizontes.
Con ella, se suma uno más al trasiego de directores de la Fundación de los últimos años, un trasiego que ha sido constante. Primero en octubre de 2014, tomó las riendas Sara Pizzinato, consultora en energía y cambio climático con amplia experiencia en el sector, que provenía de Greenpeace, organización a la que volvió. Pero en diciembre de 2015, dejaba el cargo y se ponía al frente Esther Almendros, abogada con amplia experiencia en el ámbito internacional y en temas de eficiencia energética.** **
Tampoco duró mucho. Al cabo de los meses, dejó el puesto y en su lugar se nombró a Carlos Bravo, otro veterano de Greenpeace, que tampoco aguantó mucho al frente de la Fundación, y que continuó con sus labores al frente de Alianza Mar Blava, una plataforma intersectorial nacida en las Islas Baleares, cuya misión es la protección del Mediterráneo frente a las prospecciones de hidrocarburos.
Ahora le ha tocado el turno a Martín Murillo, que previamente fue directora de Sustainlabour durante 13 años (2003-2016), fundación que trabajó con organizaciones sindicales de todo el mundo en la agenda de la sostenibilidad y el medio ambiente.
¿Quién será el/la siguiente?
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