La segunda subasta de interrumpibilidad se va a celebrar entre el 21 y el 25 de mayo. Con ella se abarcará el periodo temporal del 1 de junio al 31 de diciembre del ejercicio 2018, ya que para los primeros cinco meses del año hubo una subasta previa en diciembre. Este fraccionamiento no ha gustado a la industria electrointensiva y lo ha manifestado en numerosas ocasiones.
Para las empresas si un año es poco tiempo para poder generar cierta predictibilidad y llevar a cabo inversiones en las plantas productoras, cinco meses primero y siete después es aún peor, pero su descontento no es solo por esta razón.
El Gobierno aprobó en noviembre de 2017 la orden ministerial que permitía a REE activar la interrumpibilidad por criterios económicos cuando el recurso a este mecanismo supusiera un menor coste que dar entrada en el pool. Y a diferencia de otros años, que apenas se hacía uso de este servicio, REE lo ha aplicado y mucho. El operador del sistema, a fecha 24 de marzo, ya había solicitado unas 34-35 paradas en total, con un total de potencia interrumpida de 16.749 MW, lo que supone que a cada fábrica le ha tocado parar entre 6 y 7 horas en solo los tres primeros meses del año.
Y la puntilla ha sido la modificación de las condiciones de la subasta, por la "se procede a eliminar el producto de 90 MW y a crear un nuevo producto de 40 MW, para el que se mantiene el mismo nivel de exigencia en el cumplimiento de los requisitos de prestación del servicio”. El objetivo, según la Orden, era “aumentar la competencia en el procedimiento de subastas que permite asignar el servicio, aspecto que ha sido sugerido por la CNMC en diferentes informes emitidos desde la puesta en marcha de este mecanismo competitivo”.
"En realidad, lo que ha hecho el Gobierno es una trampa para dar apariencia de que iba a aumentar la competencia, pero lo que ofrece es una tarta a un mismo número de comensales pero dividida en trozos más pequeños, una tomadura de pelo en toda regla", señalan fuentes de la industria electrointensiva, "las empresas que antes no podían participar en los bloques de 90 MW, ahora tampoco podrán hacerlo por los de 40 MW, porque el Gobierno mantiene el 91% de disponibilidad de las horas y eso impide que entren nuevos participantes, ya que prácticamente ninguna otra compañía podrá cumplir esa exigencia". De hecho, aseguran que "lo que va a conseguir es que las empresas sean las mismas que antes, porque las pequeñas no tienen mayor disponibilidad horaria, como mucho podría haber una o dos nuevas empresas y aún en ese caso, sería una sorpresa".
El globo se ha inflado tanto que tres siderúrgicas, el Grupo Gallardo Balboa (Extremadura), Sidenor (País Vasco) y Siderúrgica Sevillana (Andalucía) anunciaron en abril que iban a recurrirán ante del Tribunal Supremo esta orden ministerial, por considerar que se trata de un mecanismo "no competitivo", que "se ha ajustado sólo en beneficio de unos pocos" y que esta nueva regulación "daña seriamente" los intereses de las siderúrgicas. "Fabricando los mismos productos, no pueden competir con industrias del mismo sector que estarán incentivadas por este servicio de interrumpibilidad", denunciaban.
Sin embargo, según nos han confirmado fuentes de estas compañías, dentro del globo solo había aire. De hecho, solo Sidenor ha presentado finalmente este recurso. En el caso de Gallador Balboa, "aún no se ha presentado el recurso porque la asesoría jurídica esperará a la subasta, ya que el plazo de presentación del recurso es hasta el 7 de junio", y fuentes de Siderúrgica Sevillana señalan que "el daño real ya se hizo con la reforma de 2013, por lo que el recurso, si se presenta y se gana, lo único que conseguiría es que se aplicaran las condiciones anteriores, es decir, bloques de 90 MW y 5 MW que tampoco es lo que se quiere".
No son las únicas a las que les afectan estos cambios, pero empresas de la talla de Alcoa, Asturiana de Zinc o ArcelorMittal, que tradicionalmente pelean por los bloques de 90 MW, han confirmado a este diario que "participaremos como siempre" pero sin hacer ninguna valoración al respecto.
En definitiva, que excepto Sidenor que se ha atrevido a plantar cara al nuevo sistema, el resto de compañías se han aplicado el refrán de que 'esto son lentejas'.
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