Las ventas de turismos propulsados con gasolina diésel sigue su largo via crucis no solo en el mercado español sino prácticamente en todo el mundo. La preocupación por la alta contaminación de las principales ciudades del planeta, el fuerte desarrollo de los vehículos eléctricos e híbridos, los combustibles menos contaminantes como el gas natural, etc están llevando a los consumidores a cambiar de gustos y de preferencias.
La ventaja fiscal del diésel frente a la gasolina de 95 ó 98 octanos ya no es suficiente para que un consumidor decida dejar de lado al diésel, principal causante de los constantes capítulos de alta contaminación en las ciudades.
En los últimos meses, las ventas de diésel están cayendo respecto a otros combustibles. El diésel ya no está de moda. La gente prefiere hasta los de gasolina, aunque pague más por el carburante.
La cuota del diésel en España ha perdido este mes de marzo el 50%. Habría que retroceder muchos años para ver cuando era al revés. Se coloca en el 49,9%, frente a un 46% de la gasolina y un 4% de eléctricos/híbridos.
En febrero el diésel estaba en 51,9% y en enero en 52,7%. Si retrocedemos hasta enero de 2016, el dato de cuota de ventas del diésel era para asustarse, del 61%, es decir, 12 puntos porcentuales más que 15 meses después.
Es cierto que existe un ataque contra el diésel. Lo han vestido del malo de la película. Anuncios como los del Ayuntamiento de Madrid de que en los próximos años los coches más antiguos y contaminantes ya no podrán entrar al centro de la ciudad, hace que un consumidor se piense dos veces si comprarse un coche a diésel o con gasolina.
Los eléctricos e híbridos, por muy de moda que estén, andan muy lejos todavía, con un 4% de las ventas totales en España.
En definitiva, la caída es lenta pero constante. El diésel ya no 'mola'. ¿Será capaz de remontar el vuelo o su camino es irremediable hacia abajo?
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