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Acuerdo de formar una comisión.

Crear una comisión del carbón es un acuerdo de la “Gran Coalición” (CDU y SPD). Fue un modo de evitar poner fecha a la salida del carbón (Kohleausstieg). Las elecciones fueron en setiembre de 2017. Se intentó formar un gobierno entre CDU, Verdes y Liberales: una inédita “coalición jamaicana” (por los colores de los tres partidos) a nivel federal. Los Verdes reclamaban, por un lado, el cierre de inmediato de 20 centrales de carbón para lograr los objetivos de cambio climático de 2020: reducir un 40% las emisiones de CO2; y, por otro lado, la salida del carbón en 2030. Ni siquiera se aceptaba el término de “salida del carbón”. ¿Cómo evitar nombrar el “Kohleausstieg” y, a la vez, acelerar el fin del carbón?

La participación de las grandes energéticas en renovables es residual; con el cierre nuclear en 2021 se quedaron con redes de distribución y carbón. Más incomprensible es que esto suceda también en la industria del automóvil: desactivaron 11 millones de dispositivos de medición de emisiones con la arrogancia de poder estafar a sus clientes, el público, el planeta, con la increíble estupidez e irresponsabilidad de que no se descubriría. Otto Scharmer lo describe como la “ausenciación”. ¡Tan difícil es cerrar el carbón! Francia y Suecia lo cierran en 2022; Austria, Islandia, Reino Unido, Italia en 2025; Finlandia y Holanda en 2029, Dinamarca y Portugal en 2030. ¡Alemania, campeona de la Energiewende, en 2038!

El líder de Los Verdes, Cem Özdemir, optó por priorizar otras cuestiones: ampliar la agroecología, una medicina integrativa y holística, una pedagogía que incorpora dimensiones “espirituales” (no deja al mundo de la ciencia la última palabra); no tiene sentido insistir en reparar el motor de combustión interna de la economía alemana antes de 2030. Wolfgang Kubicki, de los liberales, cuestionaba el cierre inmediato de 20 centrales; no cuestionó, en cambio, los objetivos de 2030 y 2050 pero sí de 2020. “Que el cierre sea en 2030 o 2032 no es crucial” añadía Simoner Peter, también de Los Verdes: “somos pragmáticos”. La disputa quedó en el cierre de 10 centrales de carbón antes de 2020 en lugar de 20.

Los liberales nunca parecieron tomarse en serio las negociaciones. Hubiera significado, por así decir, un cambio de coordenadas. David Brook en New York Times señala cómo se desplaza el eje horizontal, de la política tradicional, por un eje vertical de abiertos versus cerrado. Alemania le sucede como a Estados Unidos, una línea divide el país hace un siglo: ese sur ultra conservador. ¿Cómo un tipo que desprecia las mujeres, la naturaleza, minorías o los principios democráticos le vota la gente? Creen que el sistema falla y ante la falta de “lo nuevo”, votan regresar a “un pasado” en que las cosas sí funcionaban. Una coalición Jamaicana hubiera representado, en términos políticos, esa “apertura al futuro”. Las elecciones en Baviera muestran pérdidas históricas en los partidos tradicionales (SPD y CDU) y emergencia de Los Verdes en ese sur conservador.

Nace la comisión del carbón.

La arquitectura de la Kohlen-Kommission de la Gran Coalición inició sus trabajos en marzo de 2018. Debía ponerse a trabajar antes de verano para lograr llevar a la cumbre del clima el cierre del carbón. La diferencia de la “coalición Jamaicana” con la “gran coalición” es que descarta lograr los objetivos en cambio climático y energías renovables para 2020. Se crea el 6 de julio de 2018 con el mandato de un informe sobre: “crecimiento, cambios estructural y empleo” que incluya: (i) nuevos empleos en las zonas afectadas, (ii) desarrollo económico, cohesión social, protección del clima y energía sostenible, (iii) cambios estructurales, inversiones necesarias y gestión de diversos fondos, (iv) medidas lograr los objetivos de 2030 en reducción de emisiones y un 62% de generación eléctrica con renovables y (v) plan gradual de cierre del carbón.

La comisión estaba compuesta por 4 presidentes y 28 miembros:

Matthias Platzeck, fue primer ministro de Brandemburgo y presidente SPD hasta 2013. Considera una salida del carbón de harakiri; defiende el lignito, sigue una confusa política energética. Greenpeace lo acusaba de boquear la transición energética. Intentó vender el carbono como energía limpia con CCS.

Ronald Pofalla, de la CDU, miembro de infraestructuras de DB, en 2009 jefe de la cancillería federal, en 2013 dimitió tras el escándalo de escuchas por la NSA;

Prof. Dr. Barbara Praetorius; HTW (Politécnica de Tecnología y Técnica) y de Agora Energiewende. Ha trabajado en diálogo entre la industria y la transición energética, principios para un consenso de la descarbonización, nuevos modelo de precios de la energía, entre otros.

Stanislaw Tillich, otro ex presidente, ahora de la CDU; en este caso de Sajonia.

Los miembros:

Prof. Dr. h.c. Jutta Allmendinger (murió el 21 de agosto 2018)

Antje Grothus, ecologistas, miembro de Alianza del Clima de Alemania.

Gerda Hasselfeldt, CSU, presidenta de la cruz Roja alemana.

Christine Herntier, fue directora de Spremberger, anteriormente alcalde de Sree-Niesse.

Martin Kaiser, CEO de Greenpeace.

Steffen Kampeter, Director General Confederación de Asociaciones de Empleadores de Alemania (BDA), antes diputado de la CDU.

Stefan Kapferer, Director General de BDEW, miembro del FPD, participó en las negociaciones de Jamaica, representa a 1.800 empresas municipales de energía que incluye operadores como RWE. Criticaba las dificultades de NRW y Brandemburgo a la expansión eólica. Participo en un simposium con Simone Peter, de BEE, ¿quién está desacelerando la transición energética?

Prof. Dieter Kempf, presidente de la Federación de Industrias Alemanas (BDI). Impulsó estudios Klimapfade für Deutschland que calcula que el cambio climático costaría 2,3 billones de euros, realizado por Boston CG y Prognos. Reclamaba liberar a las empresas que consumen mucha energía de cargas adicionales de la transición energética.

Stefan Körzell, del sindicato DGB. Fue del SPD. Defiende los efectos positivos sobre el empleo de la transición energética.

Michael Kreuzberg, fue alcalde de Brühl por la CDU.

Dr. Felix Matthes, de Oeko-Institut, reconoce que otros países tienen salida más rápida, pero una eliminación gradual. Ha analizados la descentralización regional, para WWF un escenario de 2035 para el fin del carbón, para Agora una perspectiva de la economía del carbón alemana.

Claudia Nemat, Junta Telekom.

Prof. Dr. Kai Niebert, Preside DNR, profesor de la Universidad de Zurick dirige Laboratorio del ANTROPOCENO. Trabaja sobre procesos sociales de aprendizaje que permite la innovación.

Prof. Dr. Annekatrin Niebuhr, experta en ocupación en Universidad de Kiel.

Reiner Priggen, Asociación de Energía Renovables NRW, político verde.

Katherina Reiche, Director General VKU asociaciones de empresas municipales de energía. Fue de la CDU.

Gunda Röstel, Directora General Stadtentwässeung Dresden y supervisora de EnBW, un ejemplo de restructuración del negocio energético; fue portavoz de Los Verdes hasta el 2000.

Andreas Scheidt, junta sindicato VERDI. Del SPD. Consejo supervisor E.ON. Defiende una salida al carbón socialmente aceptable: reducir 50% en 2030 propone “consenso” para 2040.

Prof. Dr. Hans Joachim Schellnhuber, Director Institut Postdam para el cambio climático y consejo WBGU.

Christiane Schönefeld (murió 22 de agosto 2018)

Dr. Eric Schweitzer, Presidente DIHT, cámara de comercios. Hasta 2012 del FPD.

Michael Vassiliadis, preside el sindicato IG-BCE, del SPD, comité de comité ético para un suministro energético seguro, Presidente de la Fundación nueva Responsabilidad, defensor de retrasar la salida del lignito. Opuesto a Rainer Baaker fundador de Agora y secretario de estado de energía con Sigmar Gabriel. En 2015, con el jefe de RWE, se manifestaba contra el impuesto al lignito para lo que llenó 300 autocares bajo el lema “no apague, amigo, nuestra luz”.

Prof. Dr. Ralf B. Wehrspohn, Director Fraunhofer Institut.

Prof. Dr. Hubert Weiger, Presidente de BUND, amigos de la tierra Alemania.

Hannelore Wodtke, iniciativa Green Future Welzow del ayuntamiento Welzow de la CDU.

En noviembre se daba, dicha comisión, por muerta. No había modo de poner de acuerdos posiciones divergentes. “Dieser Konsens ist Nonsens” (Este con-senso es no-senso) titulaba TAZ el pasado 11 de noviembre. Algunos días después la comisión anunciaba la existencia de un “informe provisional” tras dos días de reuniones. La intención era completarlo el 28 de noviembre. Ha tardado 2 meses más.

¿Qué dice el informe de la comisión del carbón?

Tenemos un cierre gradual de centrales de carbón. En el transcurso de 2018 han cerrado 5 centrales de carbón con una capacidad de 0,9 GW. Ascenderá a una reducción de 3,2 GW entre 2017 y 2020. La hulla pasa de 22,7 GW en 2017, a 20,5 GW en 2020 y 19,3 GW para 2022; lignito entre 2023 y 2030 el objetivo es reducir un 62% de emisiones CO2, para ello se reducen 9 GW de lignito y 8 GW de hulla. Con una reevaluación en 2023, 2026 y 2029. Se propone a lograr un 65% de la electricidad renovable en 2030 (del actual 36% en 2017); por tanto, supone lograr que 112 GW de 216 GW conectados a la red sean con tecnologías renovables.

El diablo se esconde en los detalles. No sólo se plantea un cierre de carbón, también la expansión de las renovables y una reforma estructural de la economía alemana. ¿Cómo el gobierno abordará el cierre gradual de las minas de carbón y acelerará la expansión, más rápida, de las energías renovables? Desde 2007 las energías renovables se han triplicado, con precios descendentes en el mercado diario. Alemania tiene la tercera electricidad (mercado mayorista diario) más baja de toda Europa. España tiene la quinta más cara de Europa (según el informe). Alemania el precio, que se disparó entre 2009-2013; con coalición liberal-conservador, se ha estabilizado desde 2013 con 29 céntimos el kWh. Ahora, con precios muy reducidos, se trata de doblar la potencia instalada en una década.

Para contextualizar el informe nos debemos desprender de cierto espejismo. Alemania ha sido el campeón de la transición energética. Lo logró gracias al impulso dado en el 2000 por la ley de energías renovables (EEG, siglas en alemán). Las reformas de los últimos años, dejando que el “precio” se fijara en una “subasta competitiva” han supuesto un freno para la fotovoltaica (como se ve en el gráfico inferior). En 2018 la eólica cae a la mitad y la mayoría de eólica instalada no se ha hecho bajo el paraguas de las “subastas competitivas” sino por adjudicaciones bajo el antiguo régimen retributivo. Es un perjuicio ideológico llamar “subsidios” si el “precio” lo fija el gobierno, creando un marco previsible, con libre competencia, lo que crea una feroz competencia entre fabricantes, en cambio, no un precio y no subsidio si lo fija una “subasta” que limita la entrada y encarece el coste de inversión. A la renovable se le augura un peor 2019.

“Con la transición energética Alemania ya se ha propuesto, con éxito, dar forma a la transformación del sector energético. La expansión de las energías renovables está muy avanzada. Establecer el curso correcto crea un espacio para la innovación y las industrias preparadas para el futuro. La protección del clima ofrece la oportunidad de moldear el cambio con éxito y, al mismo tiempo, es un motor para nuevas áreas de negocios y para el desarrollo de las industrias existentes.

Los esfuerzos exitosos de protección del clima implican una modernización extensa de todos los sectores de la economía alemana y pueden abrir nuevas oportunidades para las compañías alemanas en mercados de crecimiento potencial, especialmente, para tecnologías amigables con el clima. Al mismo tiempo, el inminente proceso de transformación en Alemania se enfrenta a desafíos de implementación considerables que implica el camino de un cambio estructural, políticamente impulsado, del sistema energético. Estos cambios, que resultan de decisiones de políticas climáticas a nivel nacional, europeo e internacional, así como rápidos cambios tecnológicos, afectan a tecnologías de todo tipo, además, se ven afectados por las estructuras económicas, corporativas y de empleo, así como el desarrollo” –señala el informe con más de 1.000 recomendaciones.

Ahora el gobierno no tiene excusa para no actuar, dice Claudia Kemfert del DIW (Instituto Económico Alemán). Llama la atención a las propuestas de fondos adicionales para expandir las energías renovables. No sólo en generación eléctrica, la movilidad eléctrica es otra parte de la transición energética. Permita eliminar combustibles líquidos y, a su vez, aportar millones de baterías para su conexión a redes descentralizadas alimentadas con una generación distribuida. El clave para el éxito de la transición energética, tener un enfoque holista.

¿Un consenso entre el futuro y el pasado?

Nadie exigió un consenso cuando las energías renovables eran frenadas, ni se pidió que fuera socialmente aceptable la destrucción de empleo en el sector renovable, etc. Ninguna revolución se ha realizado con la autorización de aquellos a lo que se dirige la revolución. Lo que se sabe poco es que la ley no fue el resultado del consenso, ni de la iniciativa del gobierno de SPD y Verdes, fue impulso ante la pasividad u hostilidad del gobierno por diputados transversales en el parlamento. Fue todo lo opuesto a una planificación, ni estrategia, simplemente se abrió con una norma un nuevo mercado energético paralelo al convencional.

Veamos dos votos discrepantes. Por una lado Dr. Felix Matthes, Prof. Dr. Barbara Praetorius, Gunda Röstel, Prof. Dr. Kai Niebert, Reiner Priggen y Prof. Dr. Hans Joachim Schellnhuber señalan: “Consideramos el compromiso, a pesar de las deficiencias de la ambición política del clima, con respecto a intereses diferentes con respecto el clima de regiones, trabajadores, consumidores de energía y productores de energía para ser aceptable han de estar relacionados con diferentes objetivos y estrategias, tanto en materia de energía, instrumentos ambientales, regionales, económicos y financieros… En particular, los instrumentos y las estrategias políticas, y también adaptarse a las circunstancias específicas en una reacción a la trayectoria de abandono consensuado del carbón en Alemania, especialmente en el contexto una verificación propuesta en 2023, 2026, 2029 y 2032. En nuestra opinión debe puede ser necesario ajustes adiciones  en el ámbito de las políticas climáticas más allá del desmantelamiento de las centrales…”.

Se trata de un enfoque demasiado centrado en los precios, el empleo, los costes de la transición. El fin del carbón necesita ambición, el cierre de 30 GW a partir de 2023 hasta 2038 es demasiado lento: no se centra en las oportunidades. ¿Por qué? El Ministro de Energía, Peter Altmaier (CDU), decía: “el gobierno hará todo los posible para proteger a los consumidores de la subida de los precios de la electricidad al cambiar el carbón por energías renovables”. La demanda energética industrial de 249 TWh, no pagan recargo de la “tasa EEG” 69 TWh: vidrio, cemento, acero, química, papel y cal. Pondrá mil millones de euros en compensación por desplazar centrales de carbón por energías renovables. Peter Altmaier quiere incluir pequeñas empresas. También gobiernos de 4 regiones reclaman miles millones para sus cuencas mineras afectadas por la transición energética. ¿Cómo afecta a transición energética a la competencia internacional? En 2016 el MWh industrial en Alemania era de 119 euros, en Japón de 138 euros y Estados Unidos de 57 euros; pues bien, Estados Unidos incrementó, en 2016, el déficit comercial con Alemania y, lo mismo, con Japón. El informe del Bundestag señala que no hay que compensar a la industria con la salida del carbón: tendrá costes energéticos menores. Oliver Krischer, diputado de Los verdes, se hacia la  pregunta de cómo RWE abordaría el coste del desmantelamiento; ¿no será con esos fondos de 60 mil de millones que reclama NRW?

El otro voto particular de Martin Kaiser, Prof. Dr. Kai Niebert, Prof. Dr. Hubert Weiger y Antje Grothusm señala: “se necesita con urgencia una descripción clara de la ruta de salida desde 2023 hasta 2029… Votamos en contra por la falta de pasos anuales concretos en el período de 2023 a 2030… Además la fecha de salida demasiado tardía desde el punto de vista de la política climática no es sostenible para nosotros. En aras de la protección del clima, sería necesario eliminar el carbón para 2030”.

¿Impulso de la Energie-wende o Energie ende?

Europa parece apearse de la historia. Y no sólo en el área de las energías renovables, la industria del automóvil, etc. Hay una peligrosa “ausenciación”, “desensibilización”, “cegamiento”, “arrogancia”, “autodestrucción” que, como señala Otto Scharmer, nos impide ver “nuestro ángulo muerto”. Naciones Unidas para implementar los ODS colabora con Presencing Institut. Harald Welzer se refiere a las infraestructuras mentales. ¿Cómo es posible que cuando las energías renovables eran carísimas no resultaba, en cambio, difícil manejar la “tasa EEG” y lograr 40 GW solares; ahora, que el coste se ha reducido a precios que los expertos preveían a partir de 2040, resulte “inmanejable” la “tasa EEG”? El informe de la comisión muestra (página 28) que las energías renovables hacen que Alemania tenga el precio (en la bolsa eléctrica) más barato de la UE, superado por Austria y Bulgaria.

Hans-Josepf Fell, impulsor de la ley de renovables con Hermann Scheer, lamenta que diversos gobiernos de Angela Merkel no hicieran nada por el clima y frenase las energías renovables. El con luces y sombras, como señala Oliver Krischer, o que tiene que hacer el gobierno federal y de NRW es poner en ejecución las centenares de propuestas de la Kohlenkommission. La salida del carbón, si encarece el precio de la bolsa de electricidad, reduce el precio de la tasa EEG y la transición –señala Claudia Kemfert.

Jordi Ortega es profesor de la UPC.

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