La no aprobación de los presupuestos deja en el aire el carácter permanente del impuesto a las energéticas

Las elecciones anticipadas en Cataluña para el próximo 12 de mayo ha trastocado los planes del Gobierno que se ha visto en la obligación de dar una patada p'alante a los Presupuestos Generales del Estado y prorrogar los del año pasado.

De esta forma, una de las principales medidas que iban a ser incluidas en los nuevos PGE de 2024 era la nueva definición del impuesto a las energéticas.

Según el real decreto de medidas anticrisis aprobado el pasado mes de enero, el Gobierno pretendía convertir en permanente el impuesto a las energéticas a través de los PGE de 2024.

Al no haber dichos presupuestos, Hacienda tendrá que buscar otra fórmula a lo largo del año para que se pueda llevar a cabo esta reformulación.

En el caso de que el Gobierno no encuentre una solución, el impuesto a las energéticas morirá de cara a 2025. Cabe recordar que esa era la fecha tope, y que por ello quería hacerlo de manera permanente, in secula seculorum.

Mal rollo entre empresas y Gobierno

Un impuesto a las energéticas que ha traído cola en la relación de las empresas energéticas con el Gobierno. Un tobogán de emociones de amenazas y tiranteces entre unos y otros.

Ahora que se estaba negociando incluso una leve minoración porque sería únicamente frente a beneficios en vez de frente a ingresos, el tono de las acusaciones había bajado y ya todo volvían a ser buenas formas.

Sólo hay que recordar los capítulos del enfrentamiento entre Repsol y Ribera donde la vicepresidenta acusaba a la petrolera de ser retardista en la lucha contra el cambio climático, mientras la compañía amenazaba con dejar de invertir en España si se mantenía dicho impuesto.

También ha habido declaraciones de la mayoría de empresas eléctricas como Iberdrola, Endesa y Naturgy o incluso de otras petroleras que se han visto bastante afectadas por el impuesto a las energéticas.

Voces como la de Ignacio Galán han pedido que no se pongan tantos impuestos a la electricidad porque ralentizan la electrificación de la demanda y por tanto ponen en peligro los objetivos climáticos del país.

Ahora con esto de prorrogar los PGE de 2023, el Gobierno se queda, de momento, sin aprobar este carácter permanente al impuesto. Pero habrá más capítulos, porque las necesidades del Gobierno de reducir déficit son las mismas y para ello necesita ingresos fiscales.