España y Portugal afrontan un desafío mayúsculo para mantener su liderazgo en la descarbonización europea. Un estudio de la plataforma Cleantech for Iberia advierte que la Península Ibérica debe sumar alrededor de 50.000 millones de euros adicionales en inversión pública y privada cada año, de aquí a 2030, si quiere alcanzar las metas de transición energética y reindustrialización sostenible marcadas por la Unión Europea.
El estudio, titulado Cleantech Capital in Iberia, subraya que la Península Ibérica afronta una brecha de financiación “crítica” en tecnologías limpias. Aunque la inversión ha aumentado en los últimos años, la realidad es que en 2024 el capital riesgo destinado a este sector fue de apenas 426 millones de euros, muy lejos de los 2.460 millones invertidos en Alemania y de los 16.600 millones movilizados en Estados Unidos en el mismo periodo.
Ajustando por tamaño de economía, población y objetivos de reducción de emisiones, los expertos calculan que la península necesitaría al menos 4.000 millones de euros extra en capital riesgo entre 2025 y 2030 para estar en niveles equiparables a las potencias líderes.
Escalado industrial y financiación
La brecha se hace especialmente evidente en la fase de escalado industrial. La mayoría de los proyectos de innovación climática en la región se concentran en etapas tempranas, apoyados por subvenciones o fondos semilla, pero el salto hacia la producción comercial a gran escala —los denominados proyectos “first-of-a-kind” (FOAK)— sigue siendo el gran obstáculo.
Estos proyectos, que convierten una tecnología probada en laboratorio en una planta industrial, requieren inversiones millonarias y largos plazos de retorno que desincentivan a los inversores tradicionales.
Según el informe, este vacío amenaza con frenar el despliegue de soluciones clave y empujar a las empresas más innovadoras a trasladar sus operaciones a otros países con entornos financieros más favorables.
A esta dificultad se suman problemas estructurales en el acceso a la financiación. El informe describe un ecosistema “fragmentado y burocrático”, con numerosos programas de apoyo público que dependen de diferentes ministerios y que imponen requisitos complejos. Muchas iniciativas vetan a compañías que ya han recibido otras ayudas o han captado cierto nivel de inversión privada, lo que limita la capacidad de las empresas para combinar distintas fuentes de financiación a lo largo de su desarrollo.
Además, el documento señala que la incertidumbre regulatoria, tanto en España como en Portugal, agrava la situación: cambios de criterio, plazos de ejecución rígidos y falta de señales políticas a largo plazo elevan el riesgo percibido y ahuyentan a los grandes fondos internacionales que buscan estabilidad antes de comprometer capital a largo plazo.
Medidas
Cleantech for Iberia propone un paquete de medidas para revertir este escenario. Plantea reforzar las garantías públicas que permitan reducir el riesgo de los proyectos y atraer inversores institucionales, impulsar mecanismos de financiación combinada que integren subvenciones, deuda y capital privado, y ofrecer incentivos fiscales específicos que premien la inversión en tecnologías limpias.
Aboga también por simplificar los trámites administrativos, crear una ventanilla única de financiación y dar señales de demanda claras y estables, como la compra pública con criterios de sostenibilidad o el uso estratégico de los ingresos del sistema europeo de comercio de emisiones para apoyar a las empresas en fase de crecimiento.
Los autores del informe sostienen que cerrar esta brecha no es únicamente un reto económico. Lo ven como una oportunidad estratégica para situar a la Península Ibérica en el centro de la nueva industria verde europea. Con políticas coherentes y un entorno de inversión más previsible, España y Portugal podrían atraer capital internacional, consolidar su ecosistema de innovación y reforzar su competitividad industrial.
Estos mismos concluyen que para los inversores, significaría acceder a uno de los mercados de energías limpias de mayor crecimiento del continente; para los emprendedores, disponer de un camino más claro hacia la comercialización global de sus soluciones; y para los gobiernos, la posibilidad de cumplir los compromisos climáticos de la UE al tiempo que se impulsa el empleo, la tecnología y el desarrollo económico sostenible.
Piloto
16/09/2025