El 50% de la electricidad de la UE deberá provenir de fuentes de energía renovable para el año 2030, pero el problema no es solo cuestión de instalar más paneles solares y turbinas eólicas. La estructura de la red eléctrica de Europa tendrá que cambiar, según cuenta el portal Euractiv.com.
Según las nuevas normas de la UE para la próxima década, el bloque tendrá que obtener el 32% de la energía total de las energías renovables para el 2030 y asegurarse de que el 14% de las necesidades de transporte provengan de fuentes de energía limpia.
Actualmente, la UE está en camino de alcanzar un objetivo general del 20% establecido para el próximo año y, a pesar de una desaceleración en las inversiones mundiales en energía renovable, es probable que la cantidad de electricidad limpia supere el 50% para 2030.
Pero la red eléctrica europea no puede manejar tanta energía en su forma actual y el trabajo principal, tanto estructural como administrativo, tendrá que completarse en los próximos años para que se cumplan los objetivos.
Es por eso que el proyecto EU-SysFlex financiado por programa Horizonte 2020 se propuso abordar esos desafíos, utilizando una dotación de 26,5 millones de euros para identificar las necesidades futuras del sistema energético mediante la construcción de siete proyectos de demostración en toda Europa.
El 13 de mayo, los directores de los diversos proyectos en Estonia, Finlandia, Francia, Alemania, Italia, Polonia y Portugal se reunieron en Bruselas para compartir cómo progresa su trabajo y lo que se ha aprendido hasta ahora, cuando el programa ha alcanzado el ecuador.
En Alemania, el sistema ya puede hacer frente a aproximadamente el 40% de la energía renovable (RES-E) y se espera que esa participación aumente a al menos el 65% para el final de la próxima década. Pero en la región de la demostración de la UE-Sysflex, el suministro de RES-E puede superar el 100% de las demandas de energía, debido a la alta disponibilidad de energía eólica en el noreste del país.
Eso significa que la Bundesrepublik recibió una factura récord de 1.400 millones de euros en 2017 por los costos de gestión de la congestión, que se utilizan para hacer frente a las redes de transmisión sobrecargadas y evitar daños estructurales.
Alemania aún lucha por llevar su energía limpia a las áreas que más lo necesitan, particularmente a la zona industrial del sur. La falta de infraestructura entre las dos mitades del país se cita regularmente como un obstáculo importante para las aspiraciones de acción climática de Alemania.
El ministro de Economía, Peter Altmaier, reconoció en una reciente entrevista concedida a_ Euractiv _que "el desarrollo de las líneas eléctricas está avanzando muy lentamente", pero insistió en que la culpa es de sus predecesores. Tras la promulgación de nuevas leyes por el parlamento, Altmaier dijo que "resolveremos estos problemas y estoy convencido de que, en seis o siete años, tendremos la mejor y más moderna red eléctrica de Europa".
Aunque el problema de Alemania puede resolverse mediante la construcción de más torres eléctricas y el aumento de la cantidad de almacenamiento en la red disponible, el perfeccionamiento de la gestión de la congestión también puede ser eficaz.
Por ello, la filial de RWE innogy se ha centrado en "coordinar las flexibilidades conectadas a la distribución" y eliminar los choques entre los operadores de sistemas de transmisión (TSO) y los operadores de sistemas de distribución (DSO). “Con la tendencia actual de descarbonización, descentralizando cómo obtenemos energía y digitalización, está claro que los TSO y DSO tienen que cooperar cada vez más".
Las conexiones son claves
EU-SysFlex es un proyecto franco-irlandés liderado por los operadores de red de los dos estados miembros, EDF y EirGrid. Funciona desde noviembre de 2017 y se espera que finalice en octubre de 2021.
Las dos compañías recibieron una buena noticia a principios de mayo, cuando los reguladores de energía franceses e irlandeses firmaron un cable submarino de 500 km y 700 MW bajo el Mar Céltico.
Capaz de transmitir suficiente electricidad para alimentar a cerca de medio millón de hogares, el llamado Celtic Interconnector, que incluye un cable de fibra óptica de alta velocidad, será la primera conexión física entre los dos países y el único enlace de alimentación no irlandés del Reino Unido.
Con un costo estimado de más de 900 millones de euros, el enlace es elegible para la financiación de la UE, ya que se ha incluido en la lista de proyectos de interés común (PCI) de la Comisión. Se supone que las obras se terminarán en 2026.
EirGrid dijo en una declaración que "da la bienvenida al reconocimiento de que vincular los mercados eléctricos de Irlanda y Francia será beneficioso para ambos países y para Europa en general".
Un proyecto EU-SysFlex de especial relevancia para el interconector es un proyecto de demostración liderado por el TSO de Estonia que se centra en la gestión de energía transfronteriza, el intercambio de datos y la comunicación.
"Necesitamos construir una red y un ecosistema alrededor de estos proyectos y demostradores, a fin de extraer las mejores prácticas", dijo Mathilde Lallemand, una experta en cooperación TSO-DSO, al evento EU-SysFlex.
El objetivo de los coordinadores del proyecto es producir una hoja de ruta una vez que se conozcan todos los resultados para que los resultados se puedan usar y replicar en el futuro.
Ignacio
27/05/2019