Política energética  ·  Mercados

La rivalidad entre China y EEUU marca el ritmo en la batalla geoestratégica de la energía

Ningún comentario

El Comité Español del Consejo Mundial de la Energía (CECME), el Club Español de la Energía (ENERCLUB), el Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEE), y el Centro Superior de Estudios de la Defensa Nacional (CESEDEN), han presentado de forma virtual, la séptima edición de la publicación “Energía y Geoestrategia”.

Los autores del estudio y su coordinador, el ex ministro de Industria Claudio Aranzadi, han analizado los asuntos abordados en esta edición 2020: la rivalidad estratégica entre China y EE. UU. en el área de la energía; la geopolítica en el Mediterráneo Oriental; la seguridad de los sistemas eléctricos europeos, y la sostenibilidad energética en el sector de la defensa y la seguridad, su contexto global, europeo y la OTAN.

Pero sin duda, el gran protagonismo se lo llevan las dos grandes potencias económicas mundiales y su relación que se ha convertido en una auténtica rivalidad estratégica en el ámbito de la energía.

Claudio Aranzadi apuntó que el panorama geopolítico de la energía, desde la publicación del número precedente de «Energía y Geoestrategia», sigue estando protagonizado por los efectos de las decisiones del ejecutivo de Estados Unidos. La guerra comercial EEUU-China, la evolución del conflicto con Irán, y la confirmación de la retirada de EEUU del Acuerdo de París, continúan marcando de forma destacada la agenda geoestratégica relevante para las decisiones de los principales agentes estatales y empresariales en el espacio energético global, y son factores decisivos en la configuración del riesgo geopolítico con incidencia en el área energética.

Isidoro Tapia, economista energético del departamento de Financiación de Proyectos del Banco Europeo de Inversiones, se centró en la rivalidad estratégica entre China y EEUU en el área de la energía. Explicó cómo podría afectar la transición energética al equilibrio geopolítico observado en las últimas décadas, y en particular a la relación entre China y EE.UU. También se refirió a las posibles consecuencias en la política energética de EE.UU. derivadas del resultado de las elecciones de noviembre. Otro aspecto analizado fue el impacto que podría tener la crisis del Covid-19 en los mercados energéticos internacionales.

"El crecimiento de la demanda ha convertido a China en el mayor consumidor mundial de energía, con importantes repercusiones geopolíticas. China ha alcanzado una posición clave en regiones como África Occidental y América Central y del Sur; en Oriente Medio, China está reemplazando el papel que tradicionalmente desempeñaba EEUU, al combinarse el crecimiento chino con la retirada de EEUU, tras alcanzar la autosuficiencia en los productos derivados del petróleo. La transición geopolítica coincide además con la evolución en el sector energético hacia sistemas con una mayor relevancia de las tecnologías en detrimento de los recursos primarios, de las energías renovables a costa de los combustibles fósiles, y un mayor peso de la electricidad en el mix energético. Los análisis de riesgos sobre estos cambios pecan a menudo de un excesivo optimismo. Más allá de los efectos transicionales, el cambio de paradigma energético tendrá importantes efectos geopolíticos, con riesgos que serán distintos más que menores", explicó Tapia.

El Coronel del Ejército de Tierra y analista principal del IEEE, Felipe Sánchez, trató otro de los asuntos caldentes, la Geopolítica en el Mediterráneo Oriental. “Estamos asistiendo desde hace algunos meses a un notable incremento de la tensión en esta región con implicación de fuerzas navales de los países ribereños, especialmente Grecia y Turquía. Sin duda, la búsqueda de hidrocarburos en esta zona es una de las causas que explican la volatilidad de la situación”, afirmó.

Alberto Carbajo, Ingeniero de Minas y Energía y economista consejero de Red Eléctrica Corporación, se refirió a la seguridad de los sistemas eléctricos europeos. Recientemente la Unión Europea ha decidido elevar el reto de reducción de gases de efecto invernadero desde el 40% al 55% respecto a los niveles de 2005 para el año 2030. “Esto implica una elevada presencia de energías renovables en los mix de generación de los estados miembros, que, con todas sus ventajas, son difíciles de prever, lo que requiere un mayor esfuerzo para evitar posibles incidentes en la seguridad del sistema eléctrico”. A su juicio, parte del éxito de los objetivos planteados, se basan en la digitalización y en un aumento de la conectividad en Europa.

Por otra parte, David Martín, consultor de Energía para el Ministerio de Defensa en el Área de Consultoría Integral de Infraestructuras de Isdefe, expuso las diferentes actividades y proyectos generados en el seno del Grupo de Trabajo de Energía y Medio Ambiente (EnE WG) de la Agencia Europea de la Defensa, y del Foro Consultivo sobre Seguridad Energética en el sector de la Seguridad y la Defensa (CF SEDSS) de la Comisión Europea, que “representan una buena oportunidad para la visibilidad y el desarrollo de negocio de las empresas españolas”.

Noticias relacionadas

No hay comentarios

Deja tu comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Todos los campos son obligatorios