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La siderurgia española pide medidas alternativas si el Estatuto Electrointensivo se tiene que retrasar hasta febrero de 2020

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La industria siderúrgica vuelve a recordar, por enésima vez, que es necesario un precio competitivo de la energía eléctrica, cuyos costes están minando su competitividad respecto a sus competidores directos: Alemania y Francia. "Estamos hablando de una diferencia de 25 euros/MWh respecto a Alemania y de 20 euros/MWh a Francia, mientras que, de media en Europa es casi 15 euros más barata", ha señalado Bernardo Velázquez, presidente de UNESID y consejero delegado de Acerinox, en un acto con la prensa para explicar las principales cifras económicas del sector en 2018, "por poner un ejemplo, **la factura eléctrica de las plantas de Acerinox si estuvieran en Alemania se reduciría hasta en 35 millones de euros respecto a lo que se paga en España". **

Velázquez incluso apunta a que en Alemania la facturación total del consumo es hasta un 50% más barata.

Y la diferencia de coste de la mano de obra entre ambos países no sirve para reducir esa desigualdad. "Tenemos una mano de obra muy tecnificada, muy cualificada, los salarios en este sector no solo están por encima de la media del país sino por encima de la media de toda la industria", explica por su parte Andrés Barceló, director general de la patronal, "además el coste laboral en una acería común no llega a representar ni el 10% de los costes totales".

Ese porcentaje choca con lo que la industria siderúrgica destina al pago de la factura energética, que incluye electricidad y gas, "se sitúa entorno al 30%, descontados los conceptos de interrumpibilidad e IVA". Por eso, piden al Gobierno un "claro" compromiso con la industria y que el próximo Gobierno ponga en marcha el Estatuto del Consumidor Electrointensivo para que se hagan efectivas las medidas que faciliten un precio competitivo de la electricidad, además de una nueva regulación del gas que favorezca la actividad industrial en el país.

"Sabemos que si no hay gobierno pronto, no habrá Estatuto, y es de urgente necesidad que contemos con precios de electricidad y gas competitivos", señala. Una posibilidad que se antoja cada vez más lejana y que si nadie lo remedia, podría llevar a elecciones generales en noviembre y por tanto, a retrasar la formación de Gobierno a febrero de 2020.

"Industria ya nos ha dicho que intentará aprobar el Estatuto en el primer Consejo de Ministros posterior a la conformación de gobierno (imposible aprobarlo si está en funciones), pero si tenemos que esperar a febrero de 2020, pedimos que se tomen algunas medidas intermedias", añade Barceló, "como por ejemplo que se puedan aprobar las ayudas compensatorias hasta  los 200 millones de euros por los costes de emisiones indirectas de CO2, tal y como anunciaron antes de finalizar la pasada legislatura", lo que supondría una mejora en la cuenta de resultados de la industria electrointensiva.

https://elperiodicodelaenergia.com/la-industria-electrointensiva-insaciable-aplaude-los-200-millones-de-ayudas-por-los-costes-del-co2-pero-son-insuficientes/

También propone que, para que se puedan firmar PPAs, y que los generadores ofrezcan precios asequibles a la industria, "y no los mismos que marca el mercado mayorista", el Gobierno también podría aprobar medidas que faciliten esos contratos. "Por ejemplo, se ha hablado de beneficios fiscales para los productores eléctricos, que aunque se incluya en el Estatuto, es una medida que se puede aprobar con un gobierno en funciones".

Por último, UNESID lamenta la incertidumbre que se ha generado en la interrumpibilidad. "Nos preocupa mucho el precio que se fije el próximo 2 de enero en la subasta". De hecho, Bernardo Velázquez dice que "la energía cada vez va a peor", pues han tenido un sistema de interrumpibilidad que no les gustaba, "hemos pasado luego a otro peor con las subastas y ahora va a haber otro sistema, pero aún no sabemos cuál".

Mercado internacional

El sector no solo se fija en los grandes diferenciales del precio de la energía entre España y el resto de países del entorno, sino también en el precio de los materiales. "Nuestras empresas participan de un mercado global donde muchos de nuestros competidores disfrutan injustificadamente de precios más baratos", dice Velázquez.

Por ello, ha destacado la política comercial internacional y que tras el cierre "artificial" del mercado estadounidense se derivaron exportaciones de terceros países hasta la Unión Europea. En España, a pesar de las medidas de salvaguarda adoptadas por la Unión Europea, las importaciones de acero aumentaron un 9%, con una subida del 21% de las procedentes de fuera de la UE y del 52% las de Turquía, sobre todo porque compiten en precios, porque "hay países que no tienen los mismos altos estándares y objetivos ambientales que en España".

El conjunto de la actividad siderúrgica española se mantuvo estable con una producción de acero bruto de 14,3 millones de toneladas, que apenas suponen un descenso del 1%, y unas entregas de 14,4 millones de toneladas, tras aumentar un 1% respecto al anterior ejercicio.

Velázquez ha señalado que, no obstante, lo que de verdad echa de menos la industria siderúrgica española son las inversiones en infraestructuras, que "ya van siendo necesarias en nuestro país", y ha añadido que, aunque la construcción residencial está tirando, "la parte de inversión pública no la estamos viendo".

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