La transición energética es uno de los mayores retos a los que nos enfrentamos como sociedad. Transformar nuestro sistema energético implica descarbonizarlo y apostar decididamente por las energías limpias. Pero las estrategias en relación a la transición energética y los focos mediáticos hasta el momento están muy centrados con el debate de la generación eléctrica renovable como la eólica y la implementación del autoconsumo con energía fotovoltaica.
Pero más allá del concepto de la autoproducción de energía eléctrica con renovables, la demanda térmica también es una pieza clave en el proceso de descarbonización que el país tiene que afrontar urgentemente. El 60% del gasto energético de los edificios corresponde a la energía térmica (calefacción y refrigeración y producción de agua caliente sanitaria) en comparación al 40% del gasto restante en energía eléctrica, y hoy día la climatización de los edificios se cubre mayoritariamente a través de combustibles fósiles como el gas natural, el gasoil y otros gases licuados del petróleo. Es precisamente en esta parte de descarbonización de la demanda térmica, que los sistemas basados en la energía geotérmica son la solución más eficiente.
La geotermia es la tecnología para producción de frío, calor y agua caliente sanitaria mediante la tecnología de bomba de calor agua-agua más eficiente para la climatización de edificios
La geotermia es la energía almacenada en forma de calor que existe situada justo debajo de la superficie del terreno. Las ventajas principales que posee esta energía son múltiples y variadas. Es una tecnología consolidada, fiable y una fuente de energía renovable limpia, autóctona y 100% local que no requiere de aprovisionamiento y la manipulación de combustibles. Al ser una tecnología que se basa en la inercia térmica del subsuelo, permite su aprovechamiento los 365 días al año y 24 horas al día y no le afectan las oscilaciones térmicas estacionales de los rigurosos inviernos y las cálidos veranos que padecen las tecnologías basadas en el intercambio térmico con el aire ambiente. Además, el ahorro que aporta la energía geotérmica frente a otro tipo de energías tradicionales basadas en combustibles fósiles puede llegar a alcanzar cifras del 70-80% de una factura. Si bien tiene un coste de inversión superior a otras tecnologías, su rentabilidad puede alcanzarse entre los 5 y 8 años aproximadamente aún sin contemplar ayudas.
¿Entonces, por qué no considerar esta fuente de energía que tenemos bajo nuestros pies de forma decidida aplicándola en los planes de descarbonización en pueblos y ciudades en todo el territorio?
Es necesario encajar la geotermia en los planes de acción para la energía sostenible y el clima
La energía geotérmica ha demostrado que encaja en la estrategia de la eficiencia energética. En realidad, tanto el sector privado como la administración lleva años implementándola. Sin embargo, en Cataluña aun las cifras demuestran que el nivel de penetración de esta energía sigue siendo escasa, pese a que empieza a coger un ritmo importante. Si se establece una comparativa con Suecia, que es el país de Europa con la geotermia más extensa, las cifras en España representan 0,1 unidades de instalaciones por mil habitantes, frente a las 120 unidades que tiene el país vecino, según datos publicados por el proyecto Europeo MUSE (Managing Urban Shallow geothermal Energy). Aun así, en Cataluña, la tendencia va al alza, con un crecimiento anual del 20% según datos del Instituto Cartográfico y Geológico de Catalunya (ICGC).
Pero a pesar de que el uso empieza a estar en auge, todavía se necesita mucha concienciación entre la propia administración sobre los beneficios y las oportunidades de la energía geotérmica, para así potenciar aún más su uso a través de proyectos demostrativos en equipamientos públicos, ya sea en edificios individuales o en redes de frío y calor. Además, son necesarias actividades de promoción de la geotermia y ayudas para su instalación en el sector privado.
Durante años hemos ido instaurando un modelo energético extractivista, sin contemplar los tres ejes vertebradores sostenibles. Seguir con este método solo demuestra que seguiremos teniendo que hacer frente a las consecuencias, por supuesto negativas, que se han derivado, no sólo en materia de medio ambiente, sino en las desigualdades sociales que ha comportado y en el gran impacto económico que ha supuesto para los países importadores de energías.
En Cataluña el modelo energético principal se centra todavía en la energía nuclear y en los combustibles fósiles. Un modelo que se basa en la centralización de la energía en pocos agentes y que, además, se muestra en estado de agotamiento. Por esta razón, no se puede plantear cómo un modelo de futuro y requiere de un consenso para sustituir el modelo energético y enfocarse en una transición energética.
Los datos del Consejo Europeo de la Energía Geotérmica (EGEC) ya demuestran las múltiples ventajas de esta energía para el autoconsumo térmico, siendo así un pilar fundamental de la transición energética en Europa que contribuirá de forma significativa a desvincularse de las energías fósiles. Para potenciar su uso en Cataluña, solo es necesario que nos reflejemos en nuestros países vecinos europeos, como Alemania, Francia o Países Bajos, quienes ya aplican un modelo de descarbonización de la demanda térmica basado en este tipo de energía, especialmente con la promoción de redes de climatización urbanas de frio y calor en pueblos y ciudades eliminado para siempre, el uso de combustibles fósiles.
Ha llegado el momento clave de aprovechar todos los recursos naturales disponibles e implementar las energías renovables locales como la geotermia en el proceso necesario de la transición energética.
Esther Izquierdo es presidenta del Clúster de la Energía Eficiente de Cataluña.
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