Las compañías eléctricas confían en que la revisión definitiva de la tasa de retribución financiera para las redes logre situarse finalmente por encima del 7%, frente al 6,58% propuesto por la CNMC en su última consulta pública. El sector considera que esta mejora es imprescindible para asegurar las inversiones necesarias en un sistema eléctrico tensionado, marcado por problemas persistentes en el control de tensión y por un marco regulatorio que, a su juicio, ha quedado desalineado respecto a Europa.
La expectativa de un incremento de la rentabilidad regulada ha cobrado fuerza tras la publicación de informaciones que apuntan a la disposición del Gobierno a revisar al alza los pagos por redes, en línea con las orientaciones de política energética que recomiendan incentivar la electrificación frente a los combustibles fósiles. Las empresas sostienen que un retorno insuficiente pondría en riesgo la captación de financiación internacional y podría comprometer el cumplimiento de la actual planificación de inversiones, clave para reforzar la red de transporte y distribución en un contexto de fuerte integración renovable.
Las eléctricas advierten de que el desfase con la media europea —donde la tasa ronda el 7%— resta atractivo a España frente a otros mercados energéticos. Reclaman corregir dos aspectos metodológicos que consideran decisivos: el reconocimiento del mayor riesgo derivado del cambio de modelo retributivo y la homogeneización del cálculo de la prima de riesgo de mercado con respecto a otros sectores regulados, como telecomunicaciones o infraestructuras de transporte. Su corrección situaría la tasa, aseguran, en niveles cercanos al 7,5%.
Operación del sistema eléctrico
El debate sobre la retribución coincide con un escenario marcado por tensiones crecientes en la operación del sistema eléctrico. Las empresas insisten en que los problemas de control de tensión no son nuevos y que el operador del sistema lleva años advirtiendo de dificultades para gestionar la red en condiciones de alta penetración renovable. Señalan que parte de las limitaciones son regulatorias y no técnicas, como el retraso en la habilitación del control de tensión dinámico para las instalaciones renovables, que no estará plenamente operativo antes del primer semestre de 2026.
El sector reclama además acelerar las homologaciones y acreditaciones de las plantas renovables para participar en los servicios de control de tensión, un proceso que —aseguran— se está resolviendo en plazos insuficientes para las necesidades del sistema. También piden completar con urgencia la instalación de los dispositivos previstos en la planificación, como los SVC y STATCOM, fundamentales para estabilizar la red. España dispone actualmente de tres, cuando la planificación preveía al menos seis, muy por debajo de países comparables como Italia.







OAcosta
21/11/2025