Eléctricas

Las eléctricas pierden el tren de Garoña para quitar el impuesto nuclear

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El próximo 8 de agosto, se cumple el plazo que se dio el Gobierno para decidir qué hacer con la central nuclear de Garoña, pero se ha adelantado a esa fecha y se sabrá en unas horas. Después del informe favorable del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) para reabrir la central en febrero pasado, y el periodo de alegaciones de este mes de julio, ahora toca decidir qué hacer con ella.

Si finalmente el Gobierno decide a dar luz verde a la reapertura, entonces le pasaría 'la patata caliente' a Iberdrola y Endesa, las dos propietarias al 50% de Nuclenor, que llevan ya más de dos años en tablas decidiendo sobre su futuro.

"No hay una fecha fija, al menos no aparece escrito en ningún sitio, que el Gobierno tenga de decidir algo sobre Garoña el próximo 8 de agosto", señalan fuentes del sector eléctrico, "así que no tendría por qué hacerlo, pero las dos propietarias de Garoña están deseando que se solucione el futuro de la central cuanto antes, están perdiendo dinero con esta situación".

Sin embargo, a las eléctricas no les preocupa tanto reabrir Garoña, porque "no influye ni cambia absolutamente nada 450 MW", como la oportunidad que han perdido en el periodo de alegaciones para exponer sus criterios y condiciones para el resto del parque nuclear. "Endesa era favorable a reclamar la extensión de la vida útil de las centrales nucleares y a rebajar o suprimir sus cargas fiscales para poder amortizar las inversiones, no solo la de Garoña sino todas en general, pero Iberdrola quería darse prisa en anunciar su posición de cerrar la central", explican las fuentes, "deberían haber estado juntas porque el momento requería presentar alegaciones con esas condiciones necesarias que podrían sentar un precedente para el futuro de la energía nuclear".

Sin embargo, ahora, al perder la oportunidad de presentar alegaciones, "tanto Endesa como Iberdrola están en una indefensión jurídica para justificar tanto si quieren reabrir la central como si no lo hacen", añaden.

La disparidad de criterios no es nueva. En marzo pasado, pocas semanas después del informe favorable del CSN, el presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, aseguraba que Santa María de Garoña “no es viable económicamente” porque la carga fiscal es ingente y dañina para su cuenta de resultados y pedía a Endesa que desistiera de su explotación.

También tres informes independientes aseguraban, en junio pasado, que a Endesa no le salían las cuentas con la energía nuclear. "Sus centrales están lejos de amortizar la inversión que se hizo en ellas y en 2013 quedaban 18.000 millones de euros pendientes, que no se recuperarán en su totalidad por culpa de los impuestos que soportan", decían.

Pese a sus discrepancias, en eso coinciden. Los impuestos están gravando la generación eléctrica con nucleares, y acaban de perder una oportunidad magnífica de utilizar Garoña como moneda de cambio para forzar al Gobierno para suprimir, o al menos rebajar, los impuestos nucleares y alargar la vida útil de las centrales. Ahora las eléctricas tendrán que esperar otros dos años una nueva oportunidad, cuando le llegue el turno a la central de Almaraz de renovar su licencia. Entonces deberán volver a reclamar una mejora en las condiciones del sector.

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