Política energética

Las instalaciones nucleares españolas funcionaron con seguridad en 2018 y su calidad ambiental fue aceptable, según CSN

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Las instalaciones nucleares españolas funcionaron de forma segura durante el año 2018, un ejercicio en el que no se registraron situaciones de "riesgo indebido", según el Informe anual de la actividad del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) durante 2018 remitido este miércoles al Parlamento.

El informe de actividades del regulador señala también que las centrales nucleares notificaron un total de 39 sucesos y todos ellos se clasificaron con un nivel 0 en la Escala Internacional de Sucesos Nucleares (INES), es decir, desviaciones o anomalías de funcionamiento que no fueron significativas para la seguridad nuclear ni la protección radiológica.

En concreto, el regulador destaca que las instalaciones radiactivas funcionaron dentro de las normas de seguridad establecidas, sin que se registraran situaciones de riesgo indebido, al tiempo que expone que la calidad medioambiental alrededor de las instalaciones se mantiene en condiciones "aceptables", sin riesgo radiológico para las personas a consecuencia de las actividades de operación, desmantelamiento o clausura realizadas.

En cuanto a la seguridad de las centrales nucleares, el sistema integrado de supervisión del CSN ha concluido que al finalizar 2018 todos los indicadores de funcionamiento del parque nuclear estaban en verde y que todos menos uno de los hallazgos de inspección se clasificaron como verde.

Uno de ellos, en Ascó II, terminó en la categoría de blanco a consecuencia de la inoperabilidad de un generador diésel de emergencia por un fallo de un manguito flexible que no había superado su vida útil y por que no se abría en condición anómala.

En total, el CSN realizó 158 inspecciones a las centrales nucleares durante 2018, incluida la central nuclear de Santa María de Garoña (Burgos), que realiza las actividades dirigidas a su desmantelamiento.

Por otro lado, de los 39 sucesos notificados, todos de nivel 0 en la Escala INES, el regulador propuso abrir dos expedientes sancionadores a las centrales de Ascó II y a Vandellós II.

En el caso de Ascó II esta propuesta de sanción se debió, precisamente, a la inoperabilidad del generador diésel B de la unidad II por no sustituir los manguitos flexibles en el plazo de vida útil superado.

La segunda propuesta de sanción se planteó para la central de Vandellós II por incumplir la Instrucción del CSN IS-09 que establece los criterios a los que se tienen que ajustar los sistemas, servicios y procedimientos de protección física de las instalaciones y materiales nucleares de acuerdo con un Real Decreto de 2011.

Asimismo, el organismo regulador emitió cuatro apercibimientos a la central nuclear de Almaraz; otros dos a la central de Ascó y uno a la planta de Cofrentes, por decidir continuar la subida de potencia tras la parada de recarga sin la apertura de una condición anómala sobre una válvula que estaba degradada y no haber determinado previamente su plena operatividad.

También, durante el año las centrales nucleares cumplieron los programas de implantación de mejoras post-Fukushima. En concreto, entre los años 2017 y 2018 se completó la implantación de las modificaciones de diseño de gran envergadura que aún quedaban pendientes principalmente los recombinadores de hidrógeno en la contención de pasivos autocatalíticos, los centros alternativos de gestión de emergencia (CAGE) y los sistemas de venteo filtrado en la contención.

ATC: 43.000 horas de trabajo en stand-by

La memoria del 2018 del CSN resume el proceso de evaluación asociado a la emisión del informe sobre la solicitud de autorización de construcción del almacén temporal centralizado (ATC) de residuos nucleares de alta actividad y combustible gastado que se "interrumpió" en 2018 tras la solicitud del Ministerio para la Transición Ecológica de suspender el informe preceptivo y vinculante sobre la construcción de la infraestructura prevista en Villar de Cañas (Cuenca).

En concreto, el regulador señala que en este proyecto, desde 2014 a 2018 el CSN ha destinado a la autorización previa y a la de construcción más de 43.000 horas de trabajo de miembros del CSN y se han contabilizado un total de 125 informes de evaluación y notas de evaluación y ha motivado 51 actas de reunión técnica, nueve inspecciones y otras tantas peticiones de información adicional.

El documento que recoge la actividad del CSN durante 2018 y que da cuenta de ello al Parlamento, ante el que el regulador rinde cuentas, destaca la misión de verificación conjunta IRRS-ARTEMIS que realizó el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) en la que por primera vez se realizaron dos revisiones a la vez, por un lado al marco regulador español de la seguridad nuclear y la protección radiológica y, por otro, la correspondiente al marco normativo del programa de la gestión de residuos radiactivos de España.

En el conjunto de actividades realizadas por el regulador, figura también la participación de este en la Convención Conjunta sobre seguridad en la gestión del combustible gastado y sobre seguridad en la gestión de residuos radiactivos, celebrada cada tres años en la sede del OIEA.

El trabajo incluye también la actividad del Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (CIEMAT) y de la planta de combustible de uranio de Enusa en Juzbado (Salamanca).

Entre las novedades de su actividad en 2018 subraya el informe favorable del pleno para autorizar por primera vez la instalación de prontoterapia en España, una técnica avanzada de la radioterapia que emplea protones de alta energía.

El documento incluye por un lado la información del propio regulador, su composición y funcionamiento y la información sobre resultados de las actividades desarrolladas en el ámbito de sus relaciones internacionales, institucionales y de comunicación, transparencia e información pública.

El segundo capítulo se centra en las actividades técnicas del CSN donde analiza la situación de las instalaciones nucleares y radiológicas, las condiciones radiológicas del territorio y los programas de vigilancia radiológica ambiental. También expone lo acontecido en 2018 en cuanto a datos dosimétricos y control de vertidos así como el Sistema Integrado de Supervisión de las Centrales Nucleares (SISC).

El informe deberá ser sometido a comparecencia en la Comisión de Transición Ecológica del Congreso y del Senado. Tras producirse el relevo en el pleno del CSN el pasado mes marzo, la defensa del informe de 2018 podría ser la primera comparecencia del nuevo presidente, José María Serena Sender.

El nuevo equipo que compone el pleno no ha comparecido aún en sede parlamentaria ya que en el momento de su renovación las Cámaras estaban disueltas por la convocatoria de elecciones generales del 28 de abril y aún no se han puesto en marcha las distintas comisiones en el Congreso y Senado en la nueva legislatura.

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