La tan esperada Ley de Cambio Climático y Transición Energética, que tanto tiempo llevaba anunciando el PP como inminente y que el PSOE pretende presentar antes de final de año, necesitará el apoyo de la mayoría de los grupos parlamentarios para que salga adelante. Mientras tanto, Unidos Podemos se ha adelantado a todos y acaba de registrar en el Congreso su propuesta.
A falta de conocer la del partido en el Gobierno, de lo que no hay duda es que será necesario un acuerdo amplio, sobre todo habrá que buscar consensos principalmente entre los socialistas y la formación morada además del apoyo de otros grupos minoritarios.
Con la Proposición de Ley de Unidos Podemos ya bajo el brazo, PSOE deberá negociar con el grupo de Pablo Iglesias para que puedan sacar adelante una de las normativas más demandadas por el sector energético, que la espera como agua de mayo para poder planificar y establecer sus estrategias de futuro. Pero ¿Unidos Podemos tiene líneas rojas en esta negociación?
"Más que líneas rojas nos gusta plantearlo como objetivos que deberían ser compartidos", explica a este diario Josep Vendrell, diputado de En Comú Podem-Unidos Podemos y portavoz de la formación en la Comisión de Transición Ecológica, "primero porque es una necesidad para el país y segundo porque no nos podemos quedar como hizo el Gobierno anterior, simplemente esperando que Europa ponga objetivos mínimos para asegurarse así que se cumplan, tiene que haber objetivos ambiciosos, especialmente importantes los de medio plazo, 2030, en eficiencia, penetración de renovables y en reducción de emisiones, que esperamos que coincidan con los del PSOE".
La ministra del ramo, Teresa Ribera, por el momento solo ha anunciado que el objetivo de España es una reducción de las emisiones de CO2 del 20% en 2030 respecto a los niveles de 1990, "pero si tomamos como referencia el informe del CAPTE (Consejo Asesor para la Transición Energética de la Economía) del PSOE, los nuestros son algo más ambiciosos", señala Vendrell, "y ésta sería una de nuestras principales apuestas".
"En segundo lugar, para nosotros es importante que la transición no sea retórica sino real. Las señales deben ser claras. Es fundamental que la ley afronte seriamente una fiscalidad ambiental y energética que incluya incentivos, con desgravaciones para fomentar las renovables, gravando el CO2 y las emisiones contaminantes", añade.
"En tercer lugar, respecto a la posible renacionalización de las centrales hidroeléctricas, creemos que debe haber un debate sin tabúes ni prejuicios ideológicos para preguntarse por qué una gran multinacional tiene que beneficiarse de una explotación de un recurso común, de un bien común cuando está perfectamente amortizada", recuerda el diputado, "no nos cerramos que lo pueda gestionar una empresa privada, de hecho está recogido en la ley, tanto que esa empresa pueda continuar con la concesión como que lo pueda hacer cualquier otra empresa privada mediante una subasta, pero el objetivo fundamental es que el beneficio revierta de nuevo a la comunidad, porque ese salto de agua es un bien común".
Pese a ello, puntualiza que "no tiene demasiado sentido que las grandes empresas continúen explotando bienes comunes cuyas inversiones están absolutamente amortizadas".
En cuarto lugar, "el cierre del carbón y de las nucleares para nosotros es una cuestión importante, si no hay una fecha que ponga punto final a este tipo de centrales será muy difícil planificar la transición", por eso, en este punto, "hay que enviar un mensaje rotundo".
Y en quinto lugar, "es por todos sabido que apoyamos el desarrollo del autoconsumo y para ello la eliminación del impuesto al sol, además de una reforma del mercado eléctrico".
Uno de los temas con más disparidad de criterios entre los partidos de la izquierda es el desarrollo de las interconexiones, pero Unidos Podemos, muy crítico con estas infraestructuras, se muestra conciliador. "Hay que aplicar el sentido común, y para ello se necesita una planificación a medio plazo, a cinco años, que evalúe la necesidad real de esas interconexiones pero no para beneficiar a las grandes empresas", apunta, "ya estamos escarmentados de grandes construcciones faraónicas como el Castor, la regasificadora de El Musel, las infraestructuras gasistas... grandes planificaciones energéticas que han beneficiado los bolsillos de unos y han perjudicado a la mayoría".
Por eso, propone que primero "hay que ver cuál es el coste/beneficio de esa futura interconexión y la necesidad real aunque a día de hoy creemos que no es tal, la realidad es que hay una gran presión empresarial que no se corresponde. Es el caso, por ejemplo, del MidCat, ese gasoducto entre Cataluña y Francia que el último informe de la Unión Europea ya afirma en su análisis que no salen las cuentas del coste/beneficio".
Pero sobre todo, Josep Vendrell asegura que Unidos Podemos no va a compartir "el discurso de la derecha en donde se acepta la retórica de la gravedad del cambio climático pero se apuesta por una transición energética que mantenga los elementos fundamentales del actual mix energético, sin fiscalidad ambiental".
Dabama
20/07/2018