La Comisión Europea ha publicado nuevas orientaciones sobre el diseño de los contratos por diferencia bidireccionales (también conocidos como CfDs o 2w-CfDs), un instrumento que será obligatorio a partir de 2027 para apoyar las inversiones en nuevas instalaciones de generación renovable y nuclear. Este mecanismo, destinado a proporcionar estabilidad financiera a los productores y proteger a los consumidores frente a la volatilidad del mercado, está llamado a transformar el funcionamiento del sistema eléctrico europeo y a reducir de forma sostenida los precios mayoristas de la luz.
Según el documento comunitario, la rápida expansión de tecnologías limpias —especialmente eólica y solar— exige herramientas que reduzcan los riesgos de inversión y garanticen una integración eficiente en el mercado. Los contratos por diferencia actúan precisamente en ese frente: fijan un precio de referencia o strike price que asegura al productor una remuneración mínima, pero también limita sus ingresos máximos. Cuando los precios de mercado caen por debajo de ese umbral, el Estado compensa la diferencia; cuando superan el precio acordado, el productor devuelve el excedente. Esta estructura permite, según la Comisión, atraer más generación de bajo coste y desplazar progresivamente a las centrales fósiles que suelen marcar los precios del mercado mayorista.
La institución subraya que esta mayor penetración de tecnologías de bajo coste no solo abarata la electricidad, sino que además reduce la exposición del sistema europeo a los periodos de volatilidad extrema, como los vividos durante la crisis energética. Incluso cuando la generación renovable disponible no logra desplazar a las fuentes fósiles más caras, los contratos por diferencia actúan como un “seguro” que permite a los Estados recuperar ingresos y redistribuirlos a los consumidores cuando los precios se disparan.
Contratos "inteligentemente diseñados"
El documento insiste, sin embargo, en que no basta con generalizar los contratos por diferencia: es esencial que estén “inteligentemente diseñados” para evitar distorsiones en los mercados eléctricos. Los contratos tradicionales, basados estrictamente en la energía producida, pueden incentivar comportamientos ineficientes como generar incluso cuando los precios son negativos o ignorar señales de congestión en la red.
Para corregir estos problemas, Bruselas recomienda modelos que desvinculen parcialmente los pagos de la producción real o que incorporen señales de mercado también de los segmentos intradiario y de balance, donde la volatilidad de precios y la necesidad de flexibilidad son cada vez mayores.







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