Luis Uruburu es uno de los mayores expertos en Mercados Energéticos que hay en España y es Máster en Energías Renovables y Mercados Energéticos por la Escuela de Organización Industrial (EOI).
El Periódico de la Energía ha querido charlar con él en uno de los momentos más convulsos en los mercados energéticos.
Sin duda estamos ante la peor crisis energética que se ha vivido en Europa y encima una guerra en Ucrania, ¿cómo cree que han actuado los mercados energéticos este 2022?
Para poneros en contexto, durante 2021, casi el 40% del gas que importó Europa procedía de Rusia, por lo que los países que más están sufriendo la guerra son los que originariamente tenían una mayor dependencia del gas ruso, como Hungría, Eslovaquia, Alemania o Letonia.
El caso de España es diferente al de los Estados miembros, ya que posee una gran capacidad de almacenamiento de Gas Natural Licuado “GNL”, conexiones directas a través de dos gasoductos submarinos con Argelia y Marruecos y seis plantas regasificadoras, que hacen de España el país con más plantas de este tipo en toda Europa. El estar tan diversificados en esta materia, hace afrontar la crisis desde una posición algo más privilegiada que el resto de los vecinos europeos.
En cuanto a la subida de precios de este 2022, definitivamente, la guerra de Ucrania ha sido el gran culpable de este incremento, originando la actual crisis energética en la que está sumida, no solo Europa, si no muchos otros países que se han visto afectados en cadena.
La involucración indirecta del precio del gas en el cálculo de los precios de electricidad del mercado mayorista, por la integración de los ciclos combinados en la casación marginalista del mercado diario, ha hecho que los precios de la electricidad se hayan disparado tras el estallido de la crisis, pero ya se han aprobado medidas y se está trabajando en nuevas respuestas desde Bruselas para paliar este efecto.
La excesiva volatilidad parece habernos cogido con el pie cambiado… ¿Cuál cree que debe ser la solución?
A la vista está que estamos ante un periodo de gran volatilidad, tanto en los precios de la energía, como en la regulación existente, generando escenarios de gran incertidumbre.
Sin duda alguna, la medida estrella para combatir la volatilidad de los precios a la que recurren los grandes consumidores, es la de firmar contratos de compraventa de electricidad a largo plazo, o también llamados “Power Purchase Agreements”, “PPAs”, por sus siglas en inglés. Estos contratos se suelen llevar a cabo entre un desarrollador renovable y un consumidor, ya sean pequeñas empresas, grandes corporaciones o la industria electro-intensiva. Además, las comercializadoras están cada vez más interesadas en la firma de PPAs, para luego poder revender la energía entre su cartera de clientes.
Hay diversos tipos de estructuras según los requisitos del cliente, por lo que cuanta más capacidad tengas para adaptarte a lo que el cliente pide más probabilidad tienes de cerrar este tipo de contratos.
En el caso de los desarrolladores o generadores renovables, buscan cerrar PPAs porque se aseguran un precio de venta estable durante un periodo largo de tiempo, garantizando de esta manera los ingresos con los que pueden financiar sus proyectos de energía verde, ayudando a dilucidar la rentabilidad en la inversión y favorecer la toma de decisiones.
En el caso de los compradores, firmar un PPA les resulta de gran ayuda para fijar sus costes de aprovisionamiento de electricidad a largo plazo, ya que sin este no podrían tener visibilidad, elemento muy valorado, y más cuando el precio de la energía es una partida importante en el negocio que desarrollas, por lo que podríamos decir que la firma de PPAs es un “win-win” para ambas partes, compradores y vendedores.
¿Hay que reformar el mercado? ¿Cómo se puede hacer sin caer en anteriores modelos menos eficientes?
No hay una respuesta milagrosa para esta pregunta, lo único que podemos estar seguros es que el mercado eléctrico no estaba preparado para afrontar una escalada de precios como la que se está viviendo en estos momentos.
Tampoco va a estar preparado para una entrada masiva de energías renovables, lo que llevaría justo al escenario contrario, donde podrían obtenerse unos precios marginales permanentemente bajos, o incluso negativos, siendo insuficientes tanto para asegurar la amortización de los proyectos renovables ya construidos, como para fomentar la inclusión de nuevos proyectos futuros en el sistema.
Este efecto podría desembocar en una falta de apetito de inversión de los desarrolladores al no alcanzar las rentabilidades objetivo que hacen falta para invertir en los proyectos renovables.
El tope al gas en el mercado ibérico, ¿ha sido bueno? ¿Hasta qué punto?
Es desde el 15 de Junio de 2022 cuando entró en vigor una medida temporal bajo el Real Decreto-ley 10/2022, conocido como “el tope al gas”. Este Real Decreto tenía un objetivo claro, que es contener el precio de la electricidad, estableciendo un precio máximo de referencia para el gas natural que se usa al producir electricidad, generando un desacople de los precios del gas y la electricidad en la casación de los precios del Mercado Diario.
Creo que no hay mejor indicio para medir que la excepción ibérica del tope al gas ha afectado positivamente a España y Portugal, que fijándonos en como la Unión Europea pretende establecer un mecanismo parecido al ya implantado en la península ibérica, implantando un máximo al precio del gas de 180 €/MWh.
¿Cree que es buena la idea de Europa de establecer un tope al gas en todo el continente? ¿Qué precio establecería?
Sin duda alguna, todo mecanismo que permita reducir los precios a corto, medio y largo plazo, puede ser una nueva oportunidad para esquivar el impacto que la subida del gas está teniendo en la inflación.
El tope al gas es una medida que ha funcionado ya en la península ibérica, fomentando una bajada en los precios de electricidad respecto al resto de países de la Unión Europea, sin embargo, creo que la clave está en el precio máximo definitivo establecido, ya que el mecanismo español fija los precios en base a un precio de referencia máximo de 40 €/MWh, ascendiente cada mes, frente a los 180 €/MWh que se han propuesto desde Bruselas y que va acompañado de ciertos hitos que han de cumplirse para que se active.
Esta nueva medida entrará en vigor, en principio, a partir del 15 de febrero de 2023, siendo la Agencia para la Cooperación de los Reguladores de la Energía, “ACER” la que analizará sus efectos, desde un punto de vista financiero y de seguridad de suministro, por lo que hasta que no entre en funcionamiento no podremos saber el impacto real que está teniendo en los bolsillos de los ciudadanos.
Vemos que los precios se mantendrán altos durante los próximos meses y es posible que años, ¿qué previsión hace?
Ni yo ni nadie sabe cuáles van a ser los precios de aquí a 15 años, pero lo que sí sé es que utilizaría todas las herramientas que estén en mi mano para reducir la incertidumbre en los precios de la electricidad, y en estos momentos no hay herramienta más efectiva que los PPAs.
Ya son muchas las compañías, como Amazon o industrias electrointensivas, como Alcoa, quienes deciden apostar por cumplir sus objetivos de sostenibilidad a la vez que destinan recursos humanos y financieros para la firma de PPAs, permitiéndoles asegurar el precio de energía eléctrica en los próximos años.
También existen otras fórmulas en el mercado para vender tu energía como son los PPA, que en el caso de España son cada vez más interesantes. ¿Cómo ve este mercado?
España ha sido el país líder en la firma de PPAs durante este 2022 y parte de la razón de por qué es uno de los países más atractivos para cerrar contratos de compraventa de energía a largo plazo, es porque desde que estalló la crisis energética, los precios no han incrementado tanto en comparación con los del resto de países de la Unión Europea, convirtiéndolo en país objetivo para firma de PPAs y despertando un interés masivo tanto de desarrolladores renovables como de consumidores.
El gran recurso eólico y solar del que se dispone en España hace que las energías en las que más se confíe para cerrar este tipo de contratos, sean la solar y la eólica “onshore”, siendo a su vez las tecnologías más viables tecnológica y financieramente hablando.
También cabe destacar el crecimiento que se espera en eólica “offshore” y en proyectos con almacenamiento en forma de baterías en los próximos años, siendo esta última una tecnología esencial para la transición hacia un modelo energético sostenible, al surtir de la flexibilidad que necesita el sistema eléctrico, flexibilidad que será más necesaria cuantos más proyectos renovables entren en el mix energético.
Este crecimiento en la firma de PPAs es muy notable a pesar del periodo de incertidumbre regulatoria en el que nos encontramos. Hay un par de escenarios muy claros que resumen esta situación, uno es el límite de fechas que se establece en el RDL 23/2020, que hace peligrar la obtención de la Declaración de Impacto Ambiental de muchos de los proyectos renovables en desarrollo, un permiso obligatorio para el desarrollo de plantas renovables.
El otro escenario, es que hay cierta incertidumbre regulatoria por el límite de ingresos de las tecnologías infra marginales si se establecen precios máximos, ya que puede tener efectos negativos en los PPA físicos y financieros, que ya han sido firmados. Aunque a pesar de ello y como ya he comentado, los PPAs siguen siendo una herramienta muy útil y que seguirá dando de qué hablar en los próximos años.
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