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El sistema eléctrico español cuenta con un servicio de gestión de la demanda de interrumpibilidad que ha demostrado su excelencia colaborando durante muchos años con el Operador del Sistema para garantizar el suministro eléctrico. Este servicio, que se inició en España en los 80 como herramienta clave para evitar grandes apagones, ha ido evolucionando y, hoy, además de actuar ante situaciones de emergencia del sistema eléctrico, opera por criterios económicos y mitiga los posibles vertidos de renovables en horas valle. Los proveedores de este servicio son de forma mayoritaria las plantas de las industrias electrointensivas.

El servicio de interrumpibilidad es la herramienta más rápida y de último recurso con la que cuenta el Operador del Sistema (OS) para hacer frente a situaciones de emergencia. El servicio cobra una especial relevancia en nuestro sistema eléctrico, caracterizado por una fuerte presencia de energías renovables no gestionables que presentan gran intermitencia y falta de firmeza. Además, el sistema español es una isla eléctrica por su débil interconexión con el europeo, la ratio de interconexión con Francia respecto a la potencia instalada es muy baja, 3%, muy alejada del 10% que era el objetivo de la Comisión Europea para 2020.

En los últimos diez años, el servicio se ha desarrollado en la mayoría de los sistemas eléctricos europeos y hoy Alemania, Francia, Italia, Portugal, entre otros, lo tienen implantado porque aporta flexibilidad al sistema para facilitar la integración de los grandes contingentes de renovables previstos en los correspondientes PNIECs de todos estos países europeos.

Como establece el Reglamento europeo del mercado eléctrico, la interrumpibilidad es un instrumento que deberá evolucionar hacia un esquema coherente con los mecanismos de capacidad. Sin embargo y mientras llega dicho desarrollo normativo, es esencial mantener el servicio actual y potenciarlo como instrumento para que la gran industria básica pueda reactivar nuestra economía en estos críticos momentos.

Alemania, Francia, o Italia y su potencia interrumpible

Las consecuencias de la COVID-19, ha hecho que Alemania, Francia, Italia y otros países de nuestro entorno hayan pospuesto esa evolución hacia un nuevo esquema y se centren ahora en mantener sus servicios de interrumpibilidad para todo el presente año 2020, con unas potencias interrumpibles que van desde los 1.500 a los 4.400 MW. En el caso de Alemania la decisión es mantener la interrumpibilidad tal como está hasta al menos el año 2022.

El servicio de interrumpibilidad se justifica principalmente en sistemas débilmente interconectados y para facilitar la integración de grandes contingentes de renovables. Francia y Alemania cuentan con grandes capacidades de interconexión y además tienen como mínimo 1.500 MW de potencia interrumpible. Italia tiene una capacidad de interconexión con Europa central de 4.000 MW y su potencia interrumpible hasta fin de año es de 4.400 MW, que se reforzó a finales del pasado mes de abril con una nueva subasta para reactivar su actividad post COVID-19. España, considerada una isla eléctrica por nuestra escasa capacidad de interconexión con Francia de 2.600 MW, cuenta con una potencia interrumpible en el primer semestre de 1.000 MW muy alejada de la magnitud de Italia. Y seguimos a la espera de que se anuncie pronto una nueva convocatoria de subastas para este año.

_Electrointensivos para la integración de las renovables _

El Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) 2021-2030 prevé para 2030 una potencia instalada en el sector eléctrico de 161 GW, de los que 50 GW serán energía eólica y 39 GW solar fotovoltaica, representando ambas el 55% del total. El que se alcance esa integración de generación renovable no gestionable dependerá, como indica el propio Plan, de la evolución de los costes relativos de esas tecnologías y de la viabilidad y flexibilidad de su implantación. Es decir, para lograr los objetivos del PNIEC hay que contar con el impulso de la flexibilidad que aporta la gestión de la demanda.

La transición energética recogida en el PNIEC supone una importante oportunidad económica y de empleo para España, con inversiones totales de más de 240.000 millones de euros. La industria básica asociada en AEGE tiene fundadas esperanzas de ser un pilar básico de suministro de materiales para esta gran implantación de renovables y, además, está preparada para aportar la flexibilidad que necesita el sistema con su gestión de la demanda eléctrica, desplazando consumos de horas punta a horas valle, aplanando la curva de la demanda y haciendo más eficiente el sistema eléctrico en su conjunto.

Para que la economía se reactive son necesarias medidas que potencien la industria y una de ellas es el servicio de interrumpibilidad que presta la industria electrointensiva. AEGE confía que el Gobierno anuncie ya una nueva convocatoria de subastas de interrumpibilidad para el segundo semestre con 2.000 MW de potencia interrumpible, siguiendo la práctica de otros países europeos.

Fernando Soto es director general de AEGE, la Asociación de Empresas con Gran Consumo de Energía.

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