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Nebraska aprueba el polémico oleoducto de Keystone XL pero cambiará de trayecto

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El estado de Nebraska dio luz verde al paso por su territorio de un polémico oleoducto de casi 1.800 kilómetros, conocido como Keystone XL, si bien impuso una ruta alternativa que, de acuerdo con la empresa responsable del proyecto, haría inviable su construcción.

El proyecto de la empresa canadiense TransCanada, que pretende transportar unos 830.000 barriles diarios de crudo desde la provincia canadiense de Alberta a distintos lugares de EEUU, fue aprobado en marzo por el presidente Donald Trump, pero necesitaba que Nebraska aceptara el paso del oleoducto por sus tierras.

Hace dos años, el Tribunal Supremo del estado de Nebraska levantó uno de los principales obstáculos legales al proyecto al rechazar las denuncias de propietarios de tierras por las que transitaría esta importante infraestructura.

Sin embargo, el proyecto debía aún recibir el visto bueno de la Comisión del Servicio Público del Estado, que se había convertido en el principal escollo para llevar a cabo un proyecto que lleva en marcha cerca de nueve años.

La Comisión, sin embargo, impone a la compañía un recorrido alternativo que evitaría el santuario ecológico de Sandhills, el cual ya había sido calificado por la empresa como impracticable.

"Cualquiera que sea el recorrido, transportar arenas alquitranadas por el corazón de Estados Unidos a costa del clima y de nuestras comunidades sigue siendo inaceptable", señaló en un comunicado Michael Brun, director ejecutivo de Sierra Club, uno de los grupos ecologistas más importantes del país.

Si la compañía decide finalmente seguir adelante con la construcción del oleoducto, a pesar del nuevo recorrido impuesto, el proyecto aún deberá conseguir el visto bueno del Cuerpo de Ingenieros del Ejército y de la Oficina de Gestión del Terreno.

En 2015, bajo el Gobierno de Barack Obama, el Departamento de Estado prohibió la construcción del oleoducto debido a su posible impacto medioambiental y al peligro de que, con su aprobación, Estados Unidos perdiera su liderazgo en la lucha mundial contra el cambio climático.

Sin embargo, durante el proceso electoral de 2016, Trump hizo campaña entre los obreros del sector energético de EEUU y logró cosechar una gran cantidad de votos en las zonas mineras del país, que se sentían amenazadas por las regulaciones aprobadas por Obama para reducir las emisiones de carbono.

Numerosos economistas y científicos, por contra, rechazan el Keystone XL, debido a sus riesgos para el medio ambiente, ya que las arenas bituminosas son el crudo más denso y tóxico del planeta y en el primer año de operación de los tramos ya construidos los conductos reventaron 33 veces.

De hecho, el pasado viernes, otro de los acueductos de la empresa canadiense sufrió un vertido de unos 795.000 litros de petróleo a su paso por Dakota del Sur por causas que la compañía todavía investiga.

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