Pacific Gas & Electric ha anunciado una propuesta al regulador de California para el cierre programado de la central nuclear Diablo Canyon, la última central nuclear operativa del estado tras el cierre de la central nuclear de San Onofre en 2013, y una de los dos que quedan operativas en la costa oeste de EEUU.
Según la propuesta, P G & E, además, aumentará los esfuerzos en eficiencia energética y establece un objetivo de cubrir el 55% de la demanda eléctrica con energía procedente de fuentes de energía renovables para el año 2031. El nuevo objetivo es más agresivo que el mandato de la energía renovable de California, establecido en el 50% para el año 2030, lo que resulta una propuesta inusual en una eléctrica de propiedad privada.
Sin embargo, los responsables de PG & E no están solos. Las medidas presentadas son una propuesta conjunta de la eléctrica, sindicatos, de los trabajadores , de tres grupos ambientales y un organismo de control nuclear.
La decisión de cerrar la última planta de energía nuclear al tiempo que se apuesta por un aumento de la energía renovable recuerda a la Energiewende alemana, en la que el elemnto desencadenante fue el cierre paulatino de las centrales nucleares.
En los documentos de apoyo, PG & E hace referencia a los desafíos técnicos, que son similares a los experimentados en Alemania. La eléctrica cita "los desafíos con la generación de carga base inflexible" en la propuesta, y también "el reto de gestionar condiciones de sobregenaración y de intermitencia bajo una cartera de recursos cada vez más influida por la producción de energía solar y eólica".
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