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Patricia Espinosa (ONU): "La transición hacia una economía baja en carbono es irreversible"

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La secretaria general de la Convención Marco de Naciones Unidas para el Cambio Climático (CMNUCC), Patricia Espinosa, ha subrayado que la cumbre del clima de Marrakech (COP22) ha puesto de manifiesto que la transición hacia un desarrollo económico bajo en carbono es "irreversible".

En una entrevista con Efe concedida justo antes de abandonar Marrakech rumbo a Bonn (Alemania), donde se encuentra la sede de la CMNUCC, la diplomática mexicana dijo que, pese a que los avances técnicos han sido modestos en la COP22, se ha visto "un gran compromiso y un movimiento que ya parece irreversible".

"La voluntad política de mantener una unidad para llevar adelante la agenda de lucha contra el cambio climático se ha mantenido en esta cumbre del clima, por lo que puedo afirmar que me siento satisfecha", destacó la jefa de cambio climático de la ONU.

Un "elemento importante" que hace sentir a Espinosa optimista respecto a esa "buena voluntad" de todas las partes es que "al margen de las negociaciones técnicas, ha habido múltiples anuncios de acciones de lucha contra el calentamiento de parte del sector privado, de las organizaciones no gubernamentales, de las ciudades, y de los gobiernos regionales".

La jefa de cambio climático de la ONU ha detallado que la misión técnica de esta cumbre del clima, que estaba llamada a comenzar a redactar las reglas de funcionamiento del histórico Acuerdo de París adoptado el pasado año, ha sido complicada en tanto que "nadie se esperaba" que el pacto "iba a entrar en vigor tan pronto".

Y es que el Acuerdo de París entró en vigor el pasado 4 de noviembre, tan solo 11 meses después su aprobación, puesto que ya contaba con más de 55 países que lo habían ratificado (incluyendo a los más emisores, China, Estados Unidos, la Unión Europea e India) que juntos superaban con creces el 55 % de las emisiones globales que exigía el pacto.

A día de hoy, el tratado cuenta ya con 111 ratificaciones de países que suman más del 80% de los gases mundiales, y aunque ya están en vigor los compromisos de reducción de emisiones que han hecho los países en el marco del mismo no empiezan a funcionar hasta 2020.

Esta rápida entrada en vigor, comparada con el Protocolo de Kioto en el que ese proceso demoró siete años, ha pillado a los negociadores sin haber redactado aún las normas regularán algunos preceptos del acuerdo, como los procesos de revisión de los compromisos de reducción de emisiones, ha recordado Espinosa.

"En esta conferencia de Marrakech se ha planteado el reto de que el acuerdo haya entrado en vigor cuatro años antes de lo que estaba previsto, eso quiere decir que el trabajo técnico de preparación del mismo, es decir, lo que viene a ser el desarrollo de un libro de reglas para la aplicación del mismo, de repente se tenga que acelerar de una manera muy importante".

Así, los países de la convención se han fijado un plazo de dos años, hasta 2018, para desarrollar esas reglas de aplicación, un tiempo récord también comparado con el Protocolo de Kioto donde ese proceso tardó cuatro años a pesar de que sólo incluía compromisos para los países ricos, frente a este que abarca a todos.

"La buena noticia es que ese trabajo técnico por parte de todos los grupos de trabajo sobre el Acuerdo de París ha sido muy bueno en Marrakech y se han empezado a sentar las bases para seguir trabajando en esa parte técnica en los próximos dos años", apuntó.

La diplomática mexicana, quien dirigió la cumbre del clima celebrada en su país, en Cancún, en 2010, incidió en que "es importante que esta primera conferencia después de París haya adoptado una decisión y unos calendarios de trabajo que permitan trazar un camino hacia adelante".

"Inevitablemente otra vez volvimos a tener una discusión que refleja el delicado balance que existe entre los distintos componentes del Acuerdo de París y que seguramente va a continuar", dijo Espinosa en relación a un viejo conflicto siempre presente en estas negociaciones.

Ese conflicto está referido a la diferenciación que los países en desarrollo exigen a los desarrollados a la hora de que estos últimos asuman más responsabilidades en mitigación y financiación como principales causantes del cambio climático.

Una entrevista de Caty Arévalo para la Agencia EFE.

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