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Meritxell Arús.
Meritxell Arús.

La pobreza energética se ha convertido en un problema importante en Europa. A pesar de que no existe una definición oficial, el término se refiere a aquellas personas que no pueden pagar el precio de la energía necesaria para calefacción, luz y electricidad básicas en sus hogares.

A pesar de que ha habido múltiples iniciativas por parte de organizaciones, países y empresas, se calcula que entre 50 y 125 millones de personas en Europa sufren este problema, lo que repercute en su salud y en su bienestar. Además, la pobreza energética también afecta al medio ambiente y a la economía mundial. Hoy más que nunca se necesitan fórmulas que reviertan esta situación.

Según un análisis, las personas que gastan más del 10% de sus ingresos en calefacción para su hogar, viven en condiciones de pobreza energética. Esto se debe principalmente a una combinación de bajos ingresos, altos precios de la energía y un bajo rendimiento energético de los hogares.

Las principales víctimas de la pobreza energética son los hogares con bajos ingresos, a los cuales a menudo les resulta difícil pagar las facturas de la electricidad. Sin embargo, este fenómeno también puede afectar a los hogares de clase media. La ADEME (la Agencia Francesa del medio Ambiente y de la Energía) ha identificado el siguiente perfil de franceses que no pueden pagar sus facturas de calefacción:

  • Casi el 60% forman parte de los hogares más pobres del país
  • El 10% son familias monoparentales con hijos
  • El 46% son personas que viven solas, a menudo ancianos
  • El 62% son propietarios, a menudo ancianos con hogares que necesitan reformas
  • El 65% vive en el centro de ciudades
  • El 36% viven en viviendas construidas antes de 1975. Impacto en la salud, la sociedad y el medioambiente

Esta situación puede repercutir enormemente en la salud y el bienestar de las personas. Según un estudio del Marmot Review Team (Institute of Health Equity), la pobreza energética provoca un aumento de la mortalidad en invierno, un mayor riesgo para algunas enfermedades (problemas de circulación sanguínea, problemas respiratorios como el asma, reumatismo o gripe, entre otros), y también efectos sobre la salud mental, destacando el riesgo de ansiedad y depresión.

Además, un aislamiento deficiente de la vivienda, combinado con una calefacción inadecuada, produce una mayor emisión de gases de efecto invernadero y consume más energía en el hogar. Dado que el uso de energía en las viviendas representa un tercio de las emisiones de CO2 en Europa, se puede deducir el significativo impacto que eso comporta para el medio ambiente.

Según organizaciones como ADEME, cada año más y más personas sufren pobreza energética, hasta un 40% desde 2009. Muchas de las medidas implementadas por ONGs y Administraciones Públicas son más curativas que preventivas y no abordan las causas subyacentes de la pobreza energética.

Actualmente existen algunas ayudas para la reducción de la factura eléctrica y se han puesto en marcha iniciativas para reducir el precio de la energía en países europeos como Francia, Inglaterra, Bélgica y España. Algunos gobiernos han implementado medidas preventivas que permiten a los hogares renovar su vivienda, como en Francia, Gran Bretaña, Suecia.

Por su parte, como agente clave en el sector energético, Schneider Electric se ha implicado en esta problemática con diferentes iniciativas de formación, asistencia y acompañamiento.

Además, Schneider Electric colabora con la ONG Ashoka en el programa “Social Innovation to Tackle Fuel Poverty”, cuyo objetivo es mejorar las condiciones de vida de millones de personas en situación desfavorecida en Europa. El programa quiere  identificar y apoyar anualmente entre 15 y 20 iniciativas innovadoras de emprendedores sociales, enfocadas a combatir la pobreza energética. El programa se lleva a cabo simultáneamente en Alemania, Grecia, Italia, Portugal y España. Los proyectos seleccionados cuentan con formación, seguimiento y apoyo personalizado y especializado de doce semanas, por un total de 300 horas de sesiones de tutoría dedicadas, para elaborar una estrategia empresarial eficaz y sostenible.

La pobreza energética es un problema difícil de entender y medir, pero es sin duda un reto a afrontar en muchos países, tanto por lo que representa para los hogares más pobres, como por sus efectos ambientales. El uso sostenible y eficiente de la energía puede ayudar a superar la pobreza energética a la vez que se impulsa el desarrollo social y económico con nuevas iniciativas.

_Meritxell Arús es directora de Comunicación y RSC de Schneider Electric España _

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