El presidente del Principado, Javier Fernández, y la patronal asturiana han coincidido en alertar de la “crítica” situación que afronta la industria regional ante una transición energética que, si no atiende a plazos, inversiones y alternativas que eviten destruir la competitividad de una economía “débil”, puede llevar al sector “a una quiebra drástica”.
Fernández, al igual que el presidente de FADE, Belarmino Feito, ha situado el proceso de descarbonización impulsado en la UE como el principal riesgo que afronta una industria como la asturiana, que representa el 23 por ciento del PIB regional y que viene de perder en la última década casi uno de cada cuatro empleos.
Durante el acto de clausura de la asamblea de la patronal asturiana, uno de los últimos a los que Fernández asistirá como presidente del Principado, ha admitido que combatir el calentamiento global es “un imperativo moral y una fuente de oportunidades”.
No obstante, el jefe del Ejecutivo ha señalado que “la falta de paciencia o la presión ideológica puede llevar a un sobreesfuerzo a la actual generación y condicionar gravemente el bienestar económico y social de determinados territorios”.
Así, ha expuesto que Asturias y su industria “con muy vulnerables a esta cuestión”, tanto por las emisiones directas de dióxido de carbono como por su “sensibilidad” a un precio de la electricidad que en España es, “con certeza, uno de los más distorsionados”, por las subvenciones cruzadas y por el sistema impositivo.
Por ello ha vuelto a reclamar “un ritmo de sustitución de las energías fósiles que permita la combinación económicamente más eficiente y socialmente menos costosa” con el objetivo de contar con “un tiempo pautado que evite esa quiebra drástica que deje atrás a territorios, empresas y personas”.
“Cuando viajen por el centro de Asturias, recorran la comarca de Avilés o se acerquen a Gijón, cuando pasen por cualquier zona fabril, fíjense en lo que tienen a la vista. Eso es lo que está en juego”, ha subrayado.
Los riesgos que una transición energética exprés suponen para Asturias figuran también en el documento que FADE ha presentado en su asamblea con sus propuestas para el futuro Gobierno regional en el que advierte de que las políticas diseñadas en este ámbito pueden “dinamitar aún más las posibilidades de creación de riqueza”.
Para la patronal asturiana, es “crítico” conseguir el objetivo de que esa transición ase acople a las necesidades del tejido industrial dado que no hacerlo “puede suponer un parón adicional, y de gran impacto social, para una economía ya débil, y que lleva siendo débil más de una década de forma ininterrumpida”.
Su impacto, advierte FADE, “será más amplio de lo que podría parecer” dado que de las cinco centrales térmicas de carbón activas en Asturias, solo dos seguirían operativas en 2020 y todas ellas estarían cerradas en 2030 lo que supondrán perder más de mil empleos directos y varios miles indirectos a los que se añadirían los 11.500 que se suprimirían sólo en el sector del transporte.
“Gravando las emisiones y encareciendo la producción industrial frente a economías sin ningún tipo de restricción ambiental ni de escrúpulo sólo vamos a conseguir cargarnos la industria europea en beneficio de quienes más contaminan”, ha señalado Feito tras advertir de que se están rompiendo las bases del libre mercado.
Para FADE, la propuesta de transición energética del Gobierno central “no responde” a las necesidades de Asturias, que requiere de un plan “singular y adaptado” a las mismas y que solo se aborde ese proceso si se pueden asegurar nuevas oportunidades de negocio y una neutralidad para que la industria asturiana pueda competir y crecer.
1 comentario
Pues si quiebran, a cerrar tocan.
El pueblo asturiano votó alegremente PSOE con sus planes y tendrá que asumir sus consecuencias.