El expresidente de Cataluña, Carles Puigdemont, tenía previsto tomar el control de las centrales nucleares como parte de su plan tras declarar la independencia.
Los documentos con este plan y otros para crear 14 estructuras de Estado, fueron incautados por la Guardia Civil en el despacho del secretario de Hacienda catalán, Lluís Salvadó, uno de los hombres de confianza del vicepresidente catalán, Oriol Junqueras, el pasado 20 de septiembre, cuando se produjo su detención y la de otros trece cargos de la Generalitat encargados de organizar el referéndum del 1 de octubre.
La toma de posesión de las centrales nucleares hubiera dejado a España sin la mitad del actual parque nuclear. En Cataluña hay tres reactores, uno en Vandellós y dos en Ascó, todos en la provincia de Tarragona. En total, la Cataluña independiente se hubiese apoderado de 3.147 MW de potencia de energía base, capaz de generar el 70-80% de la electricidad que consume la región catalana.
Los documentos no van más allá de la voluntad de hacerse con el control de las nucleares, no hay más detalles de una operación de ese calado, que como mínimo debería indemnizar a las propietarias, Endesa e Iberdrola, o al menos alcanzar un acuerdo con las mismas.
Al final, tras la aplicación del artículo 155 estos planes secesionistas se han quedado en eso, solo planes, y las nucleares siguen su normal funcionamiento por parte de las eléctricas en el sistema eléctrico español.
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