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No obstante, por suerte en la sociedad actual también tenemos otras preocupaciones en este sentido y, si ya sabemos que hay gastos que no podremos evitar, como la factura de la luz, nos interesa que ese suministro inevitable ayude a la mejora de nuestro entorno: desde nuestro planeta apostando por energía verde, hasta llegar incluso a poder ayudar a las personas con riesgo de exclusión social. ¿Cómo es esto posible?

Hemos oído hablar mucho de los distintos tipos de energía que existen y lo importante de apostar por la energía renovable o verde: energía eólica, energía solar… Las que no contaminan y son inagotables. Pero, ¿cuántos de nosotros sabemos realmente lo que es la energía social? Seguramente no muchos, porque no es algo común en el mercado.

La energía social hace referencia a un tipo de energía que tiene un valor solidario y que nos permite a todos, gracias a su consumo, ayudar a transformar nuestra sociedad para convertir el mundo en un lugar más justo para todos. Sabemos que no es un concepto común y que, además, todavía no es muy conocido en nuestra vida cotidiana, pero la energía social ya es una realidad en España y puede formar parte de nuestros hogares y, además, aportar beneficios a nuestras empresas. ¿En qué consiste realmente y qué supone para las compañías?

****Aunque actualmente en nuestro país no exista nada más que una comercializadora de luz y gas 100% solidaria y basada en la energía social, es importante que, como ciudadanos y empresarios, sepamos que esta opción existe y que, simplemente con pagar las facturas de luz de nuestras casas y empresas, estaremos contribuyendo a la lucha y construcción de un mundo más justo, apostando por la inclusión social de aquellas personas que se encuentran en situación de vulnerabilidad.

Llegados  a este punto, sabemos que es difícil de creer que apostar por este tipo de energía no tenga un coste extra, pero lo cierto es que no lo tiene. La clave está en que, en este modelo de negocio, basado en la economía social, la comercializadora no cuenta con accionistas entre quienes deba repartir sus beneficios, sino que estos se donarán íntegramente a iniciativas de inclusión social, fomentando además el empleo de personas con discapacidad. Ahora bien, ¿si yo tengo una empresa y decido apostar por esto, además de ayudar a quienes más lo necesitan, me beneficia de algún modo? La respuesta es sí.

Que una empresa apueste por la energía social la beneficia de varias formas, cada cual más importante: en primer lugar, poniendo de manifiesto los valores esenciales y solidarios de la empresa y la satisfacción que esto supone como compañía. En segundo lugar, fomenta el orgullo de pertenencia de los trabajadores al trabajar en una empresa que basa su filosofía en el cumplimiento de los ODS de las Naciones Unidas. Y, en tercer lugar, en el cumplimiento con la Ley General de Discapacidad.

Para aquellas empresas, públicas o privadas, que tienen 50 o más empleados, un requisito imprescindible es cumplir con la Ley General de Discapacidad (LGD) y esto se traduce en que al menos un 2% de su plantilla deben ser personas con algún tipo de discapacidad. Apostando por una comercializadora de energía social que destina sus beneficios a la inclusión laboral de personas con discapacidad, estamos contratando los servicios de un Centro Especial de Empleo y, por tanto, estaremos fomentando la inclusión de las personas con discapacidad en el ámbito laboral.

****En conclusión, apostar por la energía social desde nuestras empresas no solo nos permitirá formar parte de la lucha por construir una sociedad mejor sin tener un gasto extra, sino que además nos ayudará a cumplir con requisitos imprescindibles de nuestra legislación actual.

Ricardo Ruiz es Director General de Juan Energy.

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