El regulador británico del sector energético (Ofgem) impuso hoy una multa de 18 millones de libras (23,22 millones de euros) a Scottish Power, filial de la española Iberdrola, por problemas en su servicio de atención al cliente.
El regulador anunció que la compañía ha aceptado el pago de esa sanción, la tercera mayor que ha impuesto hasta ahora, tras una investigación sobre su sistema de resolución de quejas de los clientes, recepción de llamadas y procesos de facturación.
La compañía afirmó, por su parte, que las deficiencias detectadas se produjeron durante la implementación de un nuevo sistema informático en el que ha invertido 200 millones de libras (258 millones de euros).
"Scottish Power ha trabajado con el Ofgem durante toda esta investigación. Pedimos disculpas sin reservas a aquellos clientes afectados", señaló en un comunicado Neil Clitheroe, responsable de la relación con los consumidores.
"Durante la compleja transición entre sistemas hemos detectado algunos problemas técnicos. Esto llevó a un incremento inaceptable de las quejas y redujo la calidad de nuestro servicio al cliente", admitió Clitheroe.
El regulador precisó que la cuantía de la multa se repartirá entre "clientes vulnerables de Scottish Power" (15 millones de libras o 19,35 millones de euros) y organizaciones con fines benéficos (3 millones de libras o 3,87 millones de euros).
El Ofgem indicó que los "planes de contingencia" de la compañía ante esos problemas técnicos fueron "insuficientes" y "no hizo lo suficiente para proteger a sus clientes".
Ante esos problemas, "muchos consumidores experimentaron tiempos de espera en las llamadas inaceptablemente largos", mientras que más de 300.000 clientes recibieron tarde sus facturas.
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