Repsol ha acelerado su apuesta por la Investigación, Desarrollo e Innovación (I+D+i) en 2020 con unas inversiones en esta actividad de 70 millones de euros en el ejercicio y la presentación de 14 solicitudes de patentes europeas, a pesar del difícil contexto en un año marcado por la crisis por la pandemia mundial del Covid-19.
Esta actividad de investigación y desarrollo tiene un papel destacado en la 'hoja de ruta' del grupo presidido por Antonio Brufau como vía para alcanzar a través de la tecnología y la innovación el objetivo de la neutralidad en carbono en 2050, meta en la que la compañía ha sido pionera en su sector.
En este sentido, a pesar de esa complicada coyuntura por el coronavirus, la energética ha seguido impulsando en 2020 su actividad en esta área, en la que ha invertido más de 380 millones en los últimos cinco ejercicios y en la que prevé en 2021 mantener la misma senda.
En lo que se refiere a las patentes europeas, en 2020 la compañía incrementó su actividad, con la solicitud de 14, frente a las 11 que había presentado en 2019.
Este aumento de la empresa en este área contrasta con la caída en el año del número de solicitudes de patentes de España, que descendieron un 5%, pasando de las 1.885 peticiones de 2019 a 1.791.
Esta clara apuesta por la innovación ha llevado a Repsol a situarse desde hace seis años el grupo de cabeza en el ranking de las compañías españolas con mayor número de solicitudes de patentes europeas -ocupando el séptimo puesto este año- y, entre ellas, la compañía es la primera del sector energético. Desde 2015, la empresa acumula 108 patentes europeas, ocupando el cuarto puesto.
Dentro de las patentes desarrolladas por Repsol el año pasado destacan las enfocadas a proteger las innovaciones realizadas en tecnologías de descarbonización en sus procesos industriales, la producción de hidrógeno renovable a partir de tecnologías de fotoelectrocatálisis, el almacenamiento energético, así como las nuevas composiciones de combustibles, materiales avanzados y los métodos matemáticos de simulación avanzada para la mejora de la eficiencia en las operaciones.
El espíritu innovador esta prácticamente en el ADN de la compañía, que ya en 1944 inauguró su primer centro de I+D. Además, desde 2002, el grupo cuenta en Móstoles con su centro de investigación Repsol Technology Lab, con más 50.000 metros cuadrados construidos y donde 250 científicos e investigadores desarrollando diferentes tecnologías para cada uno de sus negocios.
De esta apuesta por la innovación del grupo dirigido por Josu Jon Imaz han surgido además ejemplos de éxito como el desarrollo de una tecnología propia para la fabricación de óxido de propileno, un producto químico que tiene en la industria multitud de usos como, por ejemplo, en la fabricación de espumas para colchones, materiales aislantes y en pinturas, entre otras, y cuya licencia de fabricación de este producto ha otorgado a terceros bajo su tecnología, obteniendo un rendimiento por ello.
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