Salseo y mal rollo en los Premios de la Energía

Si hay algo por lo que lucho a diario es por que el sector energético esté más unido. Y este jueves no se palpaba eso en la entrega de los Premios de la Energía que organiza el Club Español de la Energía. Y eso que el principal premio fue para el que ha sido el mejor director que haya tenido Enerclub en su historia, nuestro querido Arcadio.

Recibió un sentido homenaje. Eso es lo único prácticamente en lo que se pusieron de acuerdo los más de 200 asistentes a la gala. Merecídisimo homenaje y el premio que lo recogió su familia entera. Esperaba que se levantara todo el salón a aplaudir, pero sólo lo hicimos unos pocos y casi todos éramos periodistas. Allá cada uno.

Esto y la entrega de los premios a los periodistas, -está mejor contado en esta pieza-, fue el único paréntesis de la entrega de premios donde hubo cierta paz y tranquilidad. Pero a más de uno le pitaban los oídos. Los cuchillos sobrevolaban las cabezas con mucha ironía y cierta maldad. A los que no nos van los cuartos en esto, estábamos de espectadores. Mucha sonrisa falsa.

Presencias y ausencias

No faltó nadie, estaba prácticamente representado todo el sector. Desde el Ministerio, con Joan Groizard a la cabeza, hasta la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), con su presidenta Cani Fernández capitaneando el 'Dark Team'.

Por allí estaban directivos de todas las grandes empresas que forman Enerclub, entre ellos destacar a Reynés, Ruiz Tagle, Wetselaar, Vasconcelos, Casas, o el nuevo de Totalenergies que no he tenido tiempo de saberme bien su nombre, además de los presidentes o directores de las principales asociaciones energéticas, Aelec, APPA Renovables, Sedigas y muchas más y los amigos del Consejo de Seguridad Nuclear que se suelen prodigar poco por las fiestas.

Luego ya estábamos los plumillas y los del otro lado de la trinchera, de los equipos de Comunicación, donde todo es armonía.

Susurros

PUM. Sorpresa. "Mira, han venido", susurraban. No precisamente por el CSN, sino más bien por la CNMC. Se palpaba el mal rollo. Dientessss que diría la Pantoja. Saludos cordiales. Eso sí, respeto institucional y poco más. Pero eran el enemigo, pero sin la actuación de Gila.

No fue sóla Cani Fernández. Fue acompañada de su mano derecha en energía, Rocío Prieto, en estos momentos con el cartel puesto de Wanted como principal enemiga del sector. Lo que desconozco es si dan alguna recompensa por entregarla. La rumorología dice que está un poco cansada y que está buscando una salida fuera del regulador. Anda el patio calentito en la institución.

Caras torcidas. Tensión. Demasiada para ser una fiesta. Las habas se están pasando de cocción y eso no es bueno para muchos. Algún intento de acercamiento. Lo hubo. De alguna eléctrica, pero bastante formal. Poca cosa. "¿Para qué?".

La ausencia de Aagesen

También se notó cierto resquemor entre el equipo gubernativo y el regulador. Se ve que no hay sintonía. Se palpó. De la que se libró la vicepresidenta Aagesen que a última hora se tuvo que ir con su colega marroquí y evitó encontrarse con la jefa de la CNMC. Más sonrisas y dientes, "que es lo que les jode", que diría la Pantoja. El buen rollo cínico. Seguro que lo has vivido alguna vez. Quien más y quien menos ha tenido una situación así en la que no te apetece saludar a alguien o compartir mesa con ella.

También estaban por allí algunos ilustres miembros de la casa, de la CNMC o antigua CNE, con cara de circunstancias ante la situación. Perplejos de ver cómo la institución que representaron no vive sus mejores días, ni dentro ni fuera. No hay paz para los malvados.

Incluso para más salseo se echó en falta a Beatriz Corredor, presidenta de Redeia, pero prefirió no acudir a la cita.

Pongan una solución por el bien de todos

Fueron valientes Cani y Rocío al asistir, pero se generó demasiada tensión. Hacía años que no se vivía algo así en la gala de los Premios de la Energía. Normalmente hay más buen rollo que en el día de ayer, son los tiempos que tocan en el sector y uno lo ve y lo cuenta. Y nadie me dirá que no es así. Se acabó el segundo y espantada, casi mejor ni decirnos adiós a ver si la vamos a liar.

Es cierto que hoy hay más buen rollo entre las empresas del sector que el que encuentran las propias compañías con la administración o el regulador. Se habla más bien poco. O mejor dicho, se ven poco las caras. Al final, las empresas hacen piña, aunque no lo parezca. Y eso es porque tienen muchas cosas en común a pesar de los pesares. Y posiblemente un enemigo común. El lado oscuro.

Ahora toca descansar. Llegan las navidades, tiempo para reflexionar y tratar de mejorar de cara a 2026. El sector necesita más únión. Lo digo y he dicho en repetidas ocasiones. Se necesita una buena pensada a todo y en la que participen todos por el bien del país. Lo último que necesita España es este mal rollo. Que se solucione bien y cuanto antes. Seguiremos intentándolo.