El canciller alemán, Olaf Scholz, ha cargado contra las multas contempladas en la normativa europea 'CAFE' contra los fabricantes de automóviles que incumplan con las reglas de emisiones contaminantes, que entrarán en vigor a partir del 1 de enero de 2025 y que van enfocadas hacia la prohibición de la venta de coches de combustión en el bloque comunitario desde 2035.
"El dinero debe permanecer en las empresas para la modernización de su propia industria, de su propia empresa", ha asegurado el líder socialdemócrata alemán, tercero en las encuestas de cara a las elecciones del próximo mes de febrero, por detrás de los conservadores de la CDU y la ultraderecha de 'Alternativa para Alemania'.
Este pasado lunes, el vicecanciller y ministro de Economía, Robert Habeck, dijo estar dispuesto a apoyar la suspensión temporal de multas si los fabricantes de automóviles son capaces de compensar sus límites de emisiones de dióxido de carbono superando sus objetivos en 2026 y 2027, algo que, por el momento, se antoja una patada hacia delante de la aplicación de la normativa comunitaria ante la desaceleración del mercado automovilístico europeo y, en especial, del vehículo eléctrico.
"Nos ceñiremos a los límites y seremos pragmáticos en cuanto a la transición", aseveró Habeck al finalizar una reunión en Berlín con el ministro de Industria italiano, Adolfo Urso, en la que el representante de Roma defendió su posición de suspender la aplicación de la normativa y modificar las políticas climáticas europeas ya que, asume, están dañando gravemente a la industria del bloque.
Las emisiones de los fabricantes
Según la normativa propuesta por la Comisión Europea y aprobada por los Estados miembros, las emisiones medias de los coches nuevos matriculados en 2025 deben ser un 15% inferiores respecto de las de 2021, pero la caída de las ventas de vehículos eléctricos está dificultando la consecución de este objetivo y obligando a los fabricantes a presionar a los poderes públicos para que se flexibilice la futura normativa.
A pesar de una inversión de más de 410.000 millones de euros por parte de la industria en investigación y adaptación de las fábricas al vehículo eléctrico programada hasta 2028, la patronal de los fabricantes alemana (VDA, por sus siglas en alemán) admite que existe una brecha entre los "ambiciosos objetivos" políticos y la realidad del mercado.
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