Las tensiones geopolíticas entre Ucrania y Rusia impedirán una caída generalizada de los precios del gas en Europa, según las previsiones de Bank of America, que espera en general un buen comportamiento de las materias primas para 2022. Así lo han señalado el economista jefe para Europa de Bank of America, Rubén Segura-Cayuela, y el responsable global de análisis de materias primas y derivados de Bank of America, Francisco Blanch, en un encuentro con los medios celebrado este martes. Blanch ha destacado que las materias primas suelen comportarse bien hasta bien entrado el ciclo, y ha reiterado la diferencia entre los precios del gas natural por geografías, ya que en Europa está por encima de los 60 dólares por millón de 'british termal unit'(BTU) mientras que en Estados Unidos se sitúa en torno a los cuatro dólares. Esto equivale a un precio de 360 dólares (319 euros) por barril equivalente de petróleo. Los analistas de la entidad esperan que el gas natural se mantenga en niveles elevados, de entre 25 y 30 dólares por millón de BTU, lo que puede crear un problema "importante" este año. Por su parte, Segura-Cayuela ha llamado la atención sobre el 'shock de desigualdad' que provoca la subida de los precios de la energía, que tiene un fuerte impacto en los consumidores. Bank of America ve un recorrido "importante" para el diésel y la gasolina y mucha presión alcista en el crudo, y considera que la demanda "va a volver", ya que hay que tener en cuenta que la demanda aérea está aún en niveles muy bajos y que Asia aún no ha reabierto los vuelos internacionales. La entidad es más cauta respecto al precio del cobre, ante la debilidad de la economía china, mientras que los metales preciosos implicados en la transición energética tendrán un buen comportamiento. El sector industrial, por su parte, va a serguir fuerte. Actualmente, la pandemia es un riesgo a la baja en las previsiones de Bank of America, frente a otros como las reformas estructurales chinas o los cuellos de botella.
LA TENSIÓN INFLACIONISTA PERSISTE
La tensión inflacionista será persistente, especialmente en el caso de los precios de la energía, y Blanch ha incidido en que esta presión no debería ser una sorpresa ante el nivel de los estímulos que se pusieron en marcha, que han sido cuatro veces superiores a los de la crisis financiera. Para Estados Unidos, Bank of America espera una inflación media del 5,3% para este año y del 2,6% para el que viene, con la inflación subyacente por encima de objetivo "durante mucho tiempo", mientras que para Europa prevé que esta caiga al 2,1% para 2023 con una tasa subyacente inferior al objetivo. En política monetaria, la entidad espera una subida de tipos por parte de la Reserva Federal estadounidense (Fed) al trimestre hasta marzo de 2024, lo que sumaría unas nueve, aunque Blanch y Segura-Cayuela han señalado que esta no es la previsión más agresiva y que podrían llevarse a cabo aún más subidas. Si no se llevan a cabo tantas subidas, es posible que el dólar muestre una mayor debilidad.
ESPAÑA LO HARÁ MEJOR QUE EL RESTO DE LA EUROZONA
España tendrá un mejor comportamiento que el resto de países de la Eurozona en los próximos años, gracias a su plan de recuperación, que le va a ayudar más que a sus vecinos, y porque el país va más rezagado en la recuperación. En concreto, Bank of America espera un crecimiento del 5,7% de media para España en 2022 y del 3,5% en 2023, unas previsiones en las que se incluye la reapertura tardía experimentada por la economía nacional. Ese retraso se debe también a una mayor dependencia de los sectores que se han visto más afectados por la pandemia, según ha señalado Segura-Cayuela, aunque también a una mayor sensibilidad a los precios de la energía y a que el impulso fiscal se quedó corto en 2020 y 2021. No obstante, la entidad ha incidido en que la economía española se mantendrá débil en los primeros meses de 2022 debido a los cuellos de botella y el efecto de la subida de los precios de la energía. Para la economía global, la entidad espera un crecimiento del 4,2% este año y del 3,5% en 2023. Segura-Cayuela ha destacado que la mayoría de países grandes tienen unas previsiones de crecimiento parecidas, aunque son especialmente cautos en cuanto a China.
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