El Pacto Verde anunciado por la nueva presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, quiere que la movilidad sea cada vez más limpia e inteligente. Y no solo quiere apostar por los combustibles alternativos menos contaminantes sino por un sistema de transporte más sostenible: el ferrocarril.
Entre sus medidas se incluyen "iniciativas para aumentar y gestionar mejor la capacidad de los ferrocarriles", un transporte que desde los sectores más ambientalistas siempre han reivindicado para atajar el problema de las emisiones de CO2.
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El sector del transporte genera el 27% de las emisiones de gases de efecto invernadero en la UE. La Estrategia de Movilidad de bajas emisiones de la Comisión, adoptada en 2016, incluye al sector ferroviario, porque sus índices de emisión son, con diferencia, los más bajos de todos los modos de transporte. Por otra parte, el ferrocarril es el único sector del transporte cuyas emisiones globales se reducen , a pesar del aumento del volumen de transporte.
Además, según el Proyecto de Dictamen del Comité Europeo de las Regiones sobre el potencial del ferrocarril, los crecientes movimientos populares, como la «vergüenza de volar» o las huelgas climáticas, pueden contribuir a inducir un cambio modal únicamente si el ferrocarril ofrece una verdadera alternativa a los modos más contaminantes a un precio asequible. Esto depende de las contribuciones de los entes locales y regionales y de las autoridades públicas, pero también de la capacidad del sector de mostrar aún más respeto por el medio ambiente.
De impulsarse, las estaciones de ferrocarril se podrían convertir en auténticos centros neurológicos de las ciudades, según el informe 'Tomorrow's Living Station' elaborado por Network Rail y Arup, una empresa de arquitectura e ingeniería.
El informe explora e identifica el papel que desempeñarán las estaciones ferroviarias en un futuro marcado por el crecimiento imparable de las ciudades y por la transformación del entorno y modo de vida, derivada de las nuevas tecnologías. Propone que se conviertan en un servicio de movilidad eficiente, que esté bien conectada y que sea fácil de usar para así permitir controlar y aprovechar al máximo su tiempo. Por ello, en las próximas décadas, el ferrocarril debe entrar en una nueva era.
Según sus autores, las estaciones de ferrocarril deben convertirse en "estaciones vivientes", y hacen un viaje al futuro donde "la movilidad se ve y se consume como un servicio puerta a puerta sin interrupciones, y la propiedad de activos intensivos en capital, como los automóviles, está disminuyendo. Para cumplir con los objetivos globales de reducción de carbono, los motores eléctricos han reemplazado a los motores de combustión como fuente de energía para muchas de nuestras necesidades de movilidad, reduciendo las emisiones y mejorando la calidad del aire".
"En las próximas décadas, el ferrocarril digital podría estar viviendo su segunda generación, permitiendo servicios muy seguros con una frecuencia al estilo del metro. En combinación con otras innovaciones, como la movilidad sin conductor, el ferrocarril podría ser mucho más interoperable con las opciones bajo demanda y los proveedores de "movilidad como servicio". Eso les daría a los clientes más opciones y que fueran más receptivas. The Living Station podría convertirse en un centro de movilidad".
Además de hermosos espacios públicos, el informe propone que las estaciones puedan ser el núcleo de una red de transporte saludable, donde el ciclismo y caminar hasta ese punto sean opciones fáciles y obvias, que forme parte de un viaje activo a través de un entorno natural. Se espera que las Living Stations proporcionen experiencias de ese estilo, independientemente de su tamaño o ubicación, es decir que siempre proporcionen lugares seguros, saludables y acogedores para reunirse, relajarse y moverse.
En este contexto, se espera que se desarrollen aún más los sistemas de bicicletas compartidas, de vehículos autónomos compartidos e incluso de drones eléctricos de mensajería como parte de su patrón de movimiento diario. Para satisfacer estas expectativas, el informe propone que estas estaciones del futuro puedan incorporar medidas innovadoras en vivienda, en el comercio electrónico, e incluso ofrezca ocio y atención médica, para crear vínculos fáciles y sin problemas entre las cosas que las personas necesitan y las rutas que toman durante su día.
En definitiva, el ferrocarril desempeñará un papel fundamental como núcleo de tránsito, como impulsor del crecimiento inclusivo y sostenible y, en su propuesta, sus estaciones deberán estar ubicadas en el corazón de comunidades saludables, una idea que podría ser bien acogida en la Unión Europea, porque tal y como señala el Dictamen del Comité Europeo de las Regiones, "además de acoger a los pasajeros, las estaciones son transmisores importantes de la cultura y proporcionan una amplia red de divulgación. Por lo tanto, son puntos idóneos para difundir la cultura y brindan oportunidades culturales a un amplio público, contribuyendo así a la calidad de vida y la cohesión social".
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