El presidente de Estados Unidos (EEUU), Donald Trump, ha defendido la guerra arancelaria que ha terminado de desatar esta semana con la imposición generalizada de aranceles, aunque admitido que puede existir un coste previo para la población norteamericana antes de recoger sus frutos.
Convencido de la eficacia de sus medidas, Trump ha asegurado que su administración va a conseguir el retorno de "empleos y negocios como nunca antes se ha visto" en lo que defendió como una "revolución económica".
"Vamos a ganar. Aguantad, porque no va ser fácil, pero el resultado final será histórico", animó el presidente estadounidense.
La guerra comercial
Trump abordó en particular la situación con China, a la que impuso gravámenes del 34 por ciento a sus productos en una medida que fue contestada ayer por Pekín en los mismos términos sobre las importaciones desde Estados Unidos.
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