Europa tiene mala solución. No se sabe si es tarde o no, pero lo que sí se tiene claro es que el Viejo Continente tiene un problema muy grave con su dependencia del gas. Está enganchada al gas. Como si fuese el fentanilo de la transición energética.
El gas es necesario pero necesitas desengancharte de él, o eso es lo que nos quieren hacer ver. A lo mejor no hay que desengancharse y aprender a convivir con él. Quién sabe. El problema es que mientras Europa pretende liderar la transformación económica que supone la transición energética con una sobrerregulación que ahoga. Ya lo dijo Draghi. Pero Europa no aprende.
Los Von der Leyen, Scholz, Macron, Sánchez, etc siguen erre que erre actuando a posteriori. Bastante tarde y eso se convierte en desventaja. Trump y Putin van varios pasos por delante por no decir varios kilómetros.
La última gota ha sido que están trabajando para volver a poner en marcha el gasoducto Nord Stream 2. Ese que prácticamente ni se inauguró y se tuvo que cerrar. Alemania decidió romper con Rusia. Estaba indecisa. Seguía comprando gas a Rusia y eso le inyectaba dinero a Putin. Sus aliados europeos le presionaban para que dejase de hacerlo. Lo hizo y no se preparó para los esfuerzos de terceros países, como España y Francia en suministrarles GNL a través de sus regasificadoras.
Alemania en recesión
La industria alemana lo está pasando muy mal. Su fentanilo, el gas ruso, se había acabado cuando llevaban enganchados demasiados años a él. Alemania comienza a caer en picado. Se dobla como los zombis yonkis. Entra en recesión y ya van dos años y dicen que este 2025 será el tercero. Algo nunca visto desde la II Guerra Mundial.
Y esa recesión se contagia, que es lo peor. Es un veneno que se ha adentrado en el Viejo Continente. Ahora el problema es encontrar una buena solución. Porque soluciones hay, pero ninguna buena para Europa. O eso parece.
Piloto
03/04/2025