En la lucha por suplantar los combustibles fósiles, el Gas Natural Renovable se ha propuesto como un método prudente para descarbonizar el gas natural a base de fósiles. Pero una nueva investigación pinta una imagen diferente: en cualquier escala significativa, es probable que el gas renovable sea intensivo en carbono, según publica la revista Forbes.
Como fuente de combustible con carbono neutro que funciona indistintamente en la infraestructura de hidrocarburos que ya existe, el gas renovable promete una compensación rápida de las emisiones antropogénicas de dióxido de carbono (CO2) del gas fósil sin la necesidad de reconfigurar grandes porciones de nuestro sistema de suministro de energía. Sin embargo una nueva investigación de Georgia Tech señala que, en cualquier escala significativa, es probable que el gas renovable sea más intensivo en carbono que simplemente si se quema.
La promesa del gas renovable tiene sus raíces en el impacto del metano en el calentamiento global comparativamente alto, el ingrediente principal del gas natural. Aunque el CO2 atrae toda la atención, el metano es un gas de efecto invernadero significativamente más potente, con un potencial de calentamiento global aproximadamente 30 veces mayor que el CO2. El metano se genera como un subproducto natural de muchos procesos modernos, desde vertederos hasta el tratamiento de aguas residuales y la agricultura diaria. En estos sistemas, los materiales orgánicos se descomponen por bacterias, generando metano, que generalmente se ha escapado a la atmósfera, contribuyendo al calentamiento global. Si ese metano residual es capturado y utilizado en un motor, calentador de agua, estufa u otro dispositivo normalmente alimentado por gas natural, se evitará el impacto del calentamiento global de las emisiones de metano. Como resultado, el gas renovable en este escenario es carbono negativo.
Esta matemática funciona si el metano capturado es realmente un desperdicio de metano que de otro modo se liberaría a la atmósfera. Dado que la cantidad de metano residual que se ajusta a esta factura es una pequeña fracción de la necesidad, los autores de la nueva investigación argumentan que cualquier estructura que recompense la producción de gas renovable probablemente creará un incentivo para que los productores produzcan más metano “residual” para capturar. Como resultado, cualquier acción para escalar la producción de gas renovable hará que sea cada vez más difícil determinar qué porción producido es el resultado del metano que realmente fue un producto de desecho que de otro modo no habría sido capturado y utilizado. El metano creado a propósito para ser capturado y utilizado como gas renovable no es realmente un desperdicio: si no fuera por el deseo de hacer ese tipo de gas, nunca se habría creado y, por lo tanto, nunca estuvo en riesgo de ser liberado a la atmósfera. Eso significa que una gran cantidad de gas renovable sería, en el mejor de los casos, neutral en carbono.
El resultado es que un sistema diseñado para evitar la liberación de metano residual se convierte en un sistema que filtra el metano fabricado.
La utilización de gas renovable a escala para suplantar cantidades significativas de gas natural aún sería menos intensiva en carbono que el gas natural fósil, pero los autores argumentan que esta puede no ser la mejor estrategia si la meta principal es la reducción de gases de efecto invernadero. Si la descarbonización es la única consideración, el metano residual se utiliza mejor en una antorcha. La red de gas fósil se reemplaza mejor con electrificación, hidrógeno verde u otras soluciones. En comparación con este resultado, el uso de gas renovable en la red de gas es necesariamente más intensivo en carbono.
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