No está el horno para bollos. Ni siquiera para un simple croissant. España se está jugando mucho y parece que no importa. A día de hoy (esa frase de Pedro Sánchez le perseguirá toda la vida) no hay nuevo Gobierno ni se le espera. Todo indica que o el PSOE se abstiene o España se encamina a unas terceras elecciones. Y eso sería nefasto para el país.
No es cuestión de que lo diga Felipe González. Hasta un niño pequeño se daría cuenta de que algo raro pasa cuando ve a sus padres acudir a echar la papeleta en las urnas por tercera vez en menos de 12 meses. Algo no está funcionando bien. Dicen que los nuevos tiempos.
Todo el mundo sabe que unas terceras elecciones serían un desastre. Por poder se pueden dar, pero las consecuencias serían gravísimas. Sin entrar en detalles de que sucedería por tener uno de los tres poderes, el ejecutivo, totalmente paralizado durante un año, y las repercusiones económicas que esto conllevaría, en materia energética el desastre no sería muy inferior porque España podría hacer un ridículo espantoso al no cumplir con los objetivos climáticos de 2020, el archifamoso 20-20-20, es decir, 20% de reducción de emisiones, 20 de eficiencia energética y una cuota del 20% de renovables frente a los datos de 1990.
Si España pierde este 2016 entero, estos objetivos peligran y podría ser uno de los pocos países que no alcanzase el 20-20-20. A día de hoy (lo repito) España se encuentra lejos de registrar esos porcentajes en las tres materias.
En renovables, según datos del Gobierno, España se sitúa alrededor del 17%, mientras que los datos que ofrece la Oficina de Estadística Europea (Eurostat) bajan esa cuota al 14%. Dicen desde el Gobierno que Europa no contabiliza los biocombustibles.
Incluso con el 16%-17% que dice el Gobierno, si no se aprueban medidas en los próximos meses de cara a implantar nuevas renovables, no se llegaría al 20%, por mucho que desde Industria se diga una y otra vez falta muy poco y que se va a cumplir con facilidad.
Es por ello que el Gobierno lleva trabajando varios meses para desarrollar una nueva subasta de renovables para este otoño en la que pretende subastar 3.000 MW de renovables, sobre todo solar fotovoltaica y eólica.
Uno de los objetivos de esta subasta es llegar a tiempo para que estos 3 GW entren en funcionamiento antes de 2020 y se pueda alcanzar el 20%.
Eficiencia
Aun con unas terceras elecciones, si se prepara todo y se dan más megavatios se alcanzaría la cuota sin problema y se llegaría a tiempo siempre y cuando los promotores no tengan problemas a la hora de levantar las plantas.
Otro gallo cantaría con la eficiencia energética. España es uno de los países que menos ha hecho por la eficiencia energética. Prácticamente desde la Administración no se ha impulsado. Solo el famoso Fondo Nacional de Eficiencia Energética, que tiene a las empresas de uñas porque no entienden que tengan que pagar tanto dinero por ello, en vez de implantar ellas mismas las medidas que crean convenientes para su negocio.
A día de hoy el 20% de eficiencia energética es una quimera. Lo que se ha conseguido es por la crisis económica que ha hecho caer la demanda a niveles bastante bajos, pero como la economía crezca a estos ritmos durante los próximos años el 20% de eficiencia energética no se alcanzaría por muchos esfuerzos que haga el sector privado y los consumidores.
Debería haber más esfuerzos e implantar medidas de choque reales como un plan de rehabilitación energética de edificios que hicieran caer drásticamente la demanda.
Emisiones
En cuanto al capítulo de emisiones, el que probablemente sería más fácil de conseguir, también podría verse afectado si no cambia el panorama de los otros dos paradigmas. Implantar medidas para electrificar el transporte es crucial. Para ello se necesita tiempo, y unas terceras elecciones harían perder unos meses muy importantes para ello.
Además, como se vuelva a tener un año como el 2015 climatológicamente hablando, es decir, con calor y aumento de la demanda en verano, y mucho frío en invierno (y escasez de lluvias), las emisiones volverán a subir como el ejercicio pasado por culpa de la mayor quema de carbón.
Está todo el aire. Se ha construido la política energética con pies de barro, y claro, cuando no se cuentan con factores externos como el de unas terceras elecciones, todo lo construido se podría derruir con facilidad.
Es hora de que se forme un Gobierno (del color que sea) y se ponga a trabajar por el bien del país y de todos los conciudadanos. Si no, mal vamos.
Un análisis de Ramón Roca
Randall
01/08/2016