50 años dan para mucho, sobre todo para convertirte en una marca de renombre dentro de un fabricante tan importante como BMW. Nos referimos a BMW Motorsport, la filial deportiva de la firma bávara surgida en 1972 para el mundo de la competición. Pero pronto esta submarca empezó a transferir su tecnología y conocimiento a los modelos de calle lanzando auténticas joyas que perduran en la historia como el M3 E30 (el primero de la dinastía), el M50 E60 con un motor heredado de la Fórmula 1 o el M1 Coupé diseñado por Giugiaro, entre otros.

Toda una historia ligada a la gasolina y a bloques de alto rendimiento que ahora alcanza una nueva dimensión, la eléctrica. Porque como regalo de cumpleaños para todos sus entusiastas, la submarca de alto rendimiento nos regala el que es el primer BMW M eléctrico de la historia: el i4 M50 que nosotros hoy probamos en profundidad en El Periódico de la Energía para saber si las reglas dl juego se han reinventado de manera satisfactoria o no.

Corre, pero en silencio

Todavía nos resulta raro quizá asociar los conceptos BMW y cero emisiones no os voy a engañar pero tampoco lo hago si os digo que esta berlina deportiva es probablemente la mejor que exista en la actualidad, muy por delante del Tesla Model 3 Performance o del Polestar 2. Bastan dos aspectos para entenderlo relacionados con su rendimiento y su dinámica de conducción que se resumirían con una imagen, la misma que podéis ver en la videoprueba que acompaña a estas líneas.

En el momento en el que he hundido mi pie derecho se han puesto en marcha los 544 CV de potencia conjunta que rinden los dos motores que monta este i4 (uno en cada eje) y los casi 800 Nm de par que, como buen eléctrico, son instantáneos pegándonos al asiento como habéis visto. Pero además, registra un 0 a 100 km/h idéntico al del M3 con nada menos que 3,9 segundos pero con un peso 500 kilos más liviano para el de combustión.

Porque como buen eléctrico este i4 M50 ha de arrastrar mucho lastre, 2.300 kilos para ser más exactos que no le impiden, en cambio, ofrecer una dinámica a la altura de cualquier otro M anterior. Cierto es que es un coche menos radical quizá que el M3 porque ofrece un nivel de confort en su suspensión más elevado gracias al reglaje adaptativo. Pero resulta perfecto para cualquier circunstancia, al igual que la puesta a punto del chasis o de la dirección, con un calibrado perfecto.

A destacar igualmente el tacto del freno, más natural incluso que el de algunos otros eléctricos que existen dentro de la firma y que también cuenta con una opción adaptativa que como su nombre indica se adapta a la carretera resultando muy útil para una conducción cotidiana. Sin embargo, si quieres aumentarla solo has de mover la palanca hacia la izquierda para activar el modo B de máxima retención que frena y mucho sin necesidad de pisar el pedal.

Pero ¿y el sonido? ¿Qué pasa con el sonido? Lógicamente al ser un eléctrico vas a carecer de él… o no, porque esto es un M y tiene que sonar. Así que dicho y hecho y el i4 M50 cuenta con el denominado Iconic Sound mediante el cual el compositor Hans Zimmer se cuela en el habitáculo para ofrecernos un sonido melódico que para nada desmerece. Parece una nave espacial pero no incomoda y se adapta perfectamente a la velocidad. No obstante, si quieres lo puedes desconectar pero para ello será mejor parar el coche.

Largo recorrido

La parte de rendimiento el rendimiento con otro punto a tener en cuenta: la autonomía. Ya que este BMW i4 M50 está equipado con una batería de iones de litio de 84 kWh de capacidad bruta (81 netos) con el que homologa una autonomía de 520 km. Es un dato un tanto optimista porque lo hace a razón de 18 kWh/100 km de consumo medio.

Dato que conseguirás ver en escenarios más proclives para los eléctricos como las zonas urbanas y las de baja velocidad, pero no para un purasangre como este i4 M50 Dicho esto, sabe gestionar bastante bien el gasto ya que hemos medido 21 kWh/100 km lo que en resumen te daría para recorrer unos 400 kilómetros aproximadamente, cifra conseguida por nosotros. Pero ojo, si desatas tus instintos más primarios y te lanzas al disfrute y a las curvas, no verás menos de 28 kWh/100 km lo que no te dará para llegar a los 300 km. La ventaja, que este i40 M50 admite cargas de 205 kW lo que supone llenar el 80% en 31 minutos en una toma equivalente mientras que un Tesla Model 3 se queda en los 150 kW aunque también es un vehículo que gestiona mejor el consumo.

Calidad bávara

El hecho de que sea mejor tener el coche en parado para desactivar el comentado Iconic Sounds se debe a que este i4 es el segundo modelo de la firma bávara tras el iX en emplear la BMW Curved display con un cuadro de instrumentos de 12,3 pulgadas y un monitor central de 14,9 en el que se integra el BMW Operating System 8.0 con una nueva interfaz mucho más moderna pero poco intuitiva durante los primeros días de convivencia… como es nuestro caso que solo lo vamos a tener una semana (por desgracia). Propone muchísimos iconos e infinitos submenús que con el tiempo entendemos que acabarán facilitándonos la vida. No obstante, para algunas funciones siempre podemos echar mano del actualizado asistente vocal que responde al comando del “Hey BMW” y con el que podemos interactuar de una manera más natural.

Ya que hablamos del el interior os tengo que decir que este i4 es un BMW de los pies a la cabeza. Destaco sin duda su calidad de construcción, con materiales nobles y ajustes perfectos. Los asientos son una delicia, sobre todo si equipas estos M Sport que cuestan 1.127 euros, con múltiples reglajes y una sujeción excepcional.

Por cierto, por espacio, nada de lo que quejarnos ya que los 2,85 metros de batalla se traducen en una zona trasera apta para adultos incluso en el hueco para la cabeza. Eso sí, como Gran Coupé que es está pensado para dos allí atrás y no para cuatro. El maletero sorprende igualmente cubicar 470 litros a los que se accede mediante un amplio portón. Además, podemos colocar los cables de carga bien en una maletita a la izquierda del mismo o bajo el piso.

Igual pero diferente

Pero esto no es todo del i4 M50 porque hay en el exterior hay más. Lo primero, lo veis a simple vista. Pese a ser un eléctrico luce igual que un M4 Gran Coupé ya que quien históricamente ha realizado diseños excelentes, ¿por qué iba a tener que llamar la atención con siluetas rarunas? Y eso que este i4 hereda la parrilla vertical tan controvertida pero que a mi cada vez me gusta más y que en este caso está carenada. En conjunto tenemos un coche de 4,78 metros con unas proporciones fluidas y elegantes con detalles como las ventanillas sin marco o las tomas de aire laterales.

De esta silueta hay un detalle que merece la pena resaltar y que se coloca en la parte inicial del salpicadero. Hablo del nuevo logo que durante este 2022 lucirán todos los BMW M incluyendo el eléctrico como homenaje a aquella insignia que emplearon sus coches de competición a partir de 1973 y que se trasladó al M1 como primer modelo de calle.

Junto a él, detalles propios de un modelo M como son los paragolpes sobredimensionados, las llantas de aleación de 18, 19 o 20”, los frenos en color azul, las taloneras más prominentes o un difusor específico. Para redondear el conjunto te puedes gastar los 3.000 euros de esta pintura mate tan exclusiva como delicada o los 3.200 euros del paquete exterior carbono que se suman al extensísimo listado de serie que propone y que justifica los 14.600 euros de más que cuesta frente al i4 eDrive40 que ya es un excelente coche pero que no cuenta con ese ADN de competición que llevan inscritas las siglas M. Quizá no suene como un M3 ni como M5 V10 pero este i4 M50 ha demostrado tener todo lo necesario para entrar en el Olimpo de los BMW M históricos. Porque ser el primero además de ser una virtud es todo un desafío.

Galería de imágenes del BMW i4 M50