El caos político que vive Reino Unido con el Brexit está afectando directamente al comercio de los derechos de emisión (EU-ETS), su principal amenaza. En menos de 24 horas el Gobierno de Boris Johnson, que apuntaba a una salida sin acuerdo de la Unión Europea para el 21 de octubre, ha vivido dos vuelcos que crean más incertidumbre aún y esto tiene una repercusión no solo en la gran industria, en las centrales térmicas y en las de ciclo combinado, sino en la factura de la luz del consumidor final.
"La amplia mayoría conseguida en la Cámara de los Comunes británica para obligar por ley a solicitar una prórroga que evite salir sin acuerdo, tendrá su reflejo inmediato en el mercado de derechos, como ocurrió hace dos días, subiendo el precio en unos pocos minutos mientras que poco antes, cuando parecía que triunfaba el Brexit duro, los precios bajaron de los 25 euros/tCO2, para rebotar enseguida porque hay necesidad de comprar derechos", señala José María García Berrendero, corporate trader de Vertis Environmental Finance, consultora especializada en compra y venta de de estos derechos, "y es que en el caso de un Brexit duro el precio del CO2 tendría una fuerte caída pero también es posible que pueda ocurrir que el mercado haya descontado esa salida sin acuerdo y el movimiento no sea tan grande".
"Hay mucha incertidumbre por lo que se espera que el mercado del CO2 viva una alta volatilidad", añade.
Hasta el 31 de octubre el mercado el CO2 seguirá funcionando como hasta ahora pero fluctuando a golpe de decisión política, pero a partir de entonces, si hay un Brexit duro habrá un impacto a la baja de los precios del carbono a corto plazo, ya que las instalaciones británicas con un excedente venderían sus derechos de emisión en el mercado.
La consultora Vertis estima que podría haber un excedente de entre 50 y más de 100 millones de derechos, «sumando los que acumulan desde el pasado y los actuales. Es un rango difícil de calcular porque depende de lo que hagan con ellos».
Si hay un Brexit duro, todas las asignaciones británicas que no se han distribuido para 2019 (asignación gratuita y subasta) no afectarán al mercado y, por lo tanto, no aumentarán la oferta (y el excedente) de asignaciones y reducirán la demanda.
El día de la marmota
El debate sobre el Brexit lleva ya sobre la mesa la friolera de más de dos años y varias fechas de salida así que lo que se está viviendo estos días podría ser un reflejo con lo que ha ido ocurriendo en el pasado, desde la votación del Brexit hasta las posibles salidas que se han barajado.
"Si recordamos lo que ocurrió aquel 23 de junio de 2016, hace más de tres años, cuando Reino Unido celebró el referéndum, prácticamente el sentimiento general era que iba a ganar el no, pero fue justo al contrario", continúa García Berrendero, "y el precio del carbono cayó hasta los 2 euros. Si tenemos en cuenta que entonces el precio rondaba los 5 euros, en proporción, la caída fue enorme".
El gobierno británico ha anunciado que, en el caso de que en el caso de que se produjera un Brexit sin acuerdo, comenzará a aplicar un impuesto a las Emisiones de Carbono a partir del 4 de noviembre de 2019 y todas las instalaciones actualmente incluidas en el EU ETS de Reino Unido tendrían asignadas un valor impositivo basado en la asignación gratuita del mercado europeo. Para todas las instalaciones que reciban asignación gratuita esa cifra se calcularía utilizando la asignación que hubiera recibido la instalación en la fase 3 del EU ETS. La cantidad de emisiones por encima del valor de la asignación se gravarían fiscalmente y las instalaciones deberán realizar un pago anual para cubrir el impuesto adeudado. La tasa para 2019 sería de 16 libras esterlinas por tonelada.
Pero por el momento, la opción del Brexit duro sigue siendo eso, una opción.
Además, Reino Unido ya tiene dos precios del carbono. Uno proviene del Sistema de Comercio de Emisiones de la UE (ETS), el mercado de carbono más grande del mundo y el otro es una copia de seguridad llamada Carbon Price Floor. Lo que sucedería después del Brexit aún está por verse, pero el Committee on Climate Change (CCC) del país recomienda que se mantenga un sistema de comercio de carbono vinculado al ETS de la UE, con, esencialmente, un aumento del precio a medida que se acerque el año 2050 para reflejar el objetivo cero neto y los objetivos provisionales.
En definitiva, la incertidumbre y la volatilidad de los mercados, y no solo del Comercio de Derechos de Emisión, serán las palabras clave de los próximos meses.
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