Política energética  ·  Eléctricas  ·  Mercados

Ya llegan las nuevas tarifas eléctricas, ¿o no?: así es cómo podrían afectar a tu factura de la luz

Ningún comentario

Se supone que el 1 de abril de 2021, por fin, se completaría el cambio de tarifas de electricidad que llevaba muchos años discutiéndose y que comenzó a tomar forma con la publicación, el 24 de enero de 2020, de la Circular 3/2020 de la CNMC por la que se establece la metodología para el cálculo de los peajes de transporte y distribución de electricidad.

Y hablamos de que comenzó a tomar forma porque el cambio en el sistema tarifario engloba muchos más aspectos. Lo que la CNMC estableció en su momento sería el nuevo esquema para los peajes de transporte y distribución de electricidad, que son sólo una parte de los peajes que conocemos hoy en día, que verdaderamente contienen los propios peajes de transporte y distribución de electricidad y lo que se conoce como cargos.

Esta diferenciación entre peajes y cargos fue introducida en la legislación nacional con la Ley del Sector Eléctrico, del año 2013, transponiendo lo recogido en una Directiva Europea del año 2009. Sí, han pasado más de 10 años.

¿Y qué significan estos nuevos peajes de transporte y distribución y los cargos frente al global de peajes que conocemos hoy en día? Muy sencillo, dentro de la amalgama de costes que contiene nuestra factura de electricidad, podemos establecer que:

  • Los peajes de transporte y distribución de electricidad: Son un precio que repercute el coste de las actividades de transporte (desarrollada por Red Eléctrica de España) y distribución (desarrolladas por las tradicionales distribuidoras, cuya razón social y propietarios han ido variando y sus actividades separado, pero que todos conocemos como Iberdrola, Endesa, Fenosa, etc.) de electricidad.
  • Los cargos: Que mayoritariamente cubren el coste de las primas a los antiguos esquemas de retribución a las renovables, cogeneración y residuos (no al de la última subasta convocada este mismo año), las anualidades del déficit de tarifa y parte de los extracostes de la actividad de producción en territorios no peninsulares y cuyo importe total es, aproximadamente, igual al que hay que recuperar para transporte y distribución.
Ahora mismo todavía solamente tenemos un trozo del puzzle

Ahora mismo todavía solamente tenemos un trozo del puzzle, podemos decir que cerca de la mitad, con la metodología para establecer los peajes de transporte y distribución. Y hablamos de la metodología, porque los valores de los mismos todavía no son definitivos. Aunque en su momento a la Circular de la CNMC le acompañó una Memoria con valores de esos peajes, éstos fueron calculados con unos escenarios de estimación de la demanda de energía eléctrica en una situación completamente distinta a esta en la que nos encontramos ahora. En una situación pre-COVID.

Ya sabemos que la pandemia, y las restricciones a la actividad y movilidad que hemos vivido y estamos viviendo, ha afectado considerablemente a la actividad económica y a los hábitos de consumo y producción de hogares, empresas e industrias, reduciendo la cantidad total de energia demandada en el sistema español. Por tanto, en este escenario de menor demanda, un mismo coste que hay que repartir arrojará unos mayores precios globales, con permiso de que la distribución por tarifas pueda provocar puntualmente lo contrario en algunos segmentos. Estos nuevos precios de los peajes de transporte y distribución ya se encuentran publicados en una propuesta de Resolución de la CNMC, pendiente de su publicación en el Boletín Oficial del Estado una vez sean tenidas en consideración las alegaciones recibidas.

En este escenario de menor demanda, un mismo coste que hay que repartir arrojará unos mayores precios globales

Pues bien, para poder ir terminando el puzzle quedan los cargos. Ahora mismo disponemos de una propuesta de metodología (esta vez es turno del Gobierno y no de la CNMC) del verano de 2020 que, inteligentemente, mantendría la misma estructura tarifaria que en su momento estableció la CNMC en su Circular. El precio de los cargos, así mismo, está publicado en una memoria que acompaña a esa propuesta, pero calculados en un escenario pre-COVID.

Dado que la fecha impuesta para la entrada en vigor del nuevo sistema de tarifas de electricidad, después de haber retrasado la fecha inicialmente establecida para Noviembre de 2020, es del 1 de Abril de 2021 (supongo que para que los que nos dediquemos a esto pasemos una Semana Santa que pueda estar a la altura de la del pasado año), y pese a que el Boletín Oficial del Estado no recoja todavía ni de lejos la imagen del puzzle final que nos sirve de guía para ir uniendo las piezas, se han ido estableciendo ya los formatos de intercambio de información entre los agentes implicados, con excepción de los consumidores.

Por ejemplo, los comercializadores se supone que ya saben cómo deberán recibir las medidas, con permiso de unos coeficientes de adaptación propuestos para los contadores que ya se hayan reprogramado y para los que no lo hubieran hecho a la entrada en vigor del nuevo sistema tarifario, y la facturación de los peajes y cargos por parte de las distribuidoras. Otra cosa será que estos formatos de intercambio no vayan a tener errores, para gozo y disfrute de los agentes implicados en el negocio eléctrico.

Pero no se conoce todavía el valor económico de los peajes y cargos y el periodo de pruebas de los ficheros de intercambio ni siquiera ha comenzado. Así mismo, los consumidores todavía no saben exactamente cómo van a recibir la información detallada en la factura, puesto que el contenido mínimo obligatorio para los suministros de menor potencia contratada y el formato obligatorio para las comercializadoras reguladas tampoco está establecido. Podríamos decir que esas serían unas pocas piezas del puzzle que estamos montando, aunque evidentemente determinantes para acabarlo.

No se conoce todavía el valor económico de los peajes y cargos y el periodo de pruebas de los ficheros de intercambio ni siquiera ha comenzado

Tampoco se sabe, por tanto, cómo va a influir el nuevo sistema en los precios finales de la electricidad. Hay dos circunstancias que influirían de forma muy importante en los valores de los cargos que el Gobierno tiene previsto establecer. Son:

  • La propuesta del Fondo Nacional para la Sostenibilidad del Sistema Eléctrico (FNSSE), a través de la cuál parte de los costes que se deben financiar vía cargos se distribuirían progresivamente entre otros productos energéticos, como la gasolina o el gas.
  • El Impuesto sobre el Valor de la Producción de Energía Eléctrica, del 7%, sobre el que se pronunciará la Justicia Europea presumiblemente a principios del mes de marzo. Los ingresos recaudados por este impuesto se utilizan para financiar los costes del sistema.

En caso de que entrase en vigor el FNSSE y desapareciese el Impuesto del 7%, el efecto durante el primer año sería neutro (¿casualidad?). Es decir, lo que pudiesen bajar los cargos por el Fondo podría ser muy similar a lo que pudiesen subir debido a los menores ingresos si se eliminase el impuesto citado. Sin embargo, una situación en la que se tuviese que eliminar el impuesto de forma retroactiva sería catastrófica, ya que habría que devolver a los productores el valor de ese tributo a pasado, cuando realmente su influencia ya se habría trasladado al precio del mercado mayorista (y habría que ver de qué forma se podría regularizar ese beneficio extra)… Y es que, además, estamos muy cerca de volver a la senda del déficit (o directamente ya hemos vuelto, debido a la bajada de la demanda de electricidad) y probablemente veremos un aumento en la parte regulada de la factura.

CÓMO QUEDARÍA MI FACTURA

Con la información de la que disponemos, hemos estimado cuál podría ser el valor de los cargos teniendo en cuenta el descenso en la demanda de electricidad y con los coeficientes establecidos en la última propuesta de cargos, siguiendo la metodología esbozada por el Gobierno, así como otros conceptos variables, como las pérdidas de red, según lo establecido por Red Eléctrica. Todo ello sin contar con el posible nuevo mecanismo del Fondo de Sostenibilidad ni con la, a mi juicio, probable eliminación del impuesto a la generación del 7%.

Con estos datos, que no podemos certificar como definitivos, sí que podemos establecer cómo quedaría la factura de concretarse el cambio en las tarifas según lo propuesto actualmente:

  • En el sector doméstico pasaremos de una tarifa con un periodo de potencia y de uno a tres de energía (habitualmente uno, la tarifa 2.0 A, o dos, la tarifa 2.0 DHS) a una nueva tarifa con dos periodos de potencia y tres de energía (2.0 TD), con un horario diferente. Tomando como referencia un precio fijo relativamente competitivo actual de una tarifa 2.0 A, veríamos una reducción del término fijo de potencia de cerca de un 15% y un aumento del término variable de energía consumida del 5%, aunque con un aumento en el nuevo periodo punta de energía de más de un 50%. El importe global de la factura prácticamente no variaría para un consumidor medio, pero aquellos que consuman más en las horas punta (de 10 a 14h y de 18 a 22h de los días laborables) sí que podrían ver notablemente incrementado su recibo.
En el sector doméstico […] el importe global de la factura prácticamente no variaría para un consumidor medio
  • En las actuales tarifas 3.0 A, propias de pymes, pasaremos de una tarifa con tres periodos de potencia y energía a una nueva tarifa (3.0 TD) con seis periodos de potencia y energía. De nuevo considerando un precio fijo medio actual, podríamos ver una reducción del término de potencia contrada de un 30% y un aumento del término de energía del 10%, con permiso de unos términos de energía en los periodos P1 y P2 del entorno de 150 €/MWh. El importe global de la factura sí que podría bajar muy ligeramente debido al gran descenso en el término fijo.
  • En las tarifas industriales 6.1 A se mantendrán los 6 periodos de potencia y energía, aunque con un calendario diferente (6.1 TD). El término de potencia disminuiría de orden de un 20%, pero el término de energía aumentaría entre un 10-15%, pudiendo aumentar más de un 20% en el periodo P1 de consumo. El resultado global evidentemente dependería del factor de carga, pero en un caso medio podríamos decir que aumentaría el recibo entre un 5 y un 10%.

En caso de suministros dedicados a la recarga de vehículos eléctricos con acceso público se crean dos nuevas tarifas, la 3.0 TDVE y la 6.1 TDVE, donde recaería mucho más peso sobre la parte de energía frente a la de potencia, que pasaría a ser despreciable. Según nuestros cálculos, en el periodo P1 de una tarifa 6.1 TDVE el precio final de energía superaría los 300 €/MWh, haciendo mucho más atractivo el acompañarlo de una instalación de autoconsumo, especialmente en Canarias y Baleares que tienen este periodo durante el verano.

Otros aspectos del nuevo sistema deben analizarse con mucho detalle, como los concernientes a los excesos de potencia, ya que desaparecerían las bonificaciones que tenían algunos suministros en esas facturas en las que demandaban menos potencia que la que tenían contratada y pasaríamos a un escenario en el cual, por definición, sería necesario revisar las potencias contratadas de todos los suministros por parte de los consumidores o sus asesores, ya que habríamos dejado de tener el valor óptimo (en caso de que lo tuviéramos) debido al cambio de horarios.

Los suministros de temporada también deberían revisar su situación futura. Aunque mantendrían los recargos actualmente vigentes hasta la finalización de su contrato actual, tendrían que evaluar en qué meses venían desarrollando su actividad para determinar si el nuevo sistema les supone un ahorro o un sobrecoste.

Por suerte parece que, al menos por el momento, no veríamos las penalizaciones por reactiva capacitiva en los periodos valle, ya que en la Resolución propuesta por la CNMC se establece un valor de cero euros para esas situaciones.

Como hemos visto, el calado del nuevo sistema es enorme y, como quien dice, a un mes de su supuesta entrada en vigor todavía quedan muchos interrogantes y casi todo por publicar en el Boletín Oficial del Estado. Parece que se ha dejado todo para el final o directamente se va a retrasar el nuevo sistema pero todavía no se ha anunciado la decisión. Creo que todos nosotros ahora mismo estamos más pendientes de sobrevivir a la crisis sanitaria y económica en la que nos encontramos que de un nuevo esquema tarifario que, aunque necesario, sí que debería establecerse con el tiempo suficiente para que todos, y especialmente los consumidores, nos podamos adaptar. Entre otros muchos aspectos, quizá sobrecargar el término de energía en los periodos punta deba hacerse con algo más de precaución y gradualidad.

Por parte de Neuro Energía vamos a continuar analizando lo que conocemos a día de hoy del nuevo sistema tarifario en un Webinar dirigido principalmente a comercializadoras de electricidad, a distribuidores y asesores energéticos, que intentaremos que sea lo más participativo posible y donde también mostraremos la herramienta que hemos desarrollado para adaptar los precios actuales al nuevo esquema: https://webinar.neuroenergia.com/

Javier Colón es gerente de la consultora Neuro Energía.

Noticias relacionadas

No hay comentarios

Deja tu comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Todos los campos son obligatorios

Este sitio web está protegido por reCAPTCHA y la Política de privacidad y Términos de servicio de Google aplican.