Acaban de cumplirse seis meses del apagón eléctrico en la Península Ibérica el pasado 28 de abril y recientemente han surgido varias novedades que han vuelto a traer a la actualidad el manido tema.
El primero de ellas fue la publicación a principios de octubre de otro fascículo del informe de ENTSO-E (que es la Red Europea de Gestores de Redes de Transporte de Electricidad).
Lo llamo fascículo porque va haciendo entregas periódicas y, como en las telenovelas, desarrolla algo el tema pero corta el capítulo en lo más interesante. Será para mantener la intriga, digo yo.
Es verdad que dice que el apagón se debió a un episodio de sobretensiones, pero sin señalar directamente a nadie. Aunque todos saben que mantener la estabilidad de la red es función de Red Eléctrica de España, ésta no se da por aludida. No recuerdo si lo había comentado, pero REE es miembro de ENTSO-E.
Tanto es el suspense que ha creado dicho informe y ante la espada de Damocles que representan las ingentes reclamaciones económicas pendientes, que todos los actores involucrados han reaccionado diciendo que les da la razón (REE, la generación tradicional, la generación renovable, …) y que la culpa es de otros.
Una montaña rusa
Ante todas estas expectativas de redención, me gustaría comentar algún punto de dicho informe al que creo no se le ha prestado suficiente atención (o se han hecho lecturas sesgadas).
El primero de ellos es la mención que se hace a las variaciones bruscas de tensión que se dieron en el sistema en el periodo previo al cero energético (principalmente desde las 10:30). Dichas variaciones se parecen a una montaña rusa no apta para cardiacos.
El segundo de dichos puntos es la fuerte desconexión de generación renovable que se dio en los momentos previos al incidente y que provocó el episodio de sobretensiones.
REE alega que dichas desconexiones fueron incorrectas y que, además, frente a la elevación de tensión que se produjo (insistiendo siempre en que dicha subida estaba dentro de los márgenes legales, pero sin decir que en España son considerablemente más permisivos que en el resto de Europa), las centrales convencionales, que debían absorber energía reactiva y bajar la tensión de la red, no actuaron correctamente, no proporcionando el control de tensión adecuado.
¿Desconexión?
Me llama la atención la desconexión incorrecta de centrales, ya que habitualmente se pone el foco en la de grandes centrales. Pero cabe destacar que la primera de las desconexiones que se cita en el informe es la de 525 MW de pequeñas instalaciones repartidas por un círculo tan amplio que llega desde Cádiz hasta Aragón que dejaron de funcionar en menos de un minuto.
Es decir, miles de instalaciones diferentes conectadas en redes de diferentes tensiones de diferentes compañías distribuidoras, con diferentes materiales de diferentes fabricantes. Todas funcionaron mal y se desconectaron cuando no debían. No tenían nada en común, ¿o sí? Únicamente la red de transporte, pero según REE, ésta funcionó correctamente y estuvo dentro de los parámetros correctos.
Respecto a que las centrales convencionales no respondieron correctamente, seguro que no tiene nada que ver con la brusquedad de las variaciones en el valor de la tensión.
Cuando la tensión está baja, dichas centrales deben inyectar energía reactiva en la red y cuando está alta, deben absorberla. Adicionalmente, REE dispone en la red de unos elementos denominados reactancias, que también absorben energía reactiva. En el informe se cita que de las 43 reactancias en la red de transporte que podían haber ayudado a drenar dicho exceso de energía reactiva y bajar la tensión, 30 estaban desconectadas.
Es decir, que REE achaca a las centrales no absorber energía reactiva cuando ella misma, con elementos capaces de hacerlo, no estaba llevando a cabo dicha absorción. Es más, resulta curioso que desde las 12:26 REE realizara maniobras de conexión de 5 de dichos elementos, algunos de los cuales había desconectado apenas 5 ó 6 minutos antes (en lo que parece ser una actuación urgente para disminuir la tensión que unos instantes antes parecía conveniente aumentar).
Nuevas modificaciones
Ante todo esto, resulta preocupante el segundo de los sucesos que comentaba al principio y que es la petición urgente que ha hecho REE a la CNMC de medidas “excepcionales” para modificar de forma temporal (prorrogable, eso sí) de diferentes procedimientos operativos.
¿Para qué son dichas modificaciones? Para poder controlar las variaciones bruscas de tensión. Y eso además de la “operación reforzada” en la que el operador del sistema está metiendo centrales convencionales a mansalva (a pesar de que según REE, antes del apagón su programación de generación era correcta y no faltaban).
Pero a pesar de la urgencia de la solicitud, REE matiza que no hay peligro de un nuevo apagón, que todos los parámetros de la red están bajo control. Vamos, como antes del apagón. Visto lo anterior, no puedo evitar que estas declaraciones me produzcan cierta inquietud. Y algún escalofrío.
Todo ello sugiere que la red no estaba (ni está) controlada sino de viaje en la montaña rusa antes mencionada. Me encanta ir a las ferias con mis hijas y subir en todas las atracciones, pero no así, que marea.
Esperemos que todas estas vueltas que se le están dando al apagón de Abril sirvan para que no tengamos otro a la vuelta de la esquina.
Julio Balana es experto en mercados energéticos del Consejo General de Colegios Oficiales de Ingenieros Industriales
Ant L
03/11/2025