Eléctricas

¡Aquí hay tomate (en el mercado de comercialización británico)!

La semana pasada dejó de operar la comercializadora británica Tomato Energy. Es la segunda comercializadora que quiebra bajo las nuevas reglas del regulador Ofgem

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El pasado miércoles el regulador británico Ofgem anunció el fin de las operaciones de una comercializadora pequeña. Tomato Energy suministraba energía a unos 15.000 clientes residenciales y 8.000 clientes no residenciales.

Bajo la protección del suministrador de último recurso británica, el suministro de energía a los clientes continuará y los saldos de las domiciliaciones de recibos en favor de los clientes seguirán protegidos. Ofgem informó que los clientes de Tomato Energy serían contactados por su nuevo proveedor, que será asignado por éste en cuestión de días.

Tomato Energy fue una de las tres comercializadoras identificadas por Ofgem por incumplir el plazo de aplicación de las nuevas exigencias de capital, establecido por Ofgem para el segundo trimestre del 2025. Ofgem podía multar a las comercializadoras por incumplimiento, e incluso amenazar con revocarles la licencia de suministro. De hecho, el mes pasado, Tomato Energy ya había sido amenazada con una multa de 1,5 millones de libras esterlinas por incumplir las normas.

Las primeras quiebras tras los cambios en exigencias de capital para las comercializadoras

El pasado 1 de abril, y coincidiendo con la entrada de las nuevas tarifas, la comercializadora Rebel Energy dejó de operar, traspasando 90.000 clientes a British Gas. Esta fue la primera quiebra desde que Ofgem introdujese las exigencias de capital, con efecto a partir del 2023 y con un plazo de dos años para que las comercializadoras se adaptasen.

Las nuevas normas obligan a los proveedores a mantener suficiente capital, en forma de activos netos ajustados, para absorber impactos como, por ejemplo, subidas repentinas de los precios mayoristas. Ofgem estableció un objetivo de aproximadamente 115 libras esterlinas de activos netos ajustados por cliente de gas y electricidad para los proveedores.

La justificación de estas medidas es que las empresas suministradoras cuenten con un colchón financiero, en lugar de depender de la solvencia de los clientes o estar expuestas a la volatilidad del mercado mayorista. Los suministradores también deberán proteger los fondos vinculados a obligaciones ambientales para que estos no corran riesgo si el suministrador incumple.

Estas estrictas normas tienen una justificación histórica. Entre marzo del 2020 y febrero del 2022, 4,66 millones de clientes británicos se vieron afectados por las quiebras de numerosas comercializadoras, provocadas por la volatilidad en los precios mayoristas y exacerbadas por la existencia de precios máximos en las facturas.

Las caídas en márgenes y volúmenes también afectan a las grandes comercializadoras

La actual debilidad de la demanda eléctrica está afectando, no sólo a las pequeñas comercializadoras, sino también a las grandes, que están viendo caída de márgenes y volúmenes.

La mayor comercializadora del país, Centrica, anunció el pasado mes de julio una caída del Ebitda del 9% en su división de clientes residenciales en los primeros seis meses del ejercicio que comenzó el mes de abril. La empresa gasista consiguió compensar parte de esta caída con una recuperación en el Ebitda del área de comercialización de clientes de pequeñas y medianas empresas. Centrica venía de una caída del 60% interanual de su Ebitda en clientes residenciales en el Reino Unido para todo el ejercicio 2024, dentro de un proceso de normalización de márgenes.

Iberdrola también está sufriendo la presión en márgenes y volúmenes. En los primeros nueve meses, el grupo español anunció una caída interanual del 24,8% del Ebitda de su división de generación y comercialización en el Reino Unido, en moneda local y excluyendo plusvalía por la venta de su negocio de contadores digitales. Aparte de una menor disponibilidad de recursos eólicos y precios eléctricos más bajos, Iberdrola justificó esta caída por un menor Ebitda del negocio de comercialización debido a precios decrecientes y caída en volúmenes.

En enero de 2020, meses antes del comienzo de la pandemia del COVID, el gigante eléctrico SSE decidió vender todo su negocio de comercialización a la suministradora OVO por 500 millones de libras esterlinas, traspasando una cartera de 5 millones de clientes y todo el personal de esta división. Las buenas decisiones empresariales no tienen precio.

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