El ministro austríaco de Exteriores, Sebastian Kurz, ha insinuado que Arabia Saudí podría lograr la retirada de Viena de la sede de la OPEP si se cierra el centro interreligioso Rey Abdalá (KAICIID), una opción que estudia el gobierno de la república alpina.
La advertencia aparece en un informe especial del democristiano Kurz del que Efe ha obtenido una copia.
El documento, elaborado por el ministerio de Exteriores a petición del canciller federal, el socialdemócrata Werner Faymann, analiza las opciones que tiene Austria de salirse del citado centro y al mismo tiempo cerrarlo, como ha propuesto el jefe del Gobierno.
Según Kurz, Austria arriesga una serie de consecuencias negativas no sólo para las relaciones económicas y políticas con la región árabe, sino también para su prestigio como sede de organizaciones internacionales.
"Al embajador austríaco en Arabia Saudí le han presentado ya posibles consecuencias", se afirma en el informe en alusión al posible cierre en Viena del KAICIID, el controvertido Centro Internacional para el Diálogo Interreligioso Rey Abdalá bin Abdulaziz.
"Tampoco se descartan consecuencias en otras organizaciones internacionales que tienen su sede en Austria. Una retirada de la OPEP, por ejemplo, o del Fondo de la OPEP para el desarrollo Internacional (OFID), dañaría a Austria como sede y tendría considerables consecuencias económicas", se añade.
Tanto en la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) como en el Fondo de la OPEP para el Desarrollo Internacional (OFID), el reino wahabí, como mayor exportador mundial de crudo, es el miembro más influyente.
Fundada en 1960 en Bagdad, la OPEP estableció su primera sede en Ginebra (Suiza), pero en 1965 la trasladó a Viena, por lo que lleva medio siglo celebrando aquí sus reuniones para decidir el nivel de su oferta de crudo e influir así en "los petroprecios".
Arabia Saudí es uno de sus cinco miembros fundadores, junto a Venezuela, Irán, Irak y Kuwait. Hoy pertenecen también Ecuador, Angola, Argelia, Catar, Emiratos Árabes Unidos, Libia y Nigeria.
Todos ellos deberían dar su apoyo a Riad para el eventual traslado del secretariado a otro país, ya que los estatutos de la organización exigen el consenso para cualquier decisión.
Los países de la OPEP sufren ahora una fuerte disminución de sus ingresos debido al desplome de los "petroprecios" y a pesar de que muchos de ellos quieren reducir la oferta conjunta para recuperarlos, hasta ahora falta el consenso requerido para tomar una decisión.
En su última reunión a fines de noviembre pasado, el acuerdo por el que se mantuvo sin cambios la cuota conjunta de producción en 30 millones de barriles de crudo al día.
Fue precisamente Arabia Saudí el que se negó rotundamente a cerrar sus grifos, y abogó por defender la participación del grupo en el mercado a costa de un crudo barato.
El KAICIID es una institución que, financiada por Arabia Saudí y apoyada políticamente por Austria, España y el Vaticano, ha desatado críticas desde su apertura, en noviembre de 2012.
En Austria, la polémica surgida primero desde la oposición política, ha ido subiendo de tono hasta incluir a los partidos de gobierno.
Faymann se ha convertido en uno de los mayores oponentes y cuestiona el sentido mismo de la existencia del centro, al ver escasas la posibilidad de que Arabia Saudí pueda promover un diálogo interreligioso e intercultural al tiempo que oprime a los activistas por la libertad de expresión.
España es junto con Austria y el Vaticano uno de los patrocinadores políticos del KAICIID que, con su sede en pleno centro de Viena, se creó con el objetivo de fomentar el diálogo entre las diferentes religiones y culturas del mundo.
Financiado hasta ahora con unos 15 millones de euros por parte de Riad, en su junta directiva hay representantes del islam, el judaísmo, el hinduismo o el budismo, además de las diversas ramas del cristianismo.
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