El no acuerdo de los países miembros de la OPEP de rebajar su producción hará estragos en el sector petrolero. No hay quien baje del burro al mayor exportador de crudo del mundo, Arabia Saudí. El objetivo es claro: quitarse competencia de en medio. En el último año ya ha conseguido hacer bastante daño a todo el sector, pero Arabia no quiere ser el único que se moje para arreglar la situación de algunos socios de la OPEP.
El Reino Saudí no quiere ser el único que rebaje la producción. Quiere que otros grandes productores, léase EEUU y Rusia, también rebajen su producción, y mientras no haya acuerdo con los no miembros de la OPEP, no habrá solución. Así se lo ha hecho saber el ministro del Petróleo de Arabia Saudí a sus colegas de cártel. Y claro, salta la bomba, esperada, pero salta. No hay cambios en la política de la OPEP y se mantienen los niveles de producción, incluso se aumentan un poco hasta los 31,5 millones de barriles diarios.
Además, Arabia Saudí ha sacado pecho ante sus socios con menor peso. Les ha dicho que no tienen problemas financieros con el precio del crudo tan bajo, incluso podría aguantar un crudo a 30 dólares el barril, o menos.
Eso ha sacado de sus casillas a los representantes de Venezuela, Ecuador, incluso a alguno de sus socios árabes, que ya están sufriendo en sus cuentas un petróleo a 40 dólares. La reunión de este viernes ha mostrado muchas diferencias entre los países miembros y la división en el cártel es más que evidente. Llevan ya mucho tiempo sin ponerse de acuerdo, y a Arabia Saudí no hay quien le baje de su posición.
"Creemos que Arabia Saudí mantendrá el curso, forzando a la producción con los mayores costes a que salgan del mercado", sostiene el analista del sector Jay Hatfield ala agencia EFE.
Se ha cumplido más de un año desde que Arabia Saudí declarase la guerra al fracking y los precios del petróleo se desplomaran. Esta situación del mercado ha trastocado a todo el sector petrolero, que está en una fase de ajuste sin precedentes. Todas las petroleras del mundo, las más grandes y las más pequeñas se han reestructurado. Muchos proyectos de exploración y producción se han aparcado. No hay dinero. Los ingresos han caído a niveles insospechados. Y claro, ahora toca apretarse el cinturón. El sector está paralizado. Arabia Saudí ha creado una moratoria en el sector.
Pero las compañías no son las únicas que han sufrido. Grandes productores como EEUU, Rusia o Noruega están pasando malos momentos. La industria del fracking de EEUU se ha deshinchado bastante. Para muestra un botón. O dos. Según la firma Baker Hughes, que revisa semanalmente el dato de plataformas petrolíferas en funcionamiento, la semana pasada hubo diez plataformas de petróleo menos que la semana anterior, hasta la cifra de 545.
Si se tiene en cuenta que, por esta época, cuando el precio del West Texas estaba 67 dólares, había 1.575 plataformas petrolíferas operando en Estados Unidos, el triple de las que hay ahora, el dato indica cómo se está comportando el sector. En la cuenca de Eagle Ford, una de las mayores de Estados Unidos en cuanto al petróleo que se saca de rocas de esquisto, hay actualmente 73 plataformas activas, pero hace un año para estas fechas eran 206.
Es cierto que el fracking se ha puesto las pilas y se ha hecho más competitivo. Ha tenido que adelantar cinco años sus planes y atajar directamente los problemas. Algunas cuencas han sabido salir adelante y sacar nuevos proyectos, pero mucha buena parte de la industria no ha aguantado un precio tan bajo durante tanto tiempo.
En Rusia tienen un gravísimo problema. Los gastos de este país se sufragan en buena parte de los ingresos procedentes del petróleo. Y ahora las cuentas no cuadran. Aguanta el tirón gracias al gas, pero mantener el gasto armamentístico es imposible con un petróleo a 40 dólares. Para conseguirlo, necesitaría estar a niveles de 90-100 dólares, dicen los expertos.
Y Noruega, el rey del petróleo europeo tampoco ha aguantado. Su fondo petrolero ha perdido dinero a espuertas. Su dependencia del crudo es altísima. Los ingresos procedentes de la ventas del petróleo del Mar del Norte no ha sido suficiente para mantener el gasto social y el país ha tenido que tirar del fondo soberano, de la hucha de oro negro.
Pero el sector petrolero no es el único que se verá perjudicado por esta división en la OPEP. Los daños colaterales son numerosos, y habría que dedicar muchas líneas para explicarlo todo, pero desde luego, en la guerra de la energía, un crudo barato hará retrasar el superdesarrollo de las energías renovables o el auge del coche eléctrico. Repito, retrasar. Es muy complicado competir contra un petróleo a 40 dólares.
Además, se espera que el precio caiga aun más tras la decisión de hoy. Algunos analistas hablan de que en los próximos días se verá el West Texas en niveles de los 35 dólares, o incluso bajar hasta los 30 dólares. Y en el caso del Brent, estar por debajo de los 40 dólares.
Si esto sucediese, la crisis en el sector sería de extraordinarias proporciones.
Alejandro
05/12/2015