La caída de los precios del crudo ha obligado al Gobierno saudí a reducir los subsidios a los combustibles y a aumentar el precio de la energía y del agua, en un intento de reducir el déficit público, que en 2016 alcanzará una cifra récord para este rico reino petrolero.
El economista saudí, Zaid al Ubaid, explicó a Efe que las medidas anunciadas ayer por Riad "afectan en primer lugar a los comercios e industrias, porque estos sectores son los que consumen la mayor cantidad de combustible y no pagan impuestos".
Según Al Ubaid, el Ejecutivo no ha eliminado del todo los subsidios, sino que ha reducido los privilegios de los que gozan las instalaciones comerciales e industriales, principalmente.
Riad anunció ayer un aumento considerable del precio de todos los combustibles, desde la gasolina hasta el gas y el aceite, algunos de los cuales se han encarecido en un 50 por ciento.
Por ejemplo, la gasolina de 95 octanos aumentó de 0,60 riales a 0,90 (0,24 dólares o 0,21 euros).
Gracias al encarecimiento de la gasolina y el diesel, el Estado recaudará 16.200 millones riales (4.320 millones de dólares o 3.950 millones de euros), según un estudio elaborado por el diario saudí Al Iqtisadiya (El Económico).
Pero, en opinión del analista consultado por Efe, los combustibles siguen siendo "baratos" después de esta subida, en comparación con otros países petroleros.
"No es lógico que los combustibles cuesten menos que el agua embotellada, tal y como ocurría anteriormente", subrayó.
Al Ubaid explicó que las nuevas medidas acabarán con la venta ilegal de combustible a países vecinos y el consumo irracional a nivel local.
El Centro de Eficiencia Energética en Arabia Saudí calcula que más de 12 millones de vehículos recorren las carreteras del país y consumen diariamente 811.000 barriles de petróleo, lo que supone un 23% del consumo nacional total de energía.
En 2014, una treintena de empresas saudíes vendieron de forma ilegal un total de seis millones de litros de combustible industrial, por un valor estimado de 96 millones de dólares o 88 millones de euros.
Por otra parte, Al Ubaid señaló que "el aumento en los precios de la electricidad y el agua no va a afectar a los hogares, salvo si su consumo alcanza niveles altos, lo que significa que se aplicará solamente a las viviendas grandes", supuestamente de más poder adquisitivo.
Mientras, el analista Ashraf Hifzi dijo a Efe que el incremento no va a tener un gran impacto en las clases media y baja del país, ya que el Estado seguirá subsidiando algunos suministros básicos como el trigo y el arroz.
Hifzi precisó que, por ejemplo, el precio de las bombonas de gas para consumo doméstico no subirá, aunque sí lo hará el del gas para uso industrial.
Por su parte, el ministro saudí de Agua y Electricidad, Abdalá al Hasín, aseguró en un comunicado que el 87 por ciento de las facturas de luz no se verán afectadas por la subida de precios.
El diario Al Iqtisadiya estima que el Gobierno invierte hasta 90.000 millones de dólares (82.500 millones de euros) en subsidios, una parte destacada del gasto público, que en 2015 alcanzó 975.000 millones de riales (260.000 millones de dólares ó 236.000 millones de euros).
Por ello, las autoridades desean racionalizar los gastos de la Administración pública en 2016, incluidos los salarios de los funcionarios, que representan cerca del 50 por ciento del presupuesto.
Según Hifzi, la decisión de reducir los subsidios llega tarde y, al mismo tiempo, consideró que el Gobierno debería imponer impuestos progresivos sobre el consumo individual, así como aumentar el precio de los combustibles, siguiendo el ejemplo de Noruega, país rico en petróleo.
"Ajustar los precios es una decisión valiente pese a su impopularidad y con el tiempo los ciudadanos serán conscientes del impacto positivo en la economía del país", aseguró el analista.
Riad anunció ayer su intención de reducir el gasto público en unos 135.000 millones de riales, para limitar de esta forma el déficit en 2016, que se calcula que será de unos 326.000 millones de riales (87.000 millones de dólares ó 79.000 millones de euros).
Pero el rey Salman Bin Abdelaziz aseguró en un discurso a la nación que el Estado no va a comprometer "los intereses del ciudadano" en esta revisión y reestructuración del gasto.
Aún así, el monarca consideró necesarias estas reformas para hacer frente a los "retos" futuros, en primer lugar diversificar las fuentes de ingresos del Estado más allá del petróleo.
Arabia Saudí ha mantenido en 2015 y mantendrá en 2016 un gasto público elevado, pese al hundimiento del precio del barril desde agosto de 2014.
Un reportaje de Suliman al Asad para la Agencia EFE.
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