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Bélgica y Alemania pactan inspecciones nucleares recíprocas

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Central nuclear de Doel, en Bélgica. FOTO: Wikimedia

Representantes de Alemania y Bélgica han acordado llevar a cabo inspecciones recíprocas en sus centrales nucleares, después de que Berlín haya trasladado a Bruselas su preocupación por la polémica puesta en funcionamiento de dos centrales en las que se descubrieron microfisuras.

"Me siento tranquila por el momento, ahora vamos a ver", ha dicho la ministra alemana de Medioambiente, Barbara Hendricks, tras reunirse con su homóloga belga, Marie Christine Marghem, y con el titular de Interior de Bélgica, Jan Jambon, en Bruselas, según la agencia Belga.

Las citadas revisiones seguirán la estela de las que ya se realizan con Francia desde hace tiempo y llegan unas semanas después de que Bélgica acordara esta misma medida con Holanda.

También se creará un grupo de trabajo para intercambiar de manera regular datos sobre las centrales de Bélgica y Alemania, mientras se trabajará sobre más medidas para reforzar la cooperación en torno a las centrales fronterizas.

El encuentro, que ha sido acompañado por las protestas de activistas frente a la sede ministerial donde se ha llevado a cabo, se ha centrado en la decisión del Gobierno belga de poner en marcha de nuevo los reactores Doel 3 y Tihange 2, que fueron detenidos en 2012 después de que se les detectaran microfisuras.

Tras varios análisis, el Gobierno ha dado luz verde a su reapertura, una decisión que ha causado polémica dentro del propio país, así como inquietud entre los socios vecinos como Holanda, Luxemburgo y Alemania.

Además, el Ejecutivo liderado por Charles Michel ha planteado prolongar la vida de varios reactores que acumulan más de 40 años.

En paralelo a la reunión, la organización civil Avaaz ha presentado hoy 750.000 firmas recogidas digitalmente que piden un "estudio de impacto apropiado sobre varias centrales nucleares belgas en situación de riesgo", según un comunicado.

Varios de los activistas se han manifestado frente al ministerio vestidos con trajes de protección nuclear, para mostrar su rechazo al que consideran que podría suponer el próximo "Chernóbil" en Europa, en referencia al grave accidente ocurrido en 1986 en esa planta atómica de Ucrania.

"La decisión de Bélgica de volver a poner en marcha sus reactores nucleares antiguos y fisurados sin demostrar antes que no crean riesgos es irresponsable y peligrosa, y podría resultar mortal", afirmó Christoph Schott, de Avaaz.

Schott consideró que las inspecciones recíprocas son "una primera etapa importante", pero advirtió de que hasta que éstas se lleven a cabo, "Bélgica está jugando con la vida de los ciudadanos europeos".

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