La Comisión Europea ha dado un paso decisivo para desatascar uno de los mayores cuellos de botella de la transición energética: las crecientes colas para acceder a los nudos de la red eléctrica. Con la nueva Guía para conexiones eficientes y rápidas a la red, que formará parte del Paquete Europeo de Redes, Bruselas quiere cortar de raíz el acaparamiento de capacidad por parte de proyectos especulativos, mejorar la transparencia sobre el estado real de la red y obligar a los países a modernizar unos procedimientos que, en muchos casos, se han quedado obsoletos ante el auge de la electrificación.
La Comisión advierte de que la situación es crítica. Al menos 16 Estados miembros sufren ya retrasos significativos para obtener un punto de conexión, con proyectos que pueden esperar años antes de poder inyectar o consumir energía. El resultado es un freno directo al crecimiento económico, a la digitalización y a los objetivos climáticos, que dependen de desplegar renovables y electrificar transporte, industria y climatización.
Origen múltiple del problema
El origen del problema es múltiple, según el diagnóstico comunitario. Por un lado, la planificación de las redes no está evolucionando al ritmo de la demanda: construir nueva infraestructura puede llevar entre cuatro y diez años, mientras que los proyectos de generación o consumo intensivo se desarrollan en apenas dos o tres. A esto se suma la lentitud de los permisos, la falta de componentes y la escasez de mano de obra especializada.
Otro factor clave es la opacidad. Bruselas señala que muchos desarrolladores desconocen dónde existe realmente capacidad disponible, lo que multiplica las solicitudes en zonas ya saturadas y genera una falsa percepción de escasez. La Comisión quiere que todos los operadores publiquen mapas detallados y actualizados de capacidad —incluyendo la ocupada, la reservada y la futura— y que cada Estado miembro unifique esta información en una plataforma digital de acceso simple.
Pero quizá el aspecto más sensible del documento es el ataque frontal a las solicitudes especulativas y al uso ineficiente de la capacidad reservada. En países como Eslovaquia, hasta la mitad de la capacidad bloqueada no llega nunca a utilizarse. Bruselas reclama combatir el “acaparamiento” con depósitos económicos no reembolsables, criterios estrictos de madurez de los proyectos y sistemas de “primero el preparado, no el primero en llegar”, que permitan adelantar en la cola a quienes demuestren avances reales. También propone establecer hitos obligatorios: si un proyecto no progresa, perderá el puesto o incluso la conexión asignada.
Abandonar la regla del 'first come, first served'
La guía abre además la puerta a abandonar la regla tradicional del "first come, first served" en zonas congestionadas. A juicio de la Comisión, los países pueden —y en algunos casos deben— priorizar proyectos según criterios transparentes y no discriminatorios, como su contribución a aliviar la congestión, su impacto climático, su función social o su utilidad para la seguridad nacional. Países como los Países Bajos o Francia ya experimentan con sistemas de priorización y vías rápidas para sectores estratégicos.
La Comisión también promueve el uso generalizado de conexiones flexibles, que permiten a un usuario aceptar limitaciones temporales a cambio de conectarse antes y pagar menos. Esta fórmula, combinada con almacenamiento, autoconsumo o gestión inteligente de la demanda, puede desbloquear capacidad de forma casi inmediata sin esperar a refuerzos de red.
Bruselas subraya que todas estas medidas deben ir acompañadas de una digitalización completa de los procesos de conexión, desde las solicitudes hasta el seguimiento de los expedientes, así como de una mayor observabilidad de la red a través de contadores inteligentes y sistemas avanzados de gestión.
La advertencia final de la Comisión es clara: si los Estados miembros no actúan con rapidez, la congestión de la red amenazará los objetivos del Pacto Industrial Limpio y la meta de neutralidad climática para 2050. Aunque las mejoras estructurales requieren tiempo, Bruselas insiste en que existe un amplio conjunto de medidas de “bajo arrepentimiento” que pueden aplicarse de inmediato para acelerar las conexiones y garantizar que la transición energética no se vea frenada por un atasco burocrático y técnico en los nudos de la red.
IMM
24/11/2025