La Comisión Europea (CE) ha recomendado este martes que se fije un objetivo de reducción neta de las emisiones de gases de efecto invernadero del 90% respecto a los niveles de 1990, de acuerdo con los dictámenes científicos, un planteamiento que rebaja la ambición política de Bruselas de establecer un objetivo vinculante y que deja la decisión legislativa al Ejecutivo comunitario que surja de las próximas elecciones europeas.
Bruselas recomienda una reducción del 90% de las emisiones de efecto invernadero de la UE en 2040
La recomendación supone el inicio de un debate político y de un diálogo abierto con todas las partes interesadas en el proceso
Esta recomendación supone el inicio de un debate político y de un diálogo abierto con todas las partes interesadas en el proceso y se basa en una evaluación de impacto sobre las posibles vías para alcanzar el objetivo acordado de que la UE sea climáticamente neutra en 2050.
Las emisiones en la UE
La recomendación de la Comisión también establece una serie de condiciones políticas necesarias para alcanzar el objetivo de reducción del 90%, entre las que se incluye la plena aplicación del marco acordado para reducir en un 55% las emisiones en 2030, garantizar la competitividad de la industria europea, la igualdad de condiciones con los socios internacionales y un diálogo estratégico sobre el marco posterior a 2030 que cuente con la industria y el sector agrícola.
Los comisarios de Pacto Verde y Acción Climática de la UE, Maros Sefcovic y Wopke Hoekstra, respectivamente, ya defendieron este nuevo objetivo climático para 2040 en sus comparecencias ante el Parlamento Europeo, en línea con las recomendaciones que publicó el pasado julio el Consejo Asesor Científico Europeo sobre el Cambio Climático.
Precisamente, dichas recomendaciones científicas, así como los anteriores borradores de la Comisión sobre la comunicación presentada este jueves, incluían la necesidad de reducir las emisiones del sector agrícola y acabar con las subvenciones a los combustibles fósiles, según critican organizaciones como Greenpeace, que lamentan que ambos objetivos estén ausentes en el nuevo texto.
No obstante, las recomendaciones de Bruselas sí reconocen la necesidad de una "mayor reducción de emisiones en la agricultura" y apuntan que "con las políticas y el apoyo adecuados, el sector agrícola puede también desempeñar un papel en la transición, garantizando al mismo tiempo una producción suficiente de alimentos en Europa, asegurando unos ingresos justos y prestando otros servicios vitales, como mejorar la capacidad de los suelos y los bosques para almacenar más carbono".
El Ejecutivo comunitario quiere que el Pacto Verde se convierta en el Pacto de la Descarbonización Industrial y destaca que el marco político posterior a 2030 será una oportunidad para seguir desarrollando políticas sociales e industriales que garanticen la transición hacia el abandono de los combustibles fósiles.
En 2040, se prevé que el consumo de combustibles fósiles para energía se reduciría aproximadamente un 80% en comparación con 2021. El carbón se eliminará progresivamente, mientras que el petróleo en el transporte (por carretera, marítimo y aviación) representaría alrededor del 60% de los usos energéticos restantes de los combustibles fósiles, al tiempo que deberá garantizar que cualquier combustión de combustibles fósiles restante se contrarreste lo antes posible con la captura y el almacenamiento de carbono.
Captura y almacenamiento de carbono
De cara a lograr el objetivo de reducir las emisiones en un 90%, la Comisión ha ofrecido este martes una serie de directrices sobre el modo en que la captura y almacenamiento de carbono pueden contribuir a alcanzar la neutralidad climática en 2050.
En la ley para una industria de cero emisiones, Bruselas propuso que la UE desarrolle al menos 50 millones de toneladas anuales de capacidad de almacenamiento de CO2 para 2030, pero según la evaluación de impacto, esta cifra tendrá que aumentar hasta unos 280 millones de toneladas en 2040.
En base a ello, la Comisión iniciará los trabajos preparatorios de un posible futuro paquete normativo sobre transporte y almacenamiento de CO2, en el que se estudiarán cuestiones como la estructura del mercado y los costes, el acceso de terceros, las normas de calidad o los incentivos a la inversión en nuevas infraestructuras.
También evaluará los volúmenes de CO2 que deben eliminarse directamente de la atmósfera para cumplir los objetivos de reducción de emisiones de la UE para 2040 y 2050, y examinará las medidas necesarias para alcanzarlos, lo que incluirá una evaluación del modo en que las absorciones y el almacenamiento permanente podrían contabilizarse en el marco del Régimen Comunitario de Comercio de Derechos de Emisión (RCCDE).
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