A la petrolera Cepsa no le salen las cuentas. Su refinería de Santa Cruz de Tenerife lleva dos años parada, lo que le supone unas pérdidas anuales de 40 millones de euros. Una de las razones está en los estrictos controles medioambientales que ha impuesto el gobierno canario.
La Refinería de Cepsa en la capital tinerfeña se construyó en lo que antaño era la salida sur de la ciudad, pero hoy está dentro de ella, lo que empeora aún más su posible puesta en marcha. El cerca de millón de metros cuadrados que en la actualidad ocupa la industria podría ser objeto de deseo de otros sectores, pero los informes señalan que su funcionamiento provocaba contaminación en el entorno. En 2009 el Ayuntamiento encargó un estudio a la Universidad de Santiago de Compostela donde se desvelaron elevados niveles de toxicidad en el aire de la ciudad que afectaban sobre todo al área suroeste de la ciudad.
Por eso, el vicepresidente y CEO de Cepsa, Pedro Miró, ha explicado que la compañía está abierta a seguir buscando "la mejor solución" para esta refinería de Tenerife, que lleva acumulada unas pérdidas de 80 millones de euros.
Por el momento, la principal consecuencia de su estancamiento es la reducción de la plantilla hasta la mitad y la transformación de las instalaciones en un lugar de almacenamiento y distribución de carburantes.
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