El nuevo Informe sobre Pobreza Energética de ACA (Asociación de Ciencias Ambientales) señala que en estos dos últimos años ha aumentado en un 22% los hogares incapaces de mantener una temperatura adecuada. Y pese a que se está despertando la conciencia en Administraciones Públicas, compañías eléctricas y la mayoría de las fuerzas políticas, lo cierto es que falta todavía mucho por hacer.
En el año 2014 más de 5 millones de españoles se declaraban incapaces de calentar sus hogares en invierno, y para ACA, está “lejos de solucionarse el problema”. Además, según explica Sergio Tirado, coordinador académico del informe, “nos enfrentamos a una realidad muy compleja porque los hogares han bajado su consumo energético no porque sean más sostenibles o hayan mejorado sus ratios de eficiencia, sino porque ante la pregunta de su nivel de confort, los hogares más vulnerables lo perciben por debajo del resto, lo que señala que aún hay más pobreza de la que hemos podido medir”.
Medidas políticas
Es indudable que la pobreza energética ha calado y se ha incluido de algún modo en los programas electorales de los partidos políticos. El PP es el único que no prevé medidas para ‘impedir cortes de suministro a familias vulnerables’, aunque dice que cambiará el bono social. Debe ser por eso que este pasado miércoles, 13 de abril, se quedó solo votando en contra de la primera proposición de ley de Podemos, conocida como Ley 25, donde se incluye un Plan de Rescate Energético para ayudar a pagar la electricidad y el gas a quienes tienen menos recursos y para impedir el corte del suministro a los hogares vulnerables.
Una Ley que podría seguir su curso y entrar en vigor pero que se quedará en tierra de nadie si no hay acuerdo para la investidura antes del 2 de mayo.
“La gravedad del problema sigue siendo exactamente igual que años atrás”, nos comenta Juan López de Uralde, diputado de Podemos, “y hasta ahora las familias han podido aguantar por el colchón de las pensiones de sus mayores, pero son las compañías eléctricas y las administraciones públicas las que tienen que poner en marcha medidas para dar una solución”.
“Si el Partido Popular quiere solucionar la pobreza energética, aún en funciones como está ahora, puede, con un Real Decreto, pero ni lo ha hecho en esta legislatura pasada ni lo va a hacer ahora”, advierte Rubén Sánchez, portavoz de FACUA, “hasta que no haya un nuevo gobierno, no se moverá nada, y encima las administraciones autonómicas se les ha maniatado tras anular el Tribunal Constitucional el decreto de pobreza energética de Cataluña”.
Diferencias territoriales
Rubén Sánchez sabe de lo que habla, porque la pobreza energética no afecta a todo el territorio por igual. Las cuatro regiones más afectadas son, tanto en 2007 como en 2014, Andalucía, Castilla-La Mancha, Extremadura y Murcia. Por su parte, las que muestran una vulnerabilidad menor son País Vasco, Principado de Asturias y Comunidad de Madrid.
Pero no todo son malas noticias. Algunas de las compañías eléctricas están llegando a acuerdos a nivel regional y local. Como ejemplo está el pacto entre Endesa, Iberdrola y Gas Natural con la Comunidad Valenciana para combatir esta problemática o los acuerdos entre Endesa y los Gobiernos de Aragón y Baleares para que nadie se quede sin luz ni gas en el invierno. También Iberdrola ha hecho sus deberes, y extiende a Castilla La Mancha sus convenios en esta materia.
Seguimos nuestro periplo y encontramos que la Comunidad de Madrid estableció en diciembre pasado junto con Iberdrola, Gas Natural Fenosa y Endesa un sistema para impedir que las familias sin recursos sufran cortes de suministros.
Ya a nivel local, Endesa ha llegado a acuerdos con ciudades tan importantes como Barcelona, Sevilla, Zaragoza y Huesca, además de federaciones de municipios como el canario Fecam, e Ibedrola ha hecho lo propio con Bilbao y Valencia.
Mientras eléctricas y administraciones regionales y municipales se despiertan y se ponen manos a la obra, la política en clave nacional sigue paralizada y por lo visto por los mismos. Ya va siendo hora de cambiar el chip.
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