¿Cómo funcionan las tecnologías Power-to-X?

P2X, P2Y, PtG, PtL, energía a gas ... Estos términos algo crípticos representan procesos de conversión de energía que se pueden utilizar para almacenar energía excedente de fuentes renovables y ayudar a cumplir los objetivos climáticos. Pero si realmente reducirán las emisiones depende de muchos factores diferentes.

Según cuental el portal Euractiv, los detractores de las energías renovables a menudo señalan que son fuentes intermitentes de electricidad: los paneles solares y las turbinas eólicas necesitan luz solar o vientos fuertes para generar energía a plena capacidad. Esta es la razón por la cual almacenar la producción excedente de electricidad en momentos de alta producción se considera clave para estabilizar la producción de energía renovable. Y las tecnologías Power-to-X (PtX) podrían ser la solución adecuada para hacer esto.

PtX: una tecnología de almacenamiento

Detrás de Power-to-X (PtX o P2X) hay varias tecnologías de conversión de energía que se pueden usar para almacenar los excedentes de energía de fuentes de energía renovables.

P significa energía, mientras que X representa el tipo de energía en la que se convierte el excedente de electricidad (gases, líquidos o calor) para el almacenamiento. Estos se conocen como energía a gas (PtG), energía a calor (PtH) o energía a líquido (PtL). Mientras tanto, la Y en P2Y representa los posibles usos finales de la energía así obtenida.

Los investigadores y los políticos atribuyen especial atención al proceso en el que la electricidad se convierte en gas hidrógeno. Esta es PtG, donde el hidrógeno se obtiene al dividir el agua en oxígeno e hidrógeno mediante electrólisis.

Si bien la mayor parte del hidrógeno hoy en día se produce a partir de gas natural, un combustible fósil que emite CO2 cuando se quema, ese proceso puede hacerse casi completamente libre de emisiones utilizando electricidad renovable como fuente. El hidrógeno producido artificialmente podría garantizar que la industria del gas se vuelva ecológica en el futuro.

Además, también podría usarse para calefacción, propulsión de aviones o barcos, o incluso para procesarlo en combustibles como el diésel sintético o la gasolina (e-fuel).

Problemas

El problema principal es que convertir la electricidad en hidrógeno implica pérdidas de energía. Y el proceso es tan limpio como la electricidad que se está utilizando para producir hidrógeno en primer lugar. En el peor de los casos, un automóvil que funciona con hidrógeno obtenido de la electricidad a base de carbón probablemente terminará contaminando más que un automóvil de gasolina o diesel.

Es por eso que los ambientalistas están pidiendo salvaguardas para garantizar que la promoción del hidrógeno producido artificialmente no termine dañando el medio ambiente.

Pero su crítica no termina aquí. A menudo, el hidrógeno se convierte en metano sintético, o gas natural, que puede inyectarse directamente en la red de gas para su uso en procesos industriales. Sin embargo, esto requiere agregar CO2 al hidrógeno. Y en la actualidad, ese CO2 se obtiene principalmente de combustibles fósiles como el carbón, el petróleo crudo o el gas natural.

Las alternativas verdes existen en teoría, pero ninguna es realmente satisfactoria o madura todavía. La producción de CO2 a base de madera, por ejemplo, no se considera sostenible porque causa deforestación. Y aunque succionar CO2 del aire es concebible en teoría, la tecnología, conocida como captura directa de aire o DAC, aún no está lo suficientemente avanzada.

Por lo tanto, las organizaciones ambientales están pidiendo reglas claras para monitorear los productos PtX importados para garantizar que se obtengan de fuentes sostenibles.

"No debemos cometer los mismos errores con PtX que con los biocombustibles", dijo Peter Kasten del Öko-Institut. "Solo se deben promover las tecnologías PtX que reducen las emisiones de gases de efecto invernadero", agregó.

Al principio, los biocombustibles se celebraron como una solución para reducir las emisiones de carbono de la gasolina y el diésel. Pero los responsables políticos en Europa dejaron de promocionarlos cuando surgió que podrían causar deforestación en lugares como Malasia, contribuyendo a la inseguridad alimentaria mundial.

Fuente: Euractiv.