Se ha extendido el nerviosismo en la fábrica de palas de Vestas en Daimiel, Ciudad Real, después de ver como la compañía anunciaba el cierre de la planta de nacelles de León en cuestión de dos meses. La desconfianza reina entre los trabajadores.
Se han aplicado el refrán 'cuando veas a tu vecino las barbas cortar' desde que hace diez días la gerencia de la fábrica se fue reuniendo con ellos por turnos para anunciarles que no iban a renovarse los contratos temporales. Según contó ayer este diario de fuentes sindicales la cifra alcanzaría los 400 empleados, sin embargo fuentes de la empresa aseguran que solo se les dijo a los trabajadores eventuales que serían "algunos", ****pero sin conocer cuál era el número exacto de las personas que se iban a la calle, ni quiénes eran y tampoco sin saber por qué se hacía "por tandas". Incertidumbre total.
Cabe recordar que casi la mitad de los trabajadores de Daimiel son temporales de una bolsa de empleo de 700-800 personas que van rotando según las necesidades de trabajo, de ahí la trascendencia de esta reducción de la plantilla justo en el mismo momento del cierre de la planta de León.
La gerencia de la fábrica se ha apresurado a aclarar que la no-renovación de los contratos eventuales se debía al retraso de la llegada de un componente de la pala para la máquina V150 y que no querían "tener a la gente en duda de esta situación". También ha aprovechado para anunciarles que "se estaba trabajando" para traer "más producción de V126 antes de final de año, algo que gracias a nuestro esfuerzo ha sucedido finalmente para el beneficio de todos".
Sin embargo, la falta de transparencia y concreción ha sido el perfecto caldo de cultivo para generar desconfianza y suspicacia. Se estaba repitiendo la historia de la fábrica de León. Allí el conflicto había comenzado de la misma manera. Primero anunciando el fin de los contratos de algunos temporales, después el de todos los eventuales y finalmente el ERE de extinción junto con el cierre de las instalaciones. Y solo dos meses después de que la compañía asegurara que "no se iba a cerrar".
La realidad es que los eventuales no saben cuándo van a volver. No solo porque no tienen fecha definida sino también porque ya les han dicho que no necesitarán a todos ellos en cuanto se reanuden las producciones. La compañía les dijo ayer "que la mayoría de ellos volverían, según nuestras estimaciones, en 2019 con el arranque de la nueva pala", pero sin precisar en qué mes del próximo año.
Esa nueva pala de la que habla la dirección de la fábrica es la puesta en marcha de una nueva línea de producción de palas más modernas y potentes que podrían dar el empujón que necesita la fábrica para asegurarse su futuro y convertirlas en referentes de producción para Europa, tal y como se comprometió la dirección de Vestas con el Ministerio de Transición Ecológica en su reunión del pasado 3 de septiembre.
Según fuentes oficiales de la compañía, "no se va a renovar a algunos trabajadores temporales, pero se espera que luego se vuelva a contratar a bastantes con el cambio de producción de la pala".
En el día de hoy se ha convocado una reunión con todos los trabajadores para explicarles la situación de la fábrica, su futuro laboral y el de la planta. ¿Se despejarán las dudas?
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