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Sara Pizzinato
Sara Pizzinato

Hoy es el día Mundial del Medio Ambiente, un día para celebrar el asombroso planeta en el que vivimos y del que somos parte. Celebrar el agua, que forma el 70% de nuestros cuerpos, los alimentos de los que vivimos y la energía gracias a la que disfrutamos de una buena vida. Ojalá fuera un día de reconciliación: vivimos un doloroso desgarro con la naturaleza, cuyo mayor síntoma, el cambio climático, desplazó, solo el año pasado, a más de 23 millones de personas por primera vez como consecuencia de fenómenos meteorológicos extremos. Millones de personas con su maleta de pobreza y de injusticias sociales. Entre ellas, son las mujeres las que más sufren los impactos del cambio climático y la marginación económica, social y política al quedar excluidas de toda toma de decisiones.

Pero quiero dedicar este día, junto a las mujeres víctimas del cambio climático, a aquellas que en la adversidad se han convertido en defensoras de otra forma de ver las cosas.

Hablo, por ejemplo, de las 125 abuelas que están llevando a los tribunales al Gobierno suizo por no reducir lo suficiente las emisiones de gases de efecto invernadero y, de esta manera, pone en peligro la supervivencia de sus nietas y nietos.

También hablo de las ocho familias europeas que están haciendo lo mismo con la Unión Europea. Personas que viviendo ya los impactos del cambio del clima en sus vidas, casas, cultura y actividades económicas, hacen lo que la política no se ve capaz de hacer: cuidar de los derechos fundamentales de sus familias y de las futuras generaciones.

Lo más interesante es que, con tanto talento de mujeres en el mundo de la energía, estamos en condiciones de pasar de víctimas a protagonistas de un nuevo modelo energético que cuide a las personas y al planeta.

Como mujeres y hombres de la energía, tenemos una enorme oportunidad y responsabilidad porque tenemos que conseguir que personas que nunca se han preocupado de la energía pasen a cooperar para pensar un nuevo modelo que deje de contraponer el derecho universal a la salud y el del acceso a la energía.

Quién ocupe los despachos del nuevo Gobierno tendrá que tener en cuenta que también son parte de la realidad aquellas verdades que no caben en la factura eléctrica. En esas realidades escondidas están, en su mayoría, mujeres capaces y expertas en el difícil arte de la economía real y de saber para qué realmente necesitamos energía.

Se acerca una oportunidad en este sentido. El nuevo Gobierno puede materializar dos de sus lemas: una transición energética justa y la igualdad. ¿Habrá por primera vez una ministra mujer que pueda encarrilar con decisión un cambio de modelo productivo y energético hacia el 100% renovables de forma inclusiva y sin dejar atrás a nadie? En breve lo sabremos.

Habrá que prestar atención ya que la persona que capitanee el nuevo ministerio al cargo de la transición energética tendrá rápidamente dos oportunidades de marcar diferencia: el Consejo europeo de energía del 11 de junio en el que defender verdadera ambición en renovables y promover la democratización de la energía; y la discusión de la Proposición de Ley de Autoconsumo en el Parlamento español. Ambas apuntan a abrir el sector de la energía a más personas. Esencial para incorporar esa mitad de la población que aún casi no ha hablado y, juntas, crear un nuevo modelo energético que haga inevitablemente obsoleto el existente.

¡Feliz día del Medio Ambiente!

Sara Pizzinato, responsable de la campaña de energías renovables de Greenpeace.

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